Showing posts with label Nathalia Rios Ballesteros. Show all posts
Showing posts with label Nathalia Rios Ballesteros. Show all posts

Friday, October 16, 2015

Informe sobre las inversiones en el mundo 2015

Informe de la UNCTAD sobre las inversiones en el mundo 2015: “Reformando la gobernanza de la inversión internacional”

Por: Nathalia Rios Ballesteros*

El pasado 29 de Septiembre 2015, se llevo a cabo el lanzamiento oficial para Colombia del Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2015, vía videoconferencia desde el Palacio de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza) por parte de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).

Esta transmisión oficial, fue organizada por el Instituto Virtual de la UNCTAD en conjunto con el Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo de la Universidad EAFIT, y fue dirigida por Noelia García Nebra, oficial de Asuntos Económicos de la UNCTAD.
Reformando la Gobernanza de la Inversión Internacional”, es el reporte número 25 de la serie y tiene como objetivo informar sobre los debates globales en el marco normativo de la política de inversión internacional transfronteriza. 
Tal como lo estableció Noelia García, las tendencias mundiales de Inversión, en términos generales, siguieron una tendencia a la baja evidenciando una reducción del 16 por ciento en 2014. Esta caída, se debe principalmente a la fragilidad de la economía mundial, la incertidumbre política de los inversores y los elevados riesgos geopolíticos que estos enfrentan. No obstante, a pesar de la notoria decadencia que han experimentado estos flujos ¾los cuales cayeron a US 1.2 billones de dólares en 2014¾, el 2015 ha mostrado indicios de su recuperación y se espera que se sigan expandiendo de manera sostenida hasta el 2017. Sin embargo, una serie de riesgos económicos y políticos, incluyendo las incertidumbres que rodean a la zona euro, los posibles efectos multiplicadores de algunos conflictos internos, y las vulnerabilidades persistentes en las economías emergentes, pueden afectar considerablemente las proyecciones de la IED.
Para el caso de los países desarrollados, se evidenció una reducción del 28 por ciento en la recepción de este tipo de inversión, causada principalmente por la desinversión y las grandes oscilaciones en los préstamos entre compañías. Los flujos de salida de este tipo de inversión, por su parte, se mantuvieron estables en $823 mil millones de dólares en 2014.
Ahora bien, América Latina y el Caribe, tras cuatro años de aumentos consecutivos en los flujos de IED, evidenció en 2014 una tendencia decreciente, con una reducción del 14 por ciento. Esto se debe, a una disminución en las fusiones y adquisiciones transfronterizas, al igual que a la disminución en los precios de los commodities, lo cual redujo la inversión en las industrias extractivas en América del Sur. No obstante, esta desaceleración se presenta como una oportunidad para que los países de la región reevalúen sus estrategias internas de inversión teniendo en cuenta los lineamientos contenidos en la agenda de desarrollo post-2015.
En este caso, mientras países como México, Venezuela, Argentina y Perú siguieron esta misma tendencia decreciente, Chile sufrió una expansión en este rubro y Brasil mantuvo los flujos totales similares a los niveles de 2013, ya que a pesar de haber registrado una fuerte caída de la IED en el sector primario, esta se vio compensada por un aumento de la misma en la industria manufacturera y el sector servicios. 
Colombia, por su parte, siguió la misma tendencia de países como México y Argentina. Sin embargo, la fuerte caída de la inversión en las industrias extractivas, fue compensada principalmente por las alzas en las inversiones realizadas en el sector financiero, de transporte y comunicaciones, y en la manufactura, con aumentos del 54 por ciento, 39 por ciento y 13 por ciento, respectivamente. 
En este contexto, la IED se postula como herramienta clave para la financiación del progreso y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, según lo estipuló Noelia Garcia, con el fin de promover y facilitar la inversión productiva transfronteriza, además de garantizar sus impactos positivos en los diferentes países, se debe fortalecer el entorno político y regulatorio que permea esta temática, mediante la reforma a la gobernanza internacional de inversiones que permita minimizar la evasión fiscal y crear un entorno propicio para la inversión en pro del desarrollo y la integración económica mundial de los países en desarrollo.
Así pues, dicha reforma debe garantizar la eficacia continua de los regímenes de política para mantener la confianza y el apoyo a la inversión sin perjudicar el recaudo fiscal de los países receptores de la misma. 
Finalmente, este reporte establece que los esfuerzos de la comunidad internacional deben procurar por construir un marco común para la cooperación de la inversión global incluyendo prácticas como las alianzas de cooperación, acuerdos internacionales de inversión sur-sur, inversiones en energías renovables y alianzas público-privadas como herramientas vinculantes y eficientes para alcanzar los ODS.


Wednesday, May 21, 2014

Reporte de teleconferencia: Metodología de estudio cadenas globales de valor: una estrategia de eficiencia y productividad

Reporte de videoconferencia por: Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co
*Estudiante de Economia y Negocios Internacionales, Universidad EAFIT, Colombia

Cadenas globales de valor: una estrategia de eficiencia y productividad 


En las últimas dos décadas, América Latina ha sido víctima de lo que se puede catalogar como una “revolución productiva”, la cual ha liderado amplias reformas económicas encaminadas a expandir las fronteras comerciales, absorber inversión extranjera y posicionar a los países de esta región en el panorama internacional. Sin embargo, dichas reformas no han brindado resultados según lo esperado; las exportaciones, por ejemplo, no han resultado ser un motor de crecimiento económico sostenido ni de generación de empleos lo cual podría estar fuertemente asociado al bajo valor agregado de la oferta exportable nacional (Odonne y Padilla, 2014). Por lo anterior, y a raíz de la crisis de 2008, los gobiernos latinoamericanos han aumentado su presencia e intervención en el marco de políticas industriales con el fin de fundamentar planes eficientes e integrales de participación productiva y mejoramiento en la inserción e implementación de cadenas de valor, nacionales e internacionales, que permitan generar mayor valor agregado y obtener mayores beneficios económicos a partir de la participación activa en estas últimas. Estos planes, según Oddone y Padilla, permiten estudiar el papel de los servicios profesionales y de soporte en el aumento del valor agregado nacional y el fomento de la modernización tecnológica en las cadenas de valor agroindustriales, lo cual se evidenció a través del estudio de dichas cadenas en la evaluación de la producción agregada de camarón de cultivo y vegetales no tradicionales en el Salvador y la producción de maderas finas en Guatemala.

Para fundamentar la relación estructural entre valor agregado y producción nacional mencionada anteriormente, Nahuel Oddone y Ramón Padilla, desarrollaron una metodología compuesta por 6 pilares, la cual se sigue de siguiente manera; (1) Definición de metas y objetivos. Este pilar, en principio, busca determinar las restricciones y barreras críticas para aumentar el valor agregado y fortalecer las capacidades tecnológicas de cada país, con el fin de identificar las posibles mejoras a implementar, teniendo en cuenta la capacidad productiva de cada economía. (2) Selección de cadenas de valor. En segundo lugar, una vez determinadas las restricciones internas, es preciso determinar la cadena que más contribuye con el desarrollo y cumplimiento de lo establecido en la primera etapa. Esto implica, una estrecha relación entre metas, objetivos y cadenas de valor para que, dentro de una perspectiva microeconómica, se logren resultados positivos en cuanto a los niveles de empleo, exportación, participación de PYMES en los procesos productivos, entre otras cosas. (3) Realización del diagnóstico. Esta etapa resulta crítica a la hora de determinar los rasgos y características representativas de la cadena elegida en la etapa inmediatamente anterior. Esto se logra a través del desarrollo de un exhaustivo cuestionario, diseñado por los autores, basado en la información disponible o suministrada por fuentes oficiales con el fin de determinar la información existente sobre esta cadena. La información que resultada desconocida a posteriori, se determina en el país de selección a través de la presencia y el apoyo de los diferentes actores locales vinculados al proceso. Los resultados obtenidos en esta etapa, al igual que la evidencia empírica y el análisis que lo sustenta, es validado y evaluado por medio de la realización de mesas de diálogo llevadas a cabo el país de estudio. (4) Desarrollo e implementación de mejores prácticas. Este pilar permite superar las restricciones encontradas en la primera etapa, a través de la implementación de mejores prácticas internacionales que provean a los procesos productivos existentes de productividad y eficiencia para aminorar y, si se puede, eliminar las restricciones presentes en la economía. (5) Elaboración de estrategias. Este pilar concibe el desarrollo y la implementación de acciones microfundamentadas bajo un enfoque sistemático, es decir, en donde exista interconexión de los diferentes eslabones y etapas dentro de la cadena de valor. Una vez establecidas estas estrategias, se procede a la segunda mesa de diálogo, a partir de la cual, se definen las acciones conjuntas, público-privadas, con el fin de discutir y finalmente escoger las estrategias que resultan adecuadas para proceder con su implementación. (6) Lanzamiento. Como última instancia, se concibe la publicación oficial del proyecto por parte del gobierno en cuestión, a través de un evento mediático, en el cuál se informe a los ciudadanos sobre los compromisos y estrategias adquiridas para mejorar las condiciones internas asociadas a las mejores prácticas productivas. Dicho lanzamiento, viene acompañado de proyectos de supervisión y monitoreo constante acerca de la dinámica asociada al proceso de la buena inserción de estas cadenas en la economía.

Consecuente a lo anterior, se puede afirmar que el gobierno juega un papel importante en el fomento
tanto de la oferta como de la demanda de servicios profesionales y de soporte que buscan generar valor agregado en el proceso productivo nacional a través de la inclusión y participación activa de cadenas de valor nacionales e internacionales por parte de los países caso de estudio. Es así como; las organizaciones públicas y su buena gestión en incentivar y apoyar a las pequeñas y medianas empresas en la inclusión productiva; la prestación de asistencia técnica a productores nacionales y a otros eslabones de la cadena de valor por parte de los centros públicos de investigación y organismos públicos sectoriales; la generación y el desarrollo de iniciativas públicas dirigidas a financiar el acceso a servicios profesionales y de soporte para todos los actores de la cadena de valor; al igual que el desarrollo de sistemas públicos que resulten eficientes y productivos para la implementación de mejores prácticas internacionales a fin de favorecer la producción nacional disminuyendo las restricciones de “éxito productivo” existentes, resultan ser funciones claves para el buen desempeño de este tipo de proyectos en los países latinoamericanos.


Monday, February 17, 2014

Agriculture; the "new economic relief" for developing countries

Opinion article by: Nathalia Rios Ballesteros*(nriosba@eafit.edu.co
*Economics and International Business student at Universidad EAFIT, Colombia.

In recent decades, the emergence of global phenomena including globalization, integrated value chains, technological and institutional innovations, environmental restrictions and the growing demand of agricultural goods -which has raised the price of commodities and has expanded the agricultural global market- have positioned agriculture, once again, as a main topic on the global agenda, while providing it with a renewed role in the development process of countries worldwide.

This new role recognizes agriculture’s ability to exert multiple functions towards reaching integral development by stimulating economic growth, environmental sustainability, reduction of poverty and hunger, and achieving higher levels of equity and food security within societies. Likewise, this sector does not only contribute to the food and raw materials production process, but also seeks for the nutrition and healthcare of people. Finally, it is important to mention that different factors such as the new agribusiness trends along with the strengthening of this activity have stimulated interest in the sector as the basic engine for sustainable development and poverty reduction in emerging economies.

For this reason, agriculture has acquired a new perspective in which this activity is considered as a set of linkages and relationships through which societies can foster and raise its standards of living while offering better and wider opportunities to its citizens, thus generating public recognition of this activity as a ‘profitable getaway’ for developing nations.

In this context, it is necessary for emerging economies to define and structure strategic, modern, and comprehensive policies that recognize the multiplicity of social, economic and natural phenomena surrounding agriculture; to promote and strengthen the development of this sector and the rural areas, so that a full and sustainable use of natural resources is achieved, while a dynamic growth of agriculture along with equal social development is ensured. All of the above supported and guided by the promotion of institutional innovation, which allows the development of a variety of organizational arrangements for better mechanisms of public private cooperation, which facilitates agricultural production and growth.

Moreover, present circumstances and future expectations about the course of agricultural production have generated the revaluation of natural resources with agricultural potential which has a positive impact and a special significance for a country like Colombia, which has, along with a small number of nations, abundance in endowment of agricultural resources, not yet fully exploited. This is why, considering the growth prospects of the global food demand by 2050 (FAO, 2012) and the role of agriculture today and for the future, it is estimated that in the exporting countries of agricultural goods, agriculture could become a central pillar of economic growth and development (Fedesarrollo, 2013)

References:

FAO. Food and Agriculture Organization of the United Nations. (Junio de 2012). World agriculture towards 2030/2050: the 2012 revision. Recuperado el 07 de 02 de 2014, de http://www.fao.org/fileadmin/templates/esa/Global_persepctives/world_ag_2030_50_2012_rev.pdf

Fedesarrollo. Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo (Fedesarrollo). (2013). Políticas para el desarrollo de la agricultura en Colombia. Recuperado el 7 de 02 de 2014, de http://www.fedesarrollo.org.co/wp-content/uploads/2013/07/Libro-SAC_Web.pdf

Friday, November 29, 2013

Las economías emergentes y las “nuevas economías de servicios”

Por: Nathalia Rios Ballesteros
Estudiante de Economía y Negocios Internacionales de la Universidad EAFIT, Colombia

El mercado de los servicios se postula actualmente como uno de los grandes retos a enfrentar para las economías emergentes del mundo. Aunque este mercado actúe como generador de eficiencia, crecimiento y bienestar económico; debido a su caracterización y el funcionamiento de sus mercados, su modo de suministro, su composición o estructura sectorial, su productividad factorial, su grado de intangibilidad y su interdependencia con el resto de la economía, este sector resulta ser un desafío innegable para el aparato productivo, tecnológico e innovador de estos países en donde el desarrollo de estos aspectos al igual que el fomento del sector terciario, queda en la mayoría de los casos, relegado a un segundo plano. En este sentido, aunque la participación en el empleo y los ingresos del sector servicios bordea cerca del 70%, tanto en países desarrollados como en aquellos en desarrollo, se sabe que el desempeño económico y el bienestar generado por el sector terciario no sólo depende de su capacidad para producir valor agregado. 

Hoy por hoy, el sector servicios representa alrededor del 70% de la producción en los países desarrollados, y el 50% del PIB de los países en desarrollo. Adicionalmente, representa el 20% del comercio mundial total y funciona como un catalizador de la economía en general, con lo cual, resulta indiscutible resaltar el hecho de que durante las últimas décadas su producción y comercio ha presentado un gran crecimiento debido, en parte, al desarrollo de tecnologías que han reducido los costos de transporte al igual que su disposición para sumarse al proceso de inclusión en los diferentes niveles de las cadenas de valor globales apenas incipientes en algunas economías emergentes.

De la misma manera, el desarrollo de los servicios se convierte a su vez en un factor determinante para potenciar el crecimiento de otros sectores -como el industrial y agropecuario- debido a su carácter de “sector intermediario”, ya que permite agregar valor en las diferentes etapas de producción en los bienes de consumo final a través de la provisión de actividades claves en los campos de servicios financieros, de transporte y de seguro, entre otros. Es por esto que, según lo afirma Deardoff (2000), considerar la liberalización del comercio de este sector como medida de acaparamiento y robustecimiento del mismo, no sólo genera ganancias en cuanto al perfeccionamiento de las ventajas comparativas de los países, debido a la tendencia a la fragmentación de los procesos manufactureros, sino que también disminuye las barreras no arancelarias que enfrentan los bienes tradicionales –dado a su status sui generis de intagibilidad-.

Es así como, debido a la creciente importancia del sector y a sus diferencias, no sólo con respecto al comercio y prestación de servicios per se, sino también respecto a su relación con el mercado de bienes tradicionales, es necesario entender, analizar y evaluar las características y particularidades del sector en términos de su producción, regulación y comercio, para generar políticas de estado que garanticen el continuo y duradero crecimiento de este sector, lo cual le permita a las economías emergentes entrar en el proceso de “desindustrialización” mientras poseen el privilegio de ser clasificadas como las “nuevas economías de servicios” del mundo.

Referencias


Alan V. Deardorff (2000). International Provision of Trade Services, Trade, and Fragmentatio. University of Chicago, Chigado, Estados Unidos. Revisado el 30 de Noviembre de 2013. Disponible en: http://www.fordschool.umich.edu/rsie/workingpapers/Papers451-475/r463.pdf 

---

Nota:

Todas las cifras fueron tomadas de la intervención realizada por la Señora Barbara D’Andrea de la Economic Research and Statistics de la OMC (WTO) para el UNCTAD Virtual-Institute study-tour para universidades colombianas en su cuarta versión (Noviembre 18-22 2013, Ginebra, Suiza). Disponible en: http://unctad.org/en/Pages/MeetingDetails.aspx?meetingid=369

Monday, September 30, 2013

Global Trade as a lever for growth and employment

Opinion article by: Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co)
Economics student at Universidad EAFIT, Colombia



According to the European Commission (2010) in the past few years, global trade has expanded rapidly. From the late 1990s until now, the value of world merchandise trade grew by 73%. This growth has been mainly driven by growth in incomes and demand, falling in transport and communication costs, significant increases in foreign direct investment (FDI) in emerging market economies, improvements in efficient economic policies along with the implementation of trade policies and reductions in tariff and non-tariff barriers without ignoring the increasing competitive pressures that drive the search and pace of innovation and the implementation of costcutting, outsourcing and economies of scale in many industries.
In this context, although it is difficult to make general statements about the impact of trade opening and its growth per se; trade should not be considered in isolation from national, international and global realities. In this sense, one can establish that “trade growth is not pursued for its own sake”[1]; it brings along a triple major benefit for the ongoing country: more economic growth; greater consumer welfare translated into higher incomes and lower prices of goods and increased in employment conditions – greater and better-paid jobs-.
As a matter of fact, U.S is the world's largest economy and the largest exporter and importer of goods and services nowadays, which implies an active and relevant role of trade as an important engine for its economic growth and employment market -considering that more than 30 percent of U.S. GDP is tied to international trade and investment, and more than one in five U.S. jobs are supported by trade according to the Trade Benefits America Coalition (2013)-. This is the reason why U.S. engagement in the international marketplace today, is more important to this nation’s economy than ever before, exhibiting and showing the key role that trade plays in the economic current situation of countries worldwide.
Moreover, trade openness stands as an important lever that lift developing countries out of poverty allowing them to reap and reproduce the benefits of globalization into their own economies, taking into account the strong increase in the share of this economies in the international trade flow . This rapid economic rise and increasing involvement in global trade of these emerging market economies -especially major performers such as the BRIC members- has made enormous contributions to growth, development and prosperity within these economies. As part of a comprehensive set of policies and internal circumstances, it has helped to lift millions out of poverty and spread the benefits of higher living standards through lower living costs. It has brought nations closer together, fostering mutual understanding and promoting world peace while equipping the involved countries with the necessary tools to meet the challenges carried along with the hazard of this economic activity; challenges towards jobless growth management, high unemployment, poverty, unequal distribution and allocation of resources, environment and sustainable development, and the role of trade routes as well as investment decisions in this context.
For all the above, and considering today’s climate of “weak economic recovery, high unemployment and pressure on public finances”[2], one of the effective solutions that governments might adopt to boost growth and employment could be to foster global trade thus keeping global markets open; which provides two important implications; a result and a challenge for the involved country. The result: better economic performance -trade and market openness becomes a more prevailing tool for generating better quality jobs and boosting the much-needed growth-; the challenge: to construct coherent national and international policy frameworks that seek and drive towards inclusive growth of trade among countries because “it is their design, not their absence, that makes the difference”[3].

References


European Commission. (2010). Trade as a driver of prosperity. Recuperado el 20 de 09 de 2013, de http://trade.ec.europa.eu/doclib/docs/2010/november/tradoc_146940.pdf

OECD Trade and Agriculture Directorate (TAD). (Mayo de 2012). Better policies for better lives. Recuperado el 17 de Septiembre de 2013, de http://www.oecd.org/tad/tradedev/50447052.pdf

Trade benefits America Coalition. (2013). Trade benefits America|. Recuperado el 20 de 09 de 2013, de http://tradebenefitsamerica.org/contact

World Trade Organization (WTO). (2013). The Future of Trade: The Challenges of Convergence. Report of the Panel on Defining the Future of Trade.




[1] European Commission (2010)
[2] (OECD Trade and Agriculture Directorate (TAD), 2012)
[3] (World Trade Organization (WTO), 2013)

Value Chain and Entrepreneurs: causality or correlation?


Opinion article by Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co)

Economics student at Universidad EAFIT

In colloquial sense, entrepreneurship is usually associated with starting a business, but strictly, this definition and application goes much further and hides behind its words, a wide history and conceptual interpretation of it. The term “entrepreneur” derives its origin from French economists who first introduced the term in the 18th century. According to the Oxford Dictionary, it comes from the French word “entreprendre” which means someone who “undertakes” or “carry out” a significant project or activity. More specifically, it appeals to describe the daring individuals who stimulate economic progress by finding new and better ways of doing things. The French economist most commonly linked and credited for giving the term this particular meaning is Jean Baptiste Say. By the 19th century, Say stated; “The entrepreneur shifts economic resources out of an area of lower and into an area of higher productivity and greater yield”[1]. In brief, entrepreneurs create value.
Along with this “economic conception” of entrepreneurs, Joseph Schumpeter based his definition affirming that the function of entrepreneurs is to reform, change or modify the production pattern through various ways: “by exploiting an invention or, more generally, an untried technological possibility for producing a new commodity or producing an old one in a new way, by opening up a new source of supply of materials or a new outlet for products, by reorganizing an industry and so on.”[2] In a nutshell, Schumpeter’s entrepreneurs are the change agents in the economy.
Following this theoretical conceptions, arise the notion of value chain, which along with entrepreneurs are responsible for creating value. Regarding this, entrepreneurship and innovation cannot be fully understood without a proper understanding of the position and behavior of entrepreneurs in the value chain. Although entrepreneurship involves changes, transformations and improvements in products or services, entrepreneurial opportunities can, in fact, occur as a result of changes in a variety of parts of the value chain, thus raising the value generated by entrepreneurs. In this sense, the entrepreneur’s idea, then, may span several parts of an industry’s through the value chain; entrepreneurs are key for spreading success throughout the value chains which indicates that the presence of entrepreneurship may involve a better outcome obtained through the implementation of value chains.
"Entrepreneur" in this sense may result as an strategic element for; identifying, evaluating and exploiting undiscovered or new business opportunities; for revitalizing, energizing or renewing existing organizations in response to the perceived opportunity and for boosting the economy-innovation, competition, creation of employment through the creation of additional and new value and thus, in sum improving the general welfare of society.




[1] (Say, (1803, tr. from the 4th ed. 1821))
[2] (Schumpeter, 1911)


Sunday, September 8, 2013

La competitividad y la innovación nacional: Una transformación productiva, eficiente e integral para el país

Artículo de opinión por: Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co)
*Estudiante de Economía y Negocios Internacionales, Universidad EAFIT, Medellín, Colombia.

En 2005, cuando se creó el Sistema Nacional de Competitividad, hoy Sistema de Competitividad e Innovación (SNCeI), la Comisión Nacional de Competitividad definió la política de competitividad y productividad para Colombia, la cual propone a través de la Visión 2032, convertir al país para ese año en el tercer país más competitivo de América Latina, con un nivel de ingreso por persona equivalente al de un país de ingresos medios altos. Lo anterior a través del desarrollo de una “economía exportadora de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación, con un ambiente de negocios que incentive las inversiones local y extranjera, propicie la convergencia regional, mejore las oportunidades de empleo formal, eleve la calidad de vida y reduzca sustancialmente los niveles de pobreza”. (SNCeI, 2012). Desde entonces, el gobierno se encargó de construir y fundamentar un marco de institucionalidad para la competitividad –agrupando, fomentando y apoyando los diferentes conjuntos de orientaciones, normas, actividades, recursos, programas e instituciones públicas y privadas que prevean y promueven la puesta en marcha de políticas de desarrollo de la productividad y la competitividad- las cuales hoy por hoy, se han quedado aparentemente cortas en las labores requeridas para mejorar en estos aspectos.
Bajo este contexto, no resulta sorprendente el hecho de que Colombia se encuentre estancada respecto a los índices internacionales que miden la competitividad relativa de los países a nivel global en los últimos años; mientras tanto, homólogos latinoamericanos como Brasil, México, Chile y Perú han logrado importantes avances en estos años. Entre estos índices se pueden destacar; el Índice de Competitividad Global realizado por el Foro Económico Mundial[1], en el que la posición del país ha oscilado en los últimos cinco años alrededor del puesto 69, entre un total de 144 países, y el Informe de Competitividad del Institute for Management and Development (IMD), que ubica a Colombia en el lugar 52 entre 59 países. Dichos informes hacen hincapié en las falencias y aparente rezago del país en aspectos específicos que se convierten en desafíos para la competitividad –entre estos; la calidad en la educación y de la infraestructura de transporte, la existencia de instituciones públicas débiles, la baja capacidad e inversión en innovación, investigación y tecnología, entre otros-, los cuales comprometen el desarrollo sostenido de la competitividad, la innovación y la tecnología en el terreno nacional y lo que ha llevado a que a pesar de la existencia de múltiples esfuerzos privados y públicos para transformar el aparato productivo interno, estos no se hayan concretado en resultados positivos específicos para el país.
Es por esto que, asumir la responsabilidad del trabajo para mejorar la competitividad y la innovación en el país, debe suponer una labor conjunta e integrada de ambos sectores de la economía; tanto el sector público como el sector privado deben unir fuerzas para forjar relaciones, políticas y orientaciones eficientes que permitan y faciliten el aprovechamiento y la optimización de los “fortalezas” de Colombia, como la estabilidad macroeconómica, el crecimiento de sus mercados internos y la eficiencia de su mercado financiero, con el fin de traducir y expandir dichos puntos a favor en mayores y mejores resultados positivos que encaminen y fundamenten las bases del direccionamiento productivo del país manteniendo como pieza clave la obtención y el alcance progresivos los objetivos planteados en la Visión 2032.


Referencias


Sistema Nacional de Competitividad e Innovación: SNCeI (2012)

Informe de competitividad Nacional 2012-2013






[1] Introducido por el FEM a través del “Global Competitiveness Report 2012-2013”.


Tuesday, August 20, 2013

Global Value Chains (GVCs): the path towards a global economy

Opinion article by: Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co
Economics student at Universidad EAFIT, Colombia.

Global capitalism has taken over the current economic field. Over the last two decades, terms such as ‘globalization’, ‘internationalization’ and  ‘international free trade’ have emerged and have jointly given rise to a new line of research and a new ‘form of trade’ which has increased greatly in importance nowadays: Global Value Chains (GVCs).  According to Gereffi (2003) a value chain is the range of activities –understood as a set of process that take place transnationally - involved in the design, production and marketing of a product before it is turn into a final good; it is ‘the functional integration and co-ordination of internationally dispersed activities’’ (Gereffi 1999: 41)
Within this broad framework; the growing integration of the global economy posed by the implementation of the GVCs in the various sectors of the economy, has provided the opportunity for substantial economic and income growth, creating and promoting significant opportunities for developing countries and regions as a way to potentially increase the rate and scope of industrial growth and the upgrading of their manufacturing and service activities as well as a way for addressing the poverty and inequality inherent to its internal situation.
However, at the same time, GVCs carry along not only positive but also negative attributes for these countries. As it was stated by the UNCTAD WIR for 2013, even though developing countries are increasingly becoming active participants of GVCs and thus gaining significant improvements in living standards and domestic value added in their exports - higher contribution to countries’ GDP- through it, it still remains a long way towards equity in contrast with developed economies. In this sense, as global trade grows, developed economies appear to increase import dependence for exports, allowing developing countries to add disproportionately to their domestic value; in a nutshell, innovation activities tend to attract higher incomes and continue to be concentrated in the developed countries.
In this context, it seems like the impact of GVCs on inequality is perhaps a complex and wide reality, but unraveling this ‘complexity’ is the key challenge for all developing economies in order to succeed in their path towards integral growth and economic development. What matters then, is how producers – whether firms, regions or countries – become active participants of the global economy and GVCs to narrow this disparity. Hence, there is a need to manage and control the mode of insertion into this ‘plural economy’, to ensure that incomes are not reduced or further transferred to developed countries. Thus, identifying the circumstances which enable developing countries to extend and transform their production capabilities into innovation capabilities along with profit maximization, acquisition of competitive and comparative advantage, reduction of reliance on developed countries to create own-domestic value added and the diversification and expansion of the range of production, which implies exploring other economic sector and fields, rather than sticking into the one that provides the least profit range: the primary sector, can become useful strategies to forge the way to a true global economy.


References: 

Gereffi, G., 1999, ‘International trade and industrial upgrading in the apparel commodity chain’, Journal of International Economics, Vol 48, No 1, pp 37-70.

Thursday, August 1, 2013

Sobre las políticas que faciliten la sostenibilidad justa y la reciprocidad de los países

Artículo de opinión por: Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co)
*Estudiante de Economía y Negocios Internacionales, Universidad EAFIT, Medellín, Colombia.

¿Cómo generar políticas que permitan la sociabilidad justa, la asignación simétrica de ganancias y el fomento de la reciprocidad en las relaciones comerciales multilaterales de inversión -entre países-, sin caer en el estigma de “proteccionistas”?
Este es el gran reto que enfrentan, hoy en día,  muchas economías emergentes del sudeste asiático, África y  Latino América y el Caribe, que ven la Inversión Extranjera Directa (IED) como una posible solución a su condición de subdesarrollo, escasez de oportunidades y aparente rezago frente a los país del primer mundo. 
Sí bien, es cierto que la IED supone una fuente importante de desarrollo económico, tecnológico y en muchos casos social ―en tanto que contempla el crecimiento integral de la economía, el mejoramiento de las oportunidades de trabajo y las condiciones de vida de los habitantes de estos Estados―, los beneficios que esta genera no se acumulan automática, equitativa y simétricamente en los países, sectores y comunidades involucradas en dicha relación multilateral de inversión. Pues así como lo afirma teoría de la interdependencia compleja; los vínculos establecidos a partir de la IED son de ‘dependencia mutua’, es decir, donde los efectos de transacción en términos de costos son recíprocos, más no simétricos. Es así como los Estados deben alinearse y procurar escenarios multilaterales como espacios de equilibrio de poder y beneficio mutuo, a través de ‘estrategias de vinculación’ -alianzas, diálogos e interlocución entre países- para la construcción de una agenda plural con temas transnacionales y transgubernamentales, cuya incidencia política, económica y social, sea positiva e igualitariamente equitativa para todas las partes involucradas.