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Monday, November 18, 2019

¿Es el crecimiento verde un compromiso en Colombia?

Por: Juan Esteban Rivera Salazar (jriver30@eafit.edu.co)
Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo

EL Crecimiento Verde es definido por la OCDE en su publicación Towards Green Growth de 2011 como el fomento del crecimiento económico y el desarrollo al mismo tiempo que se asegura que los activos naturales continúan proveyendo los recursos y los servicios ambientales. Ese mismo año, los países miembros de la OCDE adoptan la Estrategia Verde que “establece un marco de instrumentos para instar a que los países miembros establezcan políticas nacionales en la materia, considerando sus circunstancias nacionales” (Consejo Nacional de Política Económica y Social de la República de Colombia, 2018). No obstante, dos años antes, en 2009, los 34 países, miembros de la OCDE para la fecha, firmaron la Declaración de Crecimiento Verde, asegurando que para evitar que los avances en niveles de vida no se detengan, como grupo de buenas prácticas, se debían encontrar nuevas maneras de producir y consumir, así como nuevos métodos para la medición de progreso. Esta declaración pretendía, a su vez, integrar a la sociedad civil en el proceso, haciéndola consciente de su rol en el consumo e incorporación en el sistema. Colombia no se queda atrás pues para el año 2014, se adhiere a la Declaración.

Parece entonces que mantener un crecimiento económico responsable con la biodiversidad y los servicios eco-sistémicos es un compromiso explícito para la OCDE, un compromiso que el país también aparenta haber adoptado no solo para ser miembro de la organización, sino para garantizar la adopción de prácticas sostenibles en la producción que permitan hacer eficiente uso de los recursos que poseemos. Y es lógico que el Estado encamine sus esfuerzos a promover un buen manejo de los recursos naturales, pues cabe recordar que somos reconocidos como el segundo país más biodiverso del mundo, riqueza que debe ser utilizada a consciencia en un momento clave para combatir el cambio climático y los índices desesperanzadores de pérdida de biodiversidad (Colciencias, 2016). Es así que bajo su proceso de adhesión a la OCDE, Colombia adopta el Crecimiento Verde como enfoque transversal del Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018 con el fin de promover un modelo de desarrollo sostenible capaz de garantizar bienestar económico y social de largo plazo. A través de 3 objetivos principales se buscaría cumplir con dicho propósito: 1) alcanzar un crecimiento sostenible y de bajo carbono, 2) proteger y asegurar el uso sostenible del capital natural, y 3) fomentar un crecimiento resiliente y reducir la vulnerabilidad frente a los riesgos de desastres y al cambio climático . Estos permitirían, por tanto, alcanzar un modelo de desarrollo fundamentado en el crecimiento sostenible evitando la degradación de ecosistemas, el uso desmedido e ineficiente de los recursos y la pérdida de biodiversidad.

Para Colombia, la OCDE se ha convertido en punto de referencia a lo que se refiere a la planeación, diseño e implementación de políticas públicas. Es así, que siendo un líder en el tema, la organización le ha permitido al país avanzar hasta el punto de formular la Política de Crecimiento Verde que pretende “impulsar a 2030 el aumento de la productividad y la competitividad económica del país, al tiempo que se asegura el uso sostenible del capital natural y la inclusión social, de manera compatible con el clima” (Consejo Nacional de Política Económica y Social de la República de Colombia, 2018). Esto demuestra un avance en el interés del Estado por conformar una ruta de acción para la protección de la riqueza natural del país, aun cuando existen contradicciones en la gestión de gobiernos de turno que parecen ir en contravía con el propósito de apartarse de la dependencia de industrias extractivas. Es así como en el documento CONPES 3934 se abarcan cinco ejes estratégicos para ser implementados hasta el 2030. Entre estos, se destaca la generación de nuevas oportunidades económicas basadas en la bioeconomía, la economía forestal y otras fuentes no convencionales de energías renovables.

En su reporte para las Américas, IPBES (2018) – Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos en español - destaca que entre las causas directamente relacionadas a la pérdida de biodiversidad, pérdida de funciones ecosistémicas y el decrecimiento de las contribuciones de la naturaleza está la sobreexplotación de recursos. De hecho, el reporte establece que la mayoría de países de América está haciendo uso de la naturaleza de una manera más intensiva que el promedio mundial excediendo su capacidad natural para la renovación de sus contribuciones al ser humano. En datos, el 13% de la población humana mundial residente en América produce 22,8% del impacto ecológico mundial. Además, las condiciones ecosistémicas y la biodiversidad en muchas zonas del continente se encuentran en decaimiento, resultando así en una reducción de las contribuciones de la naturaleza a la calidad de vida de las personas. Es claro que ante un panorama algo desalentador, no se puede perder la esperanza. Se necesita de voluntad política proveniente del sector público, así como de las capacidades del sector privado en adoptar prácticas en sus cadenas de producción más responsables con el medioambiente. El Departamento Nacional de Planeación (2016) considera que el crecimiento verde puede ser la ruta crítica para el cumplimiento de los ODS. Es evidente así que Colombia debe comenzar a adoptar una agenda transformadora enfocada en un modelo económico centrado en la gestión racional, sostenible y eficiente de los recursos naturales, pues tanto el aprovechamiento como conservación del capital natural debe ser entendido como fuente de crecimiento a largo plazo, siendo motor de prosperidad prolongada y equitativa para futuras generaciones.

Bibliografía

Colciencias. (2016). Colombia, el segundo país más biodiverso del mundo. Recuperado de https://www.colciencias.gov.co/sala_de_prensa/colombia-el-segundo-pais-mas-biodiverso-del-mundo

Consejo Nacional de Política Económica y Social de la República de Colombia. (2018). Documento CONPES 3934: Política de Crecimiento Verde. [PDF]. Recuperado de http://www.andi.com.co/Uploads/CONPES%20CV%203934.pdf

Departamento Nacional de Planeación de Colombia. (2016). Crecimiento verde para Colombia: Elementos conceptuales y experiencias internacionales. Recuperado de https://www.dnp.gov.co/Crecimiento-Verde/Documents/diagnostico/Documento%20Final%20Crecimiento%20verde%20para%20Colombia.pdf

IPBES. (2018). The IPBES regional assessment report on biodiversity and ecosystem services for the Americas. Rice, J., Seixas, C. S., Zaccagnini, M. E., Bedoya-Gaitán, M., and Valderrama N. (eds.). Secretariat of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services, Bonn, Germany. 656 pages.

OCDE. (2011). Hacia el crecimiento verde: Un resumen para los diseñadores de políticas. [PDF]. Recuperado de http://www.oecd.org/greengrowth/49709364.pdf

Monday, September 30, 2019

El ser humano y la pérdida de biodiversidad

Artículo de opinión por: Laura Usma Marquez (lusmama@eafit.edu.co)
Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo
Universidad EAFIT, Colombia 

Hace aproximadamente un mes el mundo se estremeció al conocer que la selva amazónica llevaba tres semanas consecutivas en llamas, situación que fue agravada principalmente por la estación seca que estaba atravesando Brasil. De acuerdo con el diario británico “The Guardian”, los incendios se iniciaron a causa de quemas de hectáreas de bosque que pretendían ser destinadas a cultivos, ganadería y la explotación forestal. Lo anterior, a raíz del descuido y las malas políticas medioambientales del presidente Jair Bolsonaro. 
La selva amazónica en lo corrido del 2019 ha presentado alrededor de 77154 incendios forestales, representando un aumento del 85% con respecto al mismo periodo del año anterior. Este incremento de incendios ha afectado profundamente la biodiversidad de especies, las cuales según su composición genética están destinadas a “ganar o perder” ante este tipo de circunstancias que amenazan su hábitat.
En ecosistemas específicos de bosques y eucaliptos en Estados Unidos y Australia respectivamente, los incendios han permitido el mantenimiento de ecosistemas sanos y han logrado fortalecer especies como las aves de rapiña y el pájaro carpintero de vientre negro, no obstante, este escenario optimista no aplica para la selva amazónica, ya que gran parte de las especies que alberga no son aptas para resistir las altas temperaturas originadas por el fuego.
Al momento de ocurrir un incendio las especies animales pueden optar principalmente por movilizarse, algunas especies por su composición genética, como lo son el Jaguar y el Leopardo pueden hacerlo de manera ágil con respecto a especies de movilidad baja como lo son el oso perezoso, el oso hormiguero y ciertos anfibios vertebrados cuyo destino ante este tipo de situaciones, sea probablemente, la muerte. 
Si bien estas consecuencias a corto plazo son críticas, las consecuencias a largo plazo pueden ser aún peor. Los incendios afectan en gran medida los ecosistemas acuáticos y terrestres, estos pueden cambiar la química del agua y a su vez pueden disminuir el follaje de la selva, lo cual trae como resultado directo la alteración de los procesos propios del ecosistema y del flujo de energía, haciendo que las especies animales que nunca habían sido expuestas tengan que migrar a entornos más competitivos cambiando completamente la cadena alimenticia.
Esta situación ambiental tan compleja y crucial ha sido uno de los temas principales de la Cumbre de Acción Climática. Allí se llevó a cabo una reunión de alto nivel sobre la crisis de la Amazonía. Los presidentes de Colombia, Chile y Francia, así como los de Bolivia, Alemania y Guyana resaltaron la importancia de unir esfuerzos para frenar la deforestación, proteger la biodiversidad y garantizar medios de vida sostenible paras las comunidades, logrando que de esta forma se pueda alcanzar la conservación de una de las regiones más biodiversas del mundo y otras regiones boscosas a través de una alianza por los bosques tropicales. 

Referencias
  • Fondo Mundial para la Naturaleza. (25 de Septiembre de 2019). La crisis de la Amazonia, un tema central en la agenda climática mundial. Obtenido de Fondo Mundial para la Naturaleza: http://www.wwf.org.co/sala_redaccion/?uNewsID=353459
  • National Geographic. (2019). Amazonía en llamas: ¿cómo afectan los incendios a la vida silvestre? National Geographic. Obtenido de https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/2019/08/amazonia-en-llamas-como-afectan-los-incendios-la-vida-silvestre
  • Revista Semana. (2019). Las graves consecuencias de los incendios en la Amazonia de Brasil. Semana. Obtenido de https://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/incendios-en-el-amazonas-cuales-son-las-consecuencias-de-los-incendios-en-brasil/45472
  • The New York Times. (Agosto de 2019). Fires in Amazon Rain Forest Have Surged This Year. The New York Times. Obtenido de https://www.nytimes.com/2019/08/21/world/americas/amazon-rainforest.html

Monday, December 24, 2018

Responsabilidad de los Estados y el cambio climático

Artículo de opinión por: María del Mar Vargas Cabrera (Semillero Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo, Universidad EAFIT, Colombia). Email: mvarga29@eafit.edu.co 

La humanidad enfrenta actualmente uno de sus mayores desafíos: garantizar su supervivencia ante el problema del calentamiento global producido por el efecto invernadero. Este fenómeno, ocasionado por la emisión de gases, genera mayor retención de calor en la atmósfera, provocando que la temperatura media del planeta aumente y se produzcan cambios en la temperatura del planeta.
El cambio climático es el resultado del descuido de la sociedad, el sector privado y actores estatales frente a la preservación y cuidado del medio ambiente. En un plano más enfocado en el rol de entes públicos, la sociedad delega al Estado el poder suficiente para garantizar el ejercicio de sus derechos de manera plena, entre ellos a un medio ambiente sano. Es trabajo del Estado buscar los medios para que se cumpla, no solamente a nivel nacional sino también internacional. Es desde ahí que todos los Estados asumen compromisos sobre la prevención y control sobre el cambio climático a través de la implementación de convenios como la Convención de Rio, a la que le sigue el Protocolo de Kioto que próximamente dejara de estar en vigor debido a la entrada del Acuerdo de Paris, ratificado en 2017 y que entra en vigencia en el 2020.
Existen compromisos internacionales en los cuales los Estados deben a nivel internacional generar normas o reglamentos que tengan congruencia con la protección al medio ambiente; sin embargo, la nueva preocupación gira en torno a que para muchos Estados es más importante el desarrollo económico que la protección ambiental, ello se resalta en la poca efectividad de las políticas ambientales. A pesar de que el mundo en general se está preocupando por la protección del medio ambiente, por encima de ello, los intereses políticos y económicos tienen aún cierta relevancia. 
Los Estados tienen el deber de velar por el cumplimiento oportuno de las normas creadas para la protección del medio ambiente, además del control y prevención del cambio climático, de tal manera que los Estados deben cumplir con todos los requisitos, permisos, y protocolos establecidos como análisis de impacto ambiental, o mejoramiento de infraestructura. Producto de la tendencia global de desarrollo, los Estados otorgan mayor importancia y esfuerzo por generar medidas de desarrollo económico sin observar el impacto o daños ambientales. Todos aquellos compromisos plasmados en tratados internacionales, en los cuales los Estados hacen parte, carecen de efectividad, pues muchos de ellos no toman en consideración las condiciones económicas, sociales y culturales de cada Estado, tornándose entonces inefectiva la firma de dichos tratados. Por otra parte, la política ambiental que implementa el Estado, se encuentra mal encaminada, pues generalmente propende por la restauración o reparación, en vez de preocuparse por prever o evitar el daño. Lo anterior, se lograría con una política ambiental dirigida tanto a los particulares como a las autoridades en aras de educar con principios ambientales, es decir, generar en la sociedad y el Estado una concientización, que como resultado consolide un trabajo en equipo para la protección del medio ambiente. 
Ahora, además de la concientización, se requiere de normas tanto nacionales como internacionales que sean vinculantes, de tal manera que un medio ambiente sano no solo sea un derecho de todos, sino también una obligación por parte de cada persona en procurar realizar acciones que no violenten el medio ambiente ni vulneren el derecho de los demás a tener un medio ambiente sano. Aunado a lo anterior, la validez de una norma no implica ser la eficacia de la misma, es entonces cuando el Estado debe preocuparse en primera medida por promover el cumplimiento de las leyes ambientales, estableciendo su obligatoriedad y sus sanciones en caso de ser incumplida. Finalmente, el Estado debe de preocuparse por ganar confianza por parte de la ciudadanía, en el sentido de que las autoridades son las que llevaran a cabo la ejecución de las normas, y por ende, son ellas quienes deben de actuar con transparencia y diligencia.

Saturday, October 22, 2016

Cambio Climático, y Ciudades Sostenibles

Por: Juliana Maya Herrera*
Estudiante de la Universidad EAFIT

El 28 de Septiembre de 2016, se llevó a cabo en la Universidad EAFIT, la sesión número 3 de la Cátedra sobre Pacto Global: La ruta de la sostenibilidad. El Pacto Global de las Naciones Unidas es una iniciativa que promueve el compromiso del sector privado y el sector público y así poder establecer un diálogo social incluyente para la creación de una ciudadanía corporativa global. Los retos que se plantearon fueron el los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) 11 Ciudades Sostenibles, y el 13 Cambio Climático, estos tienen mucha pertinencia y relevancia en el contexto actual.

Los ODS, una agenda de desarrollo ambiciosa. El objetivo 11, busca conseguir que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros y sostenibles. Los problemas que enfrentan las ciudades se pueden resolver de manera que les permita seguir prosperando y creciendo, y al mismo tiempo aprovechar mejor los recursos y reducir la contaminación y la pobreza. Por otro lado, el objetivo 13 adopta medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos. Existe una gran variedad de factores, ya sean causas naturales o acciones de los hombres que intervienen hacia la rápida alteración del clima trayendo consigo impactos negativos. Según las Naciones Unidas, actualmente el cambio climático afecta a todos los países en todos los continentes, donde las consecuencias no son buenas y en un futuro serán todavía peores. (Naciones Unidas, 2016).

Para comenzar, el evento se dividió en dos paneles. El primer panel inició con los representantes del sector público con el fin de mostrar un panorama global del estado climático, los impactos y la implicación que tiene Colombia en este contexto; los mecanismos de financiación que existen y el sistema nacional del clima. Los invitados para esta primera sesión fueron la directora de responsabilidad social y ambiental de la financiera de desarrollo territorial Findeter, Úrsula sola de Hinestroza, el secretario del medio ambiente de Medellín Óscar hoyos Giraldo, la secretaría del medio ambiente Gloria Benjumea y el coordinador de estudios en impactos económicos del cambio climático del departamento nacional de planeación Germán romero Otálvaro.

Dentro del contexto internacional, se hizo énfasis en el tema del Acuerdo de París, el cual establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero mediante la mitigación y adaptación de los ecosistemas debido al cambio climático. Además, busca lograr que la temperatura en el mundo no supere los 2ºC. Actualmente, este acuerdo no ha entrado en vigencia pero será válido muy pronto ya que hasta ahora, 61 países han firmado dicho acuerdo representando el 49% de los países Es importante resaltar que se ha dado un paso muy grande debido a que EE.UU. y China, dos de los mayores contaminantes en el mundo, ya han ratificado el acuerdo. Se requiere que al menos 55 países, que representan el 55% del total global de emisiones lo ratifiquen para la entrada en vigencia del Acuerdo de París. De acuerdo a las cifras, el porcentaje de emisiones de gases de efecto invernadero por país, son las siguientes: Estados Unidos 18%, China 20%, Rusia 8%, Japón 4%, Canadá 2%, Brasil, 2%. Es muy importante y conveniente para Colombia que este adopte el Acuerdo de París, y así tener la obligación de cumplir los compromisos de dicho tratado ante la comunidad internacional y enfrentar el reto de reducir en un 20% las emisiones de gases de efecto invernadero.

Ahora bien, Úrsula Sola de Finderer un tema crucial en la charla haciendo una aclaración sobre el tema bancario. La financiación está directamente relacionada con la capacidad de endeudamiento, por esto, lo que ha pasado en los últimos dos años, es que la innovación financiera se ha transformado frente a las solicitudes de crédito por parte de los usuarios. Anteriormente, la capacidad de endeudamiento de los usuarios era clave para que este fuera otorgado y poder realizar un proyecto, mientras que ahora los bancos analizan qué capacidad tienen los proyectos de generar ingresos y poder pagar el crédito.

Posteriormente, se mencionó el SIGAM que es definido como el sistema de gestión ambiental de Medellín el cual contempla diferentes instancias para la gestión ambiental del territorio. Este esquema organizacional es creado para el adecuado funcionamiento de la administración municipal, con el fin de planear y hacer un seguimiento a los asuntos ambientales en el territorio, de la mano de los 13 comités temáticos interinstitucionales; dentro de los cuales hay un comité denominado comité temático de cambio climático. Dicho comité, aporta al instrumento de planeación y se plantea las estrategias de ciudad, por ejemplo la articulación de los municipios apoyados por la gobernación y el área metropolitana. Adicionalmente, existen los programas de manejo de ecosistemas estratégicos y “Más bosques para Medellín”.

El segundo panel se trató sobre cómo las empresas deben cambiar su modo de operación para contribuir a la mitigación del cambio climático en el contexto de ciudades sostenibles. Estuvo presente Beatriz Ocampo Vélez Gerente de Sostenibilidad de Bancolombia, Lucas García Cortez Director de Sostenibilidad del Consejo Colombiano de la Construcción Sostenible, y Oscar Alonso Fernández de Grupo Bancolombia.

Este panel comenzó con una pequeña contextualización de la historia de una de las empresas más importantes en Medellín para la toma de medidas frente al medio ambiente: Empresas Públicas de Medellín. Se debe hacer referencia al Protocolo de Kioto ya que es en este punto donde nace la preocupación de EPM frente al cambio climático. Este protocolo de la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático genera un compromiso por parte de los países industrializados a estabilizar y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “En general el protocolo de Kioto es considerado como primer paso importante hacia un régimen verdaderamente mundial de reducción y estabilización de las emisiones de GEI, y proporciona la arquitectura esencial para cualquier acuerdo internacional sobre el cambio climático que se firme en el futuro” (United Nations, 2014).

En el Anexo 1 del protocolo se encuentran los países industrializados y en el Anexo 2 están los países en desarrollo. Para los países incluidos en el segundo anexo no era mandatorio reducir las emisiones pero podían colaborar a través de mecanismos llamados mecanismos de desarrollo limpio. EPM fue uno de los primeros en Colombia en tener un proyecto de mecanismo de desarrollo denominado Parque Eólico Jepírachi. Y fue en ese momento que esta empresa comienza a hacer una apuesta a la energía limpia, y a la participación activa en los mercados de carbono y medición de la huella de carbono.

En el segundo Panel de La Cátedra sobre Pacto Global, también se habló sobre el papel de los jóvenes es crucial para contribuir en el tema ambiental. La conciencia que se ha creado, las motivaciones y las conductas de estos jóvenes respecto al medio ambiente y la sostenibilidad es realmente positiva. Ellos plantean una voz crítica al ser ellos quienes van a vivir muchos años más dentro de este planeta. Son ellos quienes están presionando por nuevas políticas. El sector público y privado velan por promover programas de participación para los milenials. Muchos de estos están relacionados con la planificación territorial, ciudades competitivas, asuntos relacionados con la energía, el agua, entre otros. La crisis ambiental que tuvo lugar en Medellín a principio del año, sensibilizó mucho a los ciudadanos. También se ha propuesto el foro de ciudades bajas en carbono y el foro de la bicicleta.

Ahora bien, si hablamos sobre el tema de la movilidad podemos darnos cuenta que se está haciendo un acompañamiento fuerte en el tema de movilidad sostenible con impacto ambiental positivo en el tema de los carros eléctricos. La tecnología va más rápido de lo que nosotros pensamos y por esto se le apunta que en 5 años un carro eléctrico podrá competir en precios con los vehículos convencionales.

Un tema muy importante que recae sobre los ciudadanos es la educación familiar. La mayoría de las personas vivimos en “piloto automático” y queremos que todo esté lo más rápido posible sin el menor esfuerzo. Sin embargo, todos los habitantes debemos empezar a tomar medidas responsables y tener presente que no podemos tener consumidores de energía vampiro dentro de nuestras viviendas porque esto genera un impacto grande no sólo en la factura que llega sino en el medio ambiente. El "consumo vampiro" de electricidad se refiere a los artefactos que consumen energía eléctrica todo el día, aun cuando están apagados. Al no desenchufar los aparatos electrónicos, los electrodomésticos y objetos que necesiten energía, el pago por el servicio será cada vez más costoso. Por eso, tenemos que salirnos de la zona de confort del día a día y desconectar estos aparatos que consumen energía las 24 horas del día así estén apagados.



Para concluir, la amenaza del medio ambiental es un problema que enfrentamos hoy y nadie está exento de dichas consecuencias. Por ende, todos los sectores de la sociedad deben entender la urgencia de comprometerse con un futuro energético sostenible. En otras palabras, la lucha por el cambio climático no es un tema sólo del gobierno nacional. El sistema privado, la academia y la ciudadanía juegan un papel muy importante y deben tomar acciones y tener un compromiso con el medio ambiente para contribuir a la causa. Las ciudades no tienen que crear unas nuevas estrategias sino que deben articular lo que ya tienen en sus políticas públicas. Adicionalmente, Colombia tiene una ventaja competitiva frente cambio climático pero depende de la manera en que nos adaptemos, podemos aprovechar los recursos. Para cerrar la Cátedra sobre el Pacto Global, se le dio una recomendación a las empresas sobre medidas que deben tomar, tales como: mitigación, adaptación y desarrollo de tecnologías para poder lograr la objetividad de su negocio en temas sobre cambio climático haciendo una implementación de estas variables en su modelo de negocio.








Referencias

Naciones Unidas (2016 de 2016 de 2016). Cambio Climático - Desarrollo Sostenible. Recuperado el 30 de 09 de 2016, Naciones Unidas: http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/climate-change-2/

United Nations. (2014). United Nations Framework Convention on climate change. Recuperado el 20 de 9 de 2016, de http://unfccc.int/portal_espanol/informacion_basica/protocolo_de_kyoto/items/6215.php.