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Monday, August 1, 2016

Decisiones y acciones: El proceso de construcción del futuro

Por: David Ricardo Murcia Sánchez
Docente de Cátedra
Investigador del Centro de Análisis Político
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo
Universidad EAFIT

En una inspiradora columna de opinión la profesora Maria-Alejandra Gonzalez-Perez llama la atención sobre la necesidad de pasar de las decisiones a las acciones (31 de Julio de 2016). Con ello evocando la dificultad que enfrenta el mundo contemporáneo de grandes pactos por el desarrollo, para enfrentar la subida del terrorismo expresado no sólo en las oleadas de violencia homicida en el mundo; también y, como correlato necesario, en las medidas de contingencia que muchos gobiernos están tomando para poder ofrecer seguridad a su ciudadanía, produciendo un giro a la derecha que atenta con las garantías ciudadanas que, al menos en Europa, se habían consolidado con el nuevo mileno. Con ello se levanta desde las tierras bajas del norte europeo (Holanda, Bélgica y Dinamarca) un populismo proteccionista y nacionalista que deja una sombra en el resto del Antiguo Continente, una sombra que sirve de aliciente, entre otros, al lepenismo francés (Meier, 08 de diciembre de 2015).

El problema surge en el contraste de las nuevas agendas de desarrollo que evoca la profesora Gonzalez-Perez, como los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), con su trabajo por construcción de un concepto universal de humanidad y de desarrollo conjunto y las tensiones políticas de la convivencia entre extraños. Ante un escenario así descrito, nos tomamos con una explicación clásica de la filosofía y ciencia políticas en la cual se plantea que debido a las diferencias insuperables que representas las unidades civilizacionales del mundo contemporáneo (Huntington, 1996), se producen choques que se comportan según la lógica de la deshumanización del enemigo político, produciendo un enemigo absoluto: aquel a quien no puedo resistir y tengo que acabar (Schwab, 1987). Dinámica cada vez más necesaria y agónica, en la media en que Europa se ha convertido en un crisol en el que chocan de manera constante Occidente y el Mundo Musulmán.

No obstante, esta explicación palidece en simplificaciones, no sólo sociológicas y politológicas, sino filosóficas y teóricas. Los vicios del primer orden se evidencian en cuanto este tipo de posturas unifican las voluntades políticas y culturales de amplios territorios en macro-conflictos que pueden perder de vista sucesos micro-sociales que expliquen la irrupción de la violencia: no se puede reproducir la tesis mediática de que los lobos solitarios, que se declaran radicales islámicos 15 u 8 días antes de sus actos, son expresiones claras de la confrontación cultural. El caso es claro con los perpetradores de los actos en La Florida y Niza, para quienes no hay manera clara de probar una vinculación prolongada con el denominado estado islámico. En el caso de la discoteca en Orlando, se presume que las causales del desafortunado incidente fueron más relacionadas con procesos psicológicos que con una guerra santa (ElPais.com.uy, 6 de julio de 2016).

Por otra parte, debemos considerar las flaquezas teóricas y filosóficas de suponer que ante el encuentro con el Otro sólo tengo como salida la confrontación beligerante y en caso extremo la exterminación. En principio, el teórico de lo político, Carl Schmitt, deja en claro que para la relación política con el Otro no es necesaria la existencia fenoménica de la guerra, sólo su posibilidad lógica (2009). En otras palabras, para la existencia de lo político la relación con lo ajeno del otro implica la posibilidad de enfrentarse con él en la guerra, pero sólo como momento último y agónico de la yuxtaposición de las dos afirmaciones exigencias colectivas; como lo deja en claro Jerónimo Molina (2016), en su revisión de la obra de Julien Freund.

Otro aspecto a tener en cuenta es que, más allá de las teorías políticas del enemigo, la filosófica política contemporánea ha buscado un cambio discursivo entre la otredad y la alteridad. En el primer caso el otro es aquel que me afirma en cuanto no soy, ni puedo ser él: una afirmación de la unidad política mediante la diferencia. En el segundo caso, la alteridad implica el proceso de construcción de una nueva unidad dinamizada por la unión de los contrarios en una nueva existencia: afirmación por complementariedad (Reinhard, 2010).

En este tránsito discursivo para poder pensar un relacionamiento político entre contrarios, puede llegar a caerse, como indica Kenneth Reinhard (2010), en una negación de la otredad, esto quiere decir del enemigo, como expresión de lo político. Así, filósofos como Badiou (2004) o Rosenzwieg (1985) pueden negarse a aceptar la posibilidad real y dolorosa de la enemistad absoluta. Pero con ello no proscriben la violencia del mundo. El atinente escrito de Reinhard (2010), muestra esta eterna doble posibilidad en su mayor crudeza, las relaciones políticas pueden construirse de forma diferenciada: otredad, o de forma complementaria: alteridad, según sea la capacidad del sujeto, en este caso sujeto político de vincularse con la realidad: trauma-represión o liberación-generación respectivamente. En punto último, es una decisión de los sujetos políticos tanto individuales como colectivos, que se perfora en dinámicas sociales de manera in-mediata, que no automática[1].

En este punto aparece de nuevo la necesidad que proyectaba la profesora Gonzalez-Perez de pasar de la decisión a la acción (31 de Julio de 2016). De pasar de planes para la construcción de una buena convivencia, a la generación de dinámicas que la realicen. Proceso en que el individuo, debe realizar una concientización de Otro como complemento a su existencia desde la diferencia y no una reproducción de discursos absolutos y oblicuos que satanicen la otredad.

Enfrentamos una disyuntiva que se renueva constantemente, como en su época lo dijo José Medina Echeverría (1976), que se suscita por cómo queremos vivir y se detona la respuesta a qué estamos dispuestos a hacer para construir un mejor escenario de futuro. 



Referencias


Badiou, A. (2004) Theoretical writings. New York: Continuum.
ElPais.com.uy. (6 de julio de 2016). Omar Mateen a su esposa: "Soy gay, me odio, por eso estoy haciendo esto". Disponible en: http://bit.ly/29otIsv.
Gónzalez-Pérez, M. A. (31 de Julio de 2016). Avances y reversas en los procesos de humanización: De las decisiones a las acciones. Dinero.co. Disponible en: http://bit.ly/2atUpfJ.
Huntington, S. (1996). The clash of civilizations and the remaking of world order. New York: Simon & Schuster. ISBN 0-684-81164-2
Medina Echeverría, J. (1976). Latin America in the possible scenarios of Détente. CEPAL REVIEW, second half of 1976, 9-92.
Meier, B. (31 de Julio de 2016). Europa: los efectos del giro a la derecha. Dw.com. Disponible en: http://bit.ly/2am5AIo.
Molina, J. (2016). Julien Freund o la imaginación del desastre. Nueva Revista de política, cultura y arte, (158), 221-232.
Reinhard, K. (2010). Hacia una teología política del prójimo. En K. Reinhard, E. L. Santner y S, Zizek. El prójimo. Tres indagaciones en teología política (21-103). Buenos Aires: Amorrortu.
Rosenzweig, F. (1985). The star of redemption (W. Hallo, Trad.). Indiana: University of Notre Dame Press.
Schmitt, C. (2009). El Concepto de lo político. Texto de 1932 con un prólogo y tres corolarios. Madrid: alianza.
Schwab, G. (1987). Enemy or foe: A conflict of modern politics. Telos, (72), 194-201.




[1] La necesidad de diferenciar entre la automaticidad y la inmediatez se genera porque la primera noción implica una acción dispuesta a continuar, sin proceso ninguno que la detone más allá del original. Por otro lado, la inmediatez refiere a un fenómeno generado por la interacción entre dos partes que no refleja medio de transmisión tangible.

Wednesday, February 10, 2016

Consideraciones sobre la cívica en el desarrollo

Artículo de opinión por: David Ricardo Murcia Sanchez
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo


En estas líneas quiero hacer una reflexión sobre el papel que jugamos los individuos dentro de los procesos sociales, específicamente llamar la atención sobre la forma en la que desde la individualidad que nos compete, los individuos nos vinculamos y participamos de la agenda del desarrollo. En este sentido ofrezco una serie de consideraciones que, aunque tangenciales al establecimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o diferentes propuestas de desarrollo de las que esta publicación normalmente se ocupa, refiere a una pregunta crucial para el éxito de los mismos: cómo vincular a los individuos en el camino del desarrollo.

Partamos de la siguiente pregunta ¿cómo organizamos o diseñamos una senda de desarrollo sostenible? La respuesta ortodoxa sugiere construir una serie de estudios refinados en términos técnicos y científicos, los cuales se concatenan en manuales que establecen pasos a seguir hacia el desarrollo, según sea la perspectiva en la que se hizo el estudio.

Este procedimiento genera un proceso de crecimiento documental en el cual la sociedad encuentra una oferta de recetas que facilitan la detección y la consecuente solución de problemas sociales. Progresión que implica la solución en potencia de todos los problemas sociales que se pueda encontrar. No obstante, este recurso también posibilita la generación de un distanciamiento, en términos de percepción, entre los fenómenos sociales y las personas, dado que los individuos se desembarazan de lo colectivo en la técnica.

Este desembarazo de lo social es consecuente con lo que muchos teóricos sociales han identificado como el proceso de la racionalización de la sociedad para dirimir conflictos, con el fin de agilizar los procesos sociales. En este sentido, lo que se ha buscado es sacar de la vía pública lo que genere disenso: la teología, la moral, la política, llegando en la técnica al espacio de comunión por su neutralidad. Sin embargo, dada su vacuidad moral la técnica se hace insostenible como espacio de común acuerdo cuando por algún motivo los problemas sociales dejan de ser hipótesis latentes y se hacen evidentes. Allí, el velo se difumina y comienza la búsqueda por la imputación de culpabilidad.

La búsqueda discurrirá por quién no cumplió su función, qué no se predijo, qué escapó al alcance de la razón. Aunque estas preguntas son afortunadas, el campo de búsqueda se centra con facilidad de manera externa a los individuos, omitiendo la agencia moral en los fenómenos sociales. Esto quiere decir que con facilidad encontramos análisis donde se determinan las fallas sistémicas que permitieron la existencia del problema, evaluando la sociedad como un conjunto de factores determinados por patrones de datos empíricos o con arreglo a funciones teóricas preestablecidas: lo que falla son estructuras o actores despersonalizados. ¿Quién es culpable? Seguramente yo no, sino aquellos que no reciclan o el sistema financiero contemporáneo o las desigualdades socioeconómicas. Todos factores externos que determinan la acción del individuo ante los cuales éste es paciente.

Es como si el mundo de lo social fuese externo e inalcanzable para el individuo. Sin embargo, la estructura que los factores externos imponen sobre el individuo constituye la mitad de los estudios sobre la sociedad. La mitad faltante permite tomar a los individuos desde su papel dentro de los procesos sociales; ésta no se centra en cómo lo externo cohíbe al individuo, sino en cómo éste se integra a la generalidad, reviviendo la preocupación moral de la acción social.

Abro una discusión que excede de la determinación racional: causal, de factores sociales sobre el desarrollo y los problemas sociales. Discusión que ingresa al debate términos de los estudios sobre la ética y la filosofía. En este sentido, quiero plantear complementariedad entre el compromiso ético de los individuos con la sociedad y los desarrollos técnicos que nos permiten asegurar certidumbre en el camino que recorremos hacia el desarrollo. Una vía para subsanar la brecha entre los individuos y los fenómenos sociales.

Retomemos la pregunta inicial ¿cómo organizamos o diseñamos una senda de desarrollo sostenible? Ahora dos vías se complementan para darle solidez a la respuesta. Los estudios técnicos diagnostican y ofrecen vías de solución a problemas sociales y la ciudadanía, desde la individualidad de sus miembros, debería desarrollar una conciencia moral de la fenomenología social, hacer surgir un sentido de cívica ciudadana donde el sujeto comparta con las estructuras que lo cobijan la responsabilidad del devenir de la sociedad.

En forma de conclusión, el llamado que levanto es para que a la par que se desarrollan las discusiones técnicas y teóricas que tratan de comprender y arreglar los grandes problemas de nuestra sociedad, como lo son los ODS o las diferentes columnas de este espacio de discusión, podamos levantar una conciencia del papel que como individuos interpretamos en la sociedad, una suerte responsabilidad moral por involucrarnos en el desarrollo y la sostenibilidad.

Monday, September 28, 2015

Perspectives on Transition and Development

Opinion article by: David Ricardo Murcia Sánchez*
Analyst at the Trade, Investment and Development Observatory
Universidad EAFIT, Colombia

In this short column I aim to make some observations about the relationship between development and transitional process (war to peace) in societies. In the procedure, I’ll put the discussion to serve as interpretive remarks of the Colombia’s peace negotiations context.

The central hypothesis I’ll defend, states that the transitional process form war to peace in Colombia should be seen as an opportunity for development that goes beyond the conjuncture of the peace negotiations process with FARC guerrilla. Thus, beyond the reduction of the levels of violence (murder rates) in the social interactions. It should be taken, in stand, as a chance to strengthen the social capital and the formal institutions that bondage the people and the state.

First, it is necessary to make some notes on the subject of transitional justice. This academic area studies the organizational structure that the government and the society acquire to make a transition from either war to pace, dictatorship to democracy, or both. About it Ivan Orozco Abad (2005), a Colombian lawyer and political scientist, explain that in this field of research there are two streams of thinking. The first: human rights defenders, place their interest in the guard of justice as supreme value in the social life. In this sense, they make it necessary to implement some sort of law framework that reward or restore the affections taken by those who were damage during the conflict, for it is just. The second stream: peace builders, concern deeply about finding the possible ways in which the social capital in a society can be strengthen, thus permitting the stabilization of social relations outside the formal institutions: the government and the law. In this way, peace builders give concessions to social stability prior the satisfaction of grievances.

The possible opposition between peace builders and human rights defenders is based in the emphasis both of them make in the circumstances of the transition. The firsts consider the importance of having practical ways to facilitate a nation to make the transition, avoiding the reproduction of social conflicts in the head of retributive justice, which could let to violence. The second ones, in contrast, sustain that the transition need to be constructed as a way to pay back to society the damage inflicted; in this sense the human rights defenders place the exigence of justice as unavoidable to build a durable peace.

Although, it could be interpreted that these two ways of study are opposite, such an opposition could be false. As Orozco himself expose, there could be a mid-way where justice framework could be constructed in a fashion, it could not dissect society between victims and victimizers, breaking the bondages in society; but one that seek the normalization of the social institutions, both formal and informal (Orozco, 2005).

This initial approach to the discussions within the transitional justice, arose the necessity of having a process that give both, juridical guaranties to the grievances of the different social populations, and also studies the ways in which the unity of the political body can be sustain without the explosions of violence as a valid social dynamic. At the bottom of the argument, it is the question of constructing a better society.

Academy shows examples of good policies for development. One is the case of community-driven reconstruction (Cliffe, Guggenheim & Kostner, 2003; Kyamusugulwa, Hilhorst & van der Haar, 2014; Thorsell, 2013), where the government involves the social capital already active, in the programs to reconstruct the state in a bottom up direction. Although, the measure can be improved (Kyamusugulwa, Hilhorst & van der Haar, 2014), its basic argument can be defended. As the analysis of the irruption of violence after the firm of the pact shows, it is necessary to understand the institutional arrangements that societies have to make it easy and sustainable to control crime and violence (Archer & Gartner, 1976; Godnick, Muggah & Wasznik, 2002).

This approach to the process of transition leave some reflections on the nearby transitional process that Colombia would undergo after the definitive firm of a treaty of peace whit FARC. Thus, the governmental structure (McMichael, 2014), the media (Esser, 2014), and the society in general should focus their scope not only in the variation of aggregated data, like murder rates, or others indicators (Godfelow & Smith, 2013), for it could led to mistake the apparent change in indicators, with the change of the institutional arrangements that make it possible for the conflict to emerge.

If we accept that peace goes beyond statistics, we also have to accept that without them, peace wouldn’t be reachable, for them are indispensable methods to read social reality. The argument that I want to place is that it depends on the kind of data not being studied. The experience of the transitions in Central America shows that the attention put in crime records let to measures incapable to control crime. But in other cases, were the emphasis was put in the analysis of social capital, the resulting policies were more fruitful (Jütersonke, Muggah, Rodgers, 2009).

Transition, as it has being shown, represents to a nation an opportunity to enhance its social interaction, and construct a better path towards development. This perspective goes harmoniously whit the new global development agenda: the Objectives of Sustainable Development (ODS), especially number 16, that put forward the need of strengthen the social institutions as a step in development (PNUD, 2015). 

Concluding, it is necessary to open our view of the conjuncture that the peace process represent for Colombia, in attention of the development opportunity it offers.

References


  • Archer, D., & Gartner, R. (1976). Violent acts and violent times: A comparative approach to postwar homicide rates. American Sociological Review, 41(6), 937-963.
  • Cliffe, S., Guggenheim, S., & Kostner, M. (2003). Community-driven reconstruction as an instrument in war-to-peace transitions. World Bank, Conflict Prevention and Reconstruction Unit.
  • Esser, D. E. (2014). Security scales: spectacular and endemic violence in post-invasion Kabul, Afghanistan. Environment and Urbanization, 26(2), 373-388.
  • Godnick, W., Muggah, R., & Waszink, C. (2002). Stray Bullets: The Impact of Small Arms Misuse in Central America. Graduate Institute of International Studies-Small Arms Survey.
  • Goodfellow, T., & Smith, A. (2013). From urban catastrophe to ‘model’city? Politics, security and development in post-conflict Kigali. Urban studies, 50(15), 3185-3202.
  • Jütersonke, O., Muggah, R., & Rodgers, D. (2009). Gangs, urban violence, and security interventions in Central America. Security Dialogue, 40(4-5), 373-397.
  • Kyamusugulwa, P. M., Hilhorst, D., & Van Der Haar, G. (2014). Capacity builders for governance: community-driven reconstruction in the eastern Democratic Republic of Congo. Development in Practice, 24(7), 812-826.
  • McMichael, G. (2014). Rethinking access to land and violence in post-war cities: reflections from Juba, Southern Sudan. Environment and Urbanization, 26 (2), 389-400.
  • Orozco, I. (2005). Sobre los límites de la conciencia humanitaria: dilemas de la paz y la justicia en América Latina. Bogotá: Editorial Temis y Universidad de los Andes.
  • PUND. (2015). Post-2015: una nueva agenda de desarrollo sostenible. Available at: http://bit.ly/1aC7Frv.

Thursday, June 18, 2015

Alcances de la moral: breve reflexión sobre la encíclica verde y el desarrollo sostenible


Por: David Ricardo Murcia Sánchez* (dmurcias@gmail.com)
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo


El día de hoy, 18 de junio de 2015, se ha despertado en varios medios de comunicación y redes sociales, una calurosa discusión sobre la idoneidad de su Santidad el Papa Francisco para conminar sobre el direccionamiento del desarrollo y el ordenamiento económico en la segunda Carta Enciclica que máximo jerarca de la iglesia católica promulga desde su incardinación. En Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común (Francisco, 2015) se expone un rescate del pensamiento ecologista de San Francisco de Asís.

En este documento, el Papa, desde su posición de guía moral y doctrinario de los católicos en el mundo, da una serie de parámetros comportamentales que buscan guiar la relación de los hombres con el medioambiente, con fin de regular el sistema de consumo desenfrenado que ha llevado al planeta fuera del punto de sostenibilidad.

Una de las discusiones se teje alrededor que cuál era la capacidad una figura religiosa y moral, en contraste otra técnica y científica, para dar guías de política y comportamiento sobre un tema que en tiempos contempéranos ha sido ampliamente discutido en la plaza política internacional. Como es el caso calentamiento global y la sostenibilidad.

Ejemplo de la importancia de esta temática puede cerciorarse con el simple hecho que los nuevos lineamientos internacionales de desarrollo promulgados por ONU se titulan Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (vid. UN.bo, 2008-2015). Este adjetivo: sostenible, refleja como la agenda internacional se centra en el acuerdo común sobre la vertebralita de esta temática para el desarrollo de las políticas, la sociedad y la vida misma.

A este punto, la contraposición entre las conminaciones, prima facie morales, de Su Santidad y los criterios científicos y técnicos de los expertos y hacedores de política, tal vez deje escapar el área de acción en la que se desarrolla este debate: la sociedad. En esto quiero dar claridad: una postura moral intuye afecciones subjetivas en el juicio y, por lo tanto, una incapacidad de dar criterios de validez (con la grandilocuencia metódica del término). Por otro lado los criterios científicos, suponen un acercamiento objetivo en el cual el observador se libra de su postura personal para entender y exponer una realidad. No obstante, al caso de la discusión esta contraposición no se da.

Para poder comprender mejor, el aporte del Papa no contiene pretensiones de verdad sobre si hay o no contaminación, sobre si estamos o no en un punto de desequilibro ambiental que hará a futuro el desarrollo de toda actividad humana inviable. Estas preguntas competen a estudiosos de la ecología y el desarrollo. Los argumentos de S.S. Francisco son de carácter moral y político; esto es, argumentos del tipo: si somos de una comunidad X deberíamos (lo correcto es) comportarnos de un modo Y. En este caso, por estar en el ámbito de la política, es conveniente recordar a Merino (2010), quien aclara que es imposible dar criterios amorales: objetivos, en este ámbito de la existencia humana, que en su tiempo Arendt llamó acción (Arendt, 1993).

Al ubicar la discusión en la sociedad y entender su naturaleza inevitablemente moral y política, la discusión en la que el papa se inserta es por completo de su injerencia. Más aun cuando se constata en el ámbito político internacional se están haciendo grandes esfuerzos por poder cambiar el carácter depredatorio de la economía actual. Recordemos los ODS. Así, el apoyo de los criterios morales de un líder espiritual pueden aunar fuerzas en un propósito, que por lo pronto, parce común en la sociedad. Un apoyo que puede guiar el comportamiento de los humanos desde el fuero interno, cosa que para la política es inalcanzable (sobre esto las ideas de Masilio de Padua pueden dar luz).

En suma, contrario a preocupante, es de mi parecer alentador el trabajo que en Laudate Si’ Su Santidad desarrollo. Más aun, cuando sus predicas no pretenden sobrepasar el límite que la modernidad le ha impuesto a su poder: la moral, sino que desde ésta se aúna a la agenda internacional que se preocupa por la vía de desarrollo en la que el mundo se dinamiza contemporáneamente.

Referencias


  • Arendt, H. (1993). La condición humana (R. Gil, Trad.). Barcelona: Paidós. (Texto original en inglés de 1958)
  • Francisco. (2015). Laudate Si’: sobre el cuidado de la casa común. Disponible en: http://bit.ly/1GSmd9v.
  • Merino, M. (2010). La importancia de la ética en el análisis de las políticas públicas. En: Merino, M. y Cejudo, G. (Comps.) “Problemas, decisiones y soluciones. Enfoques de política pública”. México: FCE, CIDE.
  • Padua, M. (1989). El defensor de la paz (L. Martínez Gómez, Trad.). Madrid: Tecnos. (Texto original en latín de 1324)
  • UN.bo. (2008-2015). Objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Disponible en: http://bit.ly/1HsdCeL.

Monday, February 23, 2015

De los ODM a los ODS: Una mirada desde del institucionalismo cognitivo


Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo, Universidad EAFIT


Si se mira desde la perspectiva de los estudios de políticas públicas al proceso de renovación de los objetivos de desarrollo a nivel mundial, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, se puede llegar a aliviar actitudes pesimistas hacia el proceso de diseño de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). El surgimiento de los objetivos de desarrollo Post 2015, o como son conocidos ahora, Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), no sólo se ve justificado por los cambios que el tiempo ha dejado en la sociedad, sino también, por las dificultades que se han presentado en el cumplimiento de los ODM. Si recordamos a Adolfo Eslava (2011), la base de todo pensamiento sobre políticas públicas es la abstracción al ciclo en el que estas tienen lugar donde, grosso modo, pueden comprenderse tres fases: antes, durante y después.



  • Antes, corresponde al momento en el que un problema sale a la esfera pública, lo que quiere decir: el reconocimiento y aceptación medianamente generalizado de un asunto como problemático para una comunidad o sociedad determinada. También, esta etapa incluye la discusión pública que se genera en torno a aquello que se ha identificado como problemático hasta el punto de la formulación de una solución: política pública.
  •  El durante corresponde al proceso de implementación de la política pública, en el cual se toman todas las acciones necesarias y convenientes para poder llevar a cabo la ruta de acción anteriormente determinada. Es importante tener en cuenta que el proceso de práctica cambia el diseño al que se ciñe debido a los problemas contextuales que, naturalmente, la afectan.
  • Finalmente, el después, permite el desarrollo de actividades evaluativas y de retroalimientación que facilitan el entendimiento del proceso entero y la toma de decisiones para la continuación del curso de la política pública.


No obstante, como de la mano de Roth, Eslava (2011) sugiere, el análisis y el mundo de las políticas públicas no se ven limitados por este esquema. Inclusive, el esquema mismo, no muestra un final. Sobre esto, es más esclarecedor Charles E. Lindblom (1991), al mostrar el complejo juego de intereses sociales que está detrás de la formulación de una política pública, brindando una riqueza sociológica al marco teórico del ciclo. Así, puede dejar de pensarse en una lógica vertical de las políticas, donde, ante unos determinados problemas sociales, hay un estructurado cuerpo administrativo dispuesto a resolverlos.

Si nos devolvemos al ciclo de las políticas públicas en la lógica de Lindblom, el surgimiento de los problemas es ampliamente público, pues hay una gran cantidad de ellos concursando por penetrar los espacios de discusión válidos (acotándonos a un sistema democrático) e, inclusive cuando lo logran, combatiendo entre ellos para encontrar una solución. Una solución que a su vez estará diseñada para responder a unos intereses que en el momento triunfaron en el proceso democrático. En este sentido, es entendible que las políticas implementadas no logren responder a todos los problemas que una sociedad tiene y no solamente a aquellos que son validados por el debido proceso.

De esta manera, se puede comprender cómo el camino escogido por la ONU con los ODM trató de responder, a los problemas formulados de una manera eficiente en un curso de acción limitado por unos intereses contextualizados. En este sentido, a pesar de posibles posturas pesimistas respecto al cumplimiento de los objetivos, puede decirse que el proceso de su construcción estuvo acorde a la discusión pública. Más aún, entre los ODM y los ODS no puede interpretarse un quiebre, sino una renovación a la luz de la retroalimentación, presupuestada en el ciclo de cualquier política pública.
A pesar del entendimiento del flujo normal de políticas públicas, no se puede caer en la satisfacción de pensar que los objetivos no obtenidos se lograrán por inercia en la continuación de este proceso. Adquiere especial importancia que la retroalimentación se haga de una manera consciente e inquisitiva, tratando de entender qué pudo generar desfases en la planeación o desvíos en la implementación. En esta línea argumental, este capítulo se centrará en la perspectiva teórica que, desde el institucionalismo cognitivo de Constantinos Mantzavinos (2004) se plantea.

Para facilitar el paso de la discusión hacia la propuesta meta-teórica de Mantzavinos (2004), es útil deshacerse de la analogía con la que inició este texto. Si bien, para facilitar la comprensión del proceso en el que un cuerpo político y jurídico genera soluciones, se implicó que las acciones de la ONU pueden interpretarse como políticas públicas, hay límites teóricos entre el mundo internacional y los Estados. El punto de unión es brindado por la teoría del economista griego al brindar un contexto de solución a problemas. De esta manera, se solucionan las dificultades que temas como la exigibilidad o la legitimidad representan para que los cuerpos internacionales produzcan piezas normativas como las políticas públicas de una nación. Desde la perspectiva de este autor, se desmonta del marco jurídico estatal a las respuestas que los cuerpos jurídicos y político dan a problemas sociales dejándolas como soluciones, que en caso de ser exitosas y difundidas se convierten instituciones.

Referencias

Eslava, A. (2011). El juego de las políticas públicas: reglas y decisiones sociales. Medellín: Fondo Editorial Universidad EAFIT.

Lindblom, C. E. (1991). El proceso de elaboración de políticas públicas. México D. F.: Purrúa.

Mantzavinos, C. (2004). Individuals, institutions, and markets. Cambridge University Press.





Wednesday, September 10, 2014

El peligro de la regresividad tributaria

Artículo de opinión por: David Ricardo Murcia Sánchez* (dmurcias@gmail.com)
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo

Dentro del ordenamiento jurídico colombiano, en lo que respecta a los asuntos tributarios, la Constitución Política Colombiana en su artículo 363 enmarca que todo impuesto debe cumplir con tres principios básicos, que como los tres mosqueteros, esconden cuatro. A saber: equidad, eficiencia y progresividad; dejando como cuarto complementario un impedimento a que se presente retroactividad impositiva dentro del ordenamiento jurídico en la materia (tributaria).

Con este marco jurídico introductorio, se establece como propósito de la presente columna esgrimir algunas consideraciones sobre un tema altamente coyuntural para la política y la economía colombiana: la reforma tributaria que se está gestando en el inicio del segundo período presidencial de Juan Manuel Santos, específicamente la manera en que esta puede afectar el desarrollo económico del país y el bienes de la ciudadanía.

Con aquel propósito como eje rector, entonces se hace necesario explicar en qué consisten los principios constitucionales anteriormente mencionados, además de justificar la razón de traerlos a colación. Así bien, el principio de equidad se establece con el fin de diseñar impuestos de manera en que se ajusten a la capacidad de pago de los contribuyentes. De esta manera, quien gane más, tendrá una mayor carga tributaria y viceversa, produciendo de esta forma una suerte de reducción en las brechas económicas y sociales.

La eficiencia como principio procura que el entramado tributario esté diseñado de tal manera que puede extraer de una manera más eficiente recursos de los contribuyentes evitando sobrecargas que produzcan incentivos para la evasión. Esta idea también implica la generación de dispositivos tributarios de fácil acceso y cálculo para la ciudadanía, que de lo contrario podrían incentivar a la evasión. Finalmente, el principio de progresividad establece la relación entre el crecimiento económico y el ajuste de la carga impositiva, dándole flexibilidad al sistema tributaria según las variaciones de las economías tanto a nivel nacional como internacional.

Este conjunto quedaría incompleto de no tener el cuarto adjunto: el impedimento a la retroactividad. Para entender esto es conveniente comprender el conjunto delos tres principios como métodos para asegurarse de que el sistema tributario sea provechoso para el desempeño de la economía nacional, al mismo tiempo que corrige las grandes brechas de desigualdad. Sin embrago, el hecho mismo de que estas medidas apunten a los objetivos anteriormente dichos, sólo sale a relumbrar cuando se tiene en cuenta la proscripción de las retroactividad, pues solo así se ve el mayor esfuerzo de la carta magna por evitar afectar la estabilidad económica.

Así, al evaluar la reforma tributaria que a comienzos de su segundo periodo de gobierno Juan Manuel Santos propone, se puede encontrar una gran inconsistencia: el aumento en el IVA. Aunque por el momento sólo sea una posibilidad (El Tiempo, 5 de septiembre de 2014), la posibilidad misma evidencia posibles regresiones en la economía pues afecta directamente y sin distinción de capacidad adquisitiva a todos los colombianos, además de impedir la fluidez económica de una economía con perspectivas de crecimiento importante: los pronósticos auguran un crecimiento entre el 4,6% y el 5% para 2014 (González, 5 de agosto de 2014; El País.com.co, 19 de Junio de 2014; Portafolio.com, 20 de junio de 2014).

No es conveniente que para rellenar huecos en el fisco público se planee dispositivos fiscales que entren en detrimento de la capacidad de gasto y ahorro de la población colombiana, en especial cuando se podrían imponer un sistema tributario que sea más acorde a los principios de equidad y progresividad y no se queden en un tímido aumento de la cantidad de personas que se ven afectadas por el impuesto de renta, acompañado de un injusto aumento de la tasa (a 2.25 %) (EL Heraldo, 8 de septiembre de 2014), cuando se podría aumentar de manera más amplia la cantidad de sujetos grabables sin aumentar la tasa. Una pregunta tal vez menos técnica y más importante, es si el problema es un hueco fiscal, no se debió presupuestar con mayor mesura; no obstante este no es una respuesta que pueda responder en estas páginas.

En este sentido, la pregunta ulterior que el lector se debe hacer en el marco de este blog es la afectación que esta reforma tributaría traería para el desarrollo económico colombiano. Es de traer de nuevo que un aumento del IVA disminuye la capacidad de gasto de la clase media, que es la principal dinamizadora el mercado interno, lo que contrastaría con los pronósticos de crecimiento que generaría presión inflacionaria, que se traduciría en aumento de los costos de vida. Sin embrago, en este escenario se evidencia una contrariedad, el aumento impositivo reduciría la capacidad de gasto y el crecimiento económico aumentaría los costos de vida.

Este esquema tributario podría generar efectos regresivos en la economía, es decir, la generación de desincentivos la actividad económica de quienes tiene menor poder económico, sin embrago, dada las condiciones de desigualdad de Colombia (para 2013 un 30,6 % de la población vive bajo el índice de pobreza (DANE, 2013)), la medida podría empeorar la calidad de la vida de la mayoría de la población.



Referencias


DANE. (2013). Pobreza monetaria y multidimensional. Bogotá: DANE. Disponible en URL: http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/pres_pobreza_2013.pdf

El Heraldo.com. (8 de septiembre de 2014). Gobierno pide al Congreso en Reforma Tributaria subir impuesto al Patrimonio a 2,25%. Disponible en la URL: http://www.elheraldo.co/economia/gobierno-pide-al-congreso-en-reforma-tributaria-subir-impuesto-al-patrimonio-225-165581

El País.com.co. (19 de junio de 2014). Economía colombiana creció 6,4% en el primer trimestre de 2014. Disponible en URL: http://www.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/economia-colombiana-crecio-64-primer-trimestre-2014

El Tiempo.com. (5 de septiembre de 2014). Reforma tributaria divide opinión de empresarios. Disponible en URL: http://www.eltiempo.com/economia/sectores/reforma-tributaria-de-colombia-en-el-2014/14489900

González, F. (5 de agosto de 2014). El país, tercero en expansión económica, pero depende de exportaciones. El tiempo.com. Disponible en URL: http://www.eltiempo.com/economia/indicadores/crecimiento-economico-de-colombia-/14342526

Portafolio.co. (20 de junio de 2014). Crecimiento del PIB rompe las expectativas. Disponible en URL: http://www.portafolio.co/economia/crecimiento-pib-colombia-junio-2014

Wednesday, June 4, 2014

Ports, and Logistics in Colombian Development

By: David Ricardo Murcia
Political Sciences student at Universidad EAFIT, Colombia

When one is willing to analyse and explore the topic of development, several areas of study comes to mind. Among them: chain value participation, market analysis, and state support to some productive sectors through public policy. These are subjects that have previously been studied in the different articles of this Observatory, but I am willing to undertake a new one –maybe a very important one- in this concise dissertation. No further introduction, I will explore the logistic infrastructure, more specifically, the port administration of Colombia, and its consequences in international trade.

All the firstly appointed subjects in the above paragraph concentrate in the production capacity of a certain State and its participation in the international market, and, as it has been the goal of most of previous posts, the revenue in it. Although, the consideration of the commercial logistics has a crucial influence in the competitiveness of a national market as it can change the value of a product according to the connectivity and storage capacity that the infrastructure can provide to possible investors (DNP, 2008). Nevertheless, that opens a wide range of problems that cannot be discussed in this brief writing, such as the variety of intervention levels that the National Logistic Policy of Colombia contain (Vid. BID, 2011). Now, this text will focus on a specific area of the preceding policy: the port administration.

Colombia has a long history of reforms attempting to make its ports more competitive in the Latin American region. This was especially evident since the promulgation of the 1991 1st law that liberalised the sector, by permitting private capital to administrate the national infrastructure through concession. Before the remarked law, the Colombian ports were managed by the State, and had little competitiveness in the international market. But this was not a huge problem, as the Colombian market was a highly close by that time, even though the nation started a slow opening process since de 1950’s (Vid. Estrada, 2004).

The liberalization process of the Colombian State concentrated their efforts in attracting foreign direct investment, by making a lax legal control on inversion. Those arrangements set aside the preoccupation over logistics, and consequently national plans did not have significant budget to come into reality. An example of this situation is the constant desire to build a train transport system, which came especially since the presidency of Carlos Lleras Restrepo (1966 – 1970).

Although, since 1991 with a new constitution and a package of laws, the government made bigger efforts to increase its participation in international markets. The problem began after the first five years of the 2000’s that brought a rapid growth in the nation’s foreign trade, due to the poor effects that the 1rst law of 1991 for improving the efficiency of the port sector had (DNP, 2009; DNP, 2013). Then, the ports problems started being taken as important issues, mainly with the port expansion plans of 2009 and 2013 (Conpes 3611 of 2009 and 3744 of 2013). But unfortunately, the impact capacities of the 2009 plan were reduced because the importance that arose in 2005 benefited only the traditional ports, and left the strategic ones with nothing more than a bunch of plans in paper with no funding, as it is the case of de Urabá or the Morrosquillo Gulf ports in the West Caribbean Coast of Colombia or the Tribugá port in the Northern Pacific Coast.

As a conclusion, the previous dissertation developed a discussion over the repercussions that logistics have in the country capacities of improving its participation in a global market. More importantly, it is presented the lack of preoccupation that the government has put in the port sector and the collateral consequences that they have in the costs of trade.

References


BID. (2011). BID apoya Política Nacional Logística de Colombia. BID. Available at: http://www.iadb.org/es/noticias/comunicados-de-prensa/2011-06-29/politica-nacional-logistica-de-colombia,9445.html

DNP. (2008). Conpes 3547. Bogotá: DNP.

DNP. (2009). Documento CONPES 3611. Bogotá: DNP.

DNP. (2013). Documento CONPES 3744. Bogotá: DNP.

Estrada Álvarez, J. (2004). Construcción del modelo neoliberal en Colombia 1970-2004. Bogotá: Ediciones Aurora.