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Saturday, June 13, 2020

Víctimas en la implementación de los Acuerdos de Paz: ¿cómo va su participación?

Opinion por: Juan Esteban Rivera Salazar. Estudiante de Negocios Internacionales de la Universidad EAFIT (Colombia).
Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo.

Bien se ha establecido que la correlación entre Estado de Derecho y desarrollo es positiva. Ambos se refuerzan mutuamente y apuntan a la consecución de la sostenibilidad en el largo plazo. Aun cuando la paz no es estado perfecto, es ciertamente conditio sine qua non bajo el cual el Estado de Derecho se fortalece y puede emplear los esfuerzos necesarios para crear las condiciones para el mejoramiento social y económico. Encaminado hacia ese propósito se encuentra el ODS 16 (Paz, Justicia e Instituciones sólidas) que dispone de metas centradas en la erradicación de todas las formas de violencia y en la promoción y robustecimiento de las instituciones. Alineado a lo anterior, el artículo 22 de la Constitución colombiana establece que “la Paz es un derecho y deber de obligatorio cumplimiento” erigiéndose como pilar y fundamento para el funcionamiento del Estado y sus instituciones. Como estamento legal y principio constitucional, el artículo 22 obliga a cada ciudadano y gobierno en el poder, sin importar su tendencia ideológica, a designar recursos (no meramente monetarios) con el fin de lograr la paz, convirtiéndola así en medio y fin del Estado. Es por ello que ninguna voluntad política debería interferir con intentos por lograr la paz. En un país cuyas generaciones no han experimentado lo que ésta significa, se hace estrictamente imperante buscar métodos alternativos de resolución de conflictos al militarismo que ha demostrado ser inefectivo en la erradicación de grupos armados ilegales e insurrectos en Colombia. De hecho, en el afán de derrotar las guerrillas por las armas, la guerra sucia se instauró, se profanó el DIH y los altos y dolorosos costos fueron asumidos por la sociedad civil.

La fórmula es sencilla: paz negociada. En palabras de Mahatma Gandhi, si se desea paz, la paz es el camino. La construcción de paz en Colombia es un camino extenso y propenso a desafíos. En un país con más de 50 años de conflicto civil, la convivencia en armonía política y social resulta en urgentes llamados de atención en miras a alivianar las cargas que la sociedad colombiana ha estado soportado por problemas estructurales relacionados con la falta de justicia social, la precaria distribución de tierras, la participación sectaria y limitada en la política y las grandes brechas socio-económicas que se siguen ahondando. Es por ello que el Acuerdo de Paz entre el Estado Colombiano y la extinta guerrilla de las FARC-EP, desde su firma en 2016 y la puesta en implementación, llama al término de hostilidades y el uso de la violencia, a la búsqueda de la verdad, a la recuperación de la dignidad de las víctimas y si es posible, la reconciliación (sin ser este último un propósito per se del Acuerdo de Paz). Su enfoque en el ODS 16 es claro. Además de propiciar un espacio para lograr parcialmente la paz social y política, el Acuerdo busca llevar al Estado a las regiones que por décadas han estado desamparadas y saldar deudas históricas con las comunidades que nunca sintieron al Estado como su Leviatán.

Pero: ¿en qué se ha avanzado con las víctimas? Los defensores del Acuerdo afirman que durante las negociaciones, las víctimas fueron puestas en el centro de la discusión. A diferencia de previos Acuerdos de Paz, el Acuerdo con las FARC dispone de un sistema restaurativo basado en 4 ejes: justicia, verdad, reparación y garantías de no repetición, estipulando así como punto de referencia los derechos de las víctimas. Sin embargo, el panorama no parece tan alentador para ellas. De acuerdo con el reporte "Del capitolio al territorio" (Fundación Ideas para la paz, 2019) sobre la implementación del Acuerdo de Paz, si bien el Registro Único de Víctimas ha establecido el magno número de casi 9 millones de víctimas, para enero de 2019 (según reportes de prensa) solamente se habían reparado 962.000 de ellas. Una absurda cifra de menos del 15% de víctimas desde la puesta en marcha de la Ley 1448 de 2011 (conocida también como Ley de Víctimas). Las víctimas siguen exigiendo al Estado por su reparación y la aceleración de los procesos para lograr la indemnización y reparación que se les había prometido. También señala una aparente desconexión entre el Sistema Integral dispuesto por el Acuerdo de Paz y otras medidas de reparación consignadas en este. Asimismo, las víctimas han clamado porque su reparación se ha visto afectada con la implementación del Acuerdo especialmente debido a la disminución de recursos tanto financieros como humanos que se han dispuesto para el cumplimiento de las obligaciones con las víctimas que estaban en proceso y las nuevas que han resultado. Encaminado a la falta de recursos, los gobiernos locales insisten en que aunque el gobierno nacional les designa responsabilidades, no se encuentran en la capacidad para atender nuevos hechos victimizantes resultado de la nueva ola de violencia que se ha desatado.

Por otro lado, el Informe Trimestral del Secretario General a marzo de 2020 sobre la situación del Acuerdo de Paz muestra cifras más concretas. Según el informe, en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) se han acreditado más de 265.000 víctimas en los siete macro-casos abiertos. Asimismo, la JEP ha acreditado 11.762 personas indígenas de 69 comunidades de Chocó y Antioquia y a más de 100.000 víctimas de 31 comunidades provenientes del departamento del Cauca. “Hoy comparecen ante la Jurisdicción 12.529 excombatientes y hay 1.000 solicitudes de terceros que se presentaron voluntariamente” (Colombia en Transición, 2020). La Comisión de la Verdad, por su lado, ha realizado alrededor de 11.700 entrevistas individuales y colectivas con víctimas, excombatientes y otros actores involucrados para cumplir con su propósito en revelar las verdades aún ocultas sobre el conflicto armado y disponer de ellas para la memoria histórica y colectiva del país. La Comisión actualmente cuenta con 22 Casas de la Verdad de las 28 inicialmente proyectadas. Finalmente, la tercera organización del Sistema Integral, la Unidad Especial de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) había identificado para entonces 599 personas que no figuraban en ninguna otra base de datos.

Si bien se han hecho esfuerzos desde el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, aún queda mucho por hacer. Algunas organizaciones de víctimas han hecho peticiones a la JEP para que abra nuevos casos relacionados con violencia sexual, desaparición forzada o hechos victimizantes contra defensores y líderes sociales (Colombia en Transición, 2020). No obstante, su trabajo ha sido ejemplar y se ha permitido una mayor participación y voz a las víctimas del conflicto. Algunos resaltan la independencia de sus decisiones judiciales. Lo mismo ocurre con la Comisión de la Verdad y la UBPD, cuyas labores resultan imprescindibles para la construcción de memoria y la dignificación de las víctimas a través de las respuestas a sus preguntas y clamores. En esta línea, que las víctimas dejen de ser una cifra, se visibilicen y conviertan en vivo ejemplo de la resiliencia de un pueblo azotado por la violencia. Es importante seguir de cerca la implementación del Acuerdo y la interacción con las víctimas a quienes el Estado mismo les debe protección y garantías para que los hechos atroces no se vuelvan a cometer. El Sistema Integral fuera de convertirse en otro aparato burocrático, debe contemplar una continua articulación con organizaciones de la sociedad civil y de víctimas así como la conexión entre las tres entidades que hacen parte del sistema. En conclusión, que el Estado Colombiano realmente muestre avances en su consolidación como Estado de Derecho y su capacidad institucional para garantizar el cumplimiento de DDHH y la ley.

Referencias


Colombia en Transición. (2020). Quinta entrega. Así va el Acuerdo de Paz: tras la verdad y la reparación de las víctimas del conflicto. Recuperado de https://www.elespectador.com/colombia2020/pais/asi-va-el-acuerdo-de-paz-tras-la-verdad-y-la-reparacion-de-las-victimas-del-conflicto-articulo-918832/

Fundación Ideas para la Paz. (2019). Del Capitolio al Territorio. La implementación del Acuerdo de Paz en lo local: los desafíos y las oportunidades. Recuperado de https://ce932178-d58f-4b70-96e7-c85e87224772.filesusr.com/ugd/883ff8_ae12cdd588b64266bbebe841e15f065c.pdf

Organización de Naciones Unidas. (s.f.). Estado de Derecho y Desarrollo. Recuperado de https://www.un.org/ruleoflaw/es/rule-of-law-and-development/

Revista Semana. (2020). Infografía: ¿cómo va la implementación del acuerdo de paz?. Recuperado de https://www.semana.com/nacion/articulo/como-va-la-implementacion-del-acuerdo-de-paz-en-marzo-de-2020/660443

Monday, August 1, 2016

Decisiones y acciones: El proceso de construcción del futuro

Por: David Ricardo Murcia Sánchez
Docente de Cátedra
Investigador del Centro de Análisis Político
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo
Universidad EAFIT

En una inspiradora columna de opinión la profesora Maria-Alejandra Gonzalez-Perez llama la atención sobre la necesidad de pasar de las decisiones a las acciones (31 de Julio de 2016). Con ello evocando la dificultad que enfrenta el mundo contemporáneo de grandes pactos por el desarrollo, para enfrentar la subida del terrorismo expresado no sólo en las oleadas de violencia homicida en el mundo; también y, como correlato necesario, en las medidas de contingencia que muchos gobiernos están tomando para poder ofrecer seguridad a su ciudadanía, produciendo un giro a la derecha que atenta con las garantías ciudadanas que, al menos en Europa, se habían consolidado con el nuevo mileno. Con ello se levanta desde las tierras bajas del norte europeo (Holanda, Bélgica y Dinamarca) un populismo proteccionista y nacionalista que deja una sombra en el resto del Antiguo Continente, una sombra que sirve de aliciente, entre otros, al lepenismo francés (Meier, 08 de diciembre de 2015).

El problema surge en el contraste de las nuevas agendas de desarrollo que evoca la profesora Gonzalez-Perez, como los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), con su trabajo por construcción de un concepto universal de humanidad y de desarrollo conjunto y las tensiones políticas de la convivencia entre extraños. Ante un escenario así descrito, nos tomamos con una explicación clásica de la filosofía y ciencia políticas en la cual se plantea que debido a las diferencias insuperables que representas las unidades civilizacionales del mundo contemporáneo (Huntington, 1996), se producen choques que se comportan según la lógica de la deshumanización del enemigo político, produciendo un enemigo absoluto: aquel a quien no puedo resistir y tengo que acabar (Schwab, 1987). Dinámica cada vez más necesaria y agónica, en la media en que Europa se ha convertido en un crisol en el que chocan de manera constante Occidente y el Mundo Musulmán.

No obstante, esta explicación palidece en simplificaciones, no sólo sociológicas y politológicas, sino filosóficas y teóricas. Los vicios del primer orden se evidencian en cuanto este tipo de posturas unifican las voluntades políticas y culturales de amplios territorios en macro-conflictos que pueden perder de vista sucesos micro-sociales que expliquen la irrupción de la violencia: no se puede reproducir la tesis mediática de que los lobos solitarios, que se declaran radicales islámicos 15 u 8 días antes de sus actos, son expresiones claras de la confrontación cultural. El caso es claro con los perpetradores de los actos en La Florida y Niza, para quienes no hay manera clara de probar una vinculación prolongada con el denominado estado islámico. En el caso de la discoteca en Orlando, se presume que las causales del desafortunado incidente fueron más relacionadas con procesos psicológicos que con una guerra santa (ElPais.com.uy, 6 de julio de 2016).

Por otra parte, debemos considerar las flaquezas teóricas y filosóficas de suponer que ante el encuentro con el Otro sólo tengo como salida la confrontación beligerante y en caso extremo la exterminación. En principio, el teórico de lo político, Carl Schmitt, deja en claro que para la relación política con el Otro no es necesaria la existencia fenoménica de la guerra, sólo su posibilidad lógica (2009). En otras palabras, para la existencia de lo político la relación con lo ajeno del otro implica la posibilidad de enfrentarse con él en la guerra, pero sólo como momento último y agónico de la yuxtaposición de las dos afirmaciones exigencias colectivas; como lo deja en claro Jerónimo Molina (2016), en su revisión de la obra de Julien Freund.

Otro aspecto a tener en cuenta es que, más allá de las teorías políticas del enemigo, la filosófica política contemporánea ha buscado un cambio discursivo entre la otredad y la alteridad. En el primer caso el otro es aquel que me afirma en cuanto no soy, ni puedo ser él: una afirmación de la unidad política mediante la diferencia. En el segundo caso, la alteridad implica el proceso de construcción de una nueva unidad dinamizada por la unión de los contrarios en una nueva existencia: afirmación por complementariedad (Reinhard, 2010).

En este tránsito discursivo para poder pensar un relacionamiento político entre contrarios, puede llegar a caerse, como indica Kenneth Reinhard (2010), en una negación de la otredad, esto quiere decir del enemigo, como expresión de lo político. Así, filósofos como Badiou (2004) o Rosenzwieg (1985) pueden negarse a aceptar la posibilidad real y dolorosa de la enemistad absoluta. Pero con ello no proscriben la violencia del mundo. El atinente escrito de Reinhard (2010), muestra esta eterna doble posibilidad en su mayor crudeza, las relaciones políticas pueden construirse de forma diferenciada: otredad, o de forma complementaria: alteridad, según sea la capacidad del sujeto, en este caso sujeto político de vincularse con la realidad: trauma-represión o liberación-generación respectivamente. En punto último, es una decisión de los sujetos políticos tanto individuales como colectivos, que se perfora en dinámicas sociales de manera in-mediata, que no automática[1].

En este punto aparece de nuevo la necesidad que proyectaba la profesora Gonzalez-Perez de pasar de la decisión a la acción (31 de Julio de 2016). De pasar de planes para la construcción de una buena convivencia, a la generación de dinámicas que la realicen. Proceso en que el individuo, debe realizar una concientización de Otro como complemento a su existencia desde la diferencia y no una reproducción de discursos absolutos y oblicuos que satanicen la otredad.

Enfrentamos una disyuntiva que se renueva constantemente, como en su época lo dijo José Medina Echeverría (1976), que se suscita por cómo queremos vivir y se detona la respuesta a qué estamos dispuestos a hacer para construir un mejor escenario de futuro. 



Referencias


Badiou, A. (2004) Theoretical writings. New York: Continuum.
ElPais.com.uy. (6 de julio de 2016). Omar Mateen a su esposa: "Soy gay, me odio, por eso estoy haciendo esto". Disponible en: http://bit.ly/29otIsv.
Gónzalez-Pérez, M. A. (31 de Julio de 2016). Avances y reversas en los procesos de humanización: De las decisiones a las acciones. Dinero.co. Disponible en: http://bit.ly/2atUpfJ.
Huntington, S. (1996). The clash of civilizations and the remaking of world order. New York: Simon & Schuster. ISBN 0-684-81164-2
Medina Echeverría, J. (1976). Latin America in the possible scenarios of Détente. CEPAL REVIEW, second half of 1976, 9-92.
Meier, B. (31 de Julio de 2016). Europa: los efectos del giro a la derecha. Dw.com. Disponible en: http://bit.ly/2am5AIo.
Molina, J. (2016). Julien Freund o la imaginación del desastre. Nueva Revista de política, cultura y arte, (158), 221-232.
Reinhard, K. (2010). Hacia una teología política del prójimo. En K. Reinhard, E. L. Santner y S, Zizek. El prójimo. Tres indagaciones en teología política (21-103). Buenos Aires: Amorrortu.
Rosenzweig, F. (1985). The star of redemption (W. Hallo, Trad.). Indiana: University of Notre Dame Press.
Schmitt, C. (2009). El Concepto de lo político. Texto de 1932 con un prólogo y tres corolarios. Madrid: alianza.
Schwab, G. (1987). Enemy or foe: A conflict of modern politics. Telos, (72), 194-201.




[1] La necesidad de diferenciar entre la automaticidad y la inmediatez se genera porque la primera noción implica una acción dispuesta a continuar, sin proceso ninguno que la detone más allá del original. Por otro lado, la inmediatez refiere a un fenómeno generado por la interacción entre dos partes que no refleja medio de transmisión tangible.

Tuesday, June 3, 2014

Agenda Post 2015: Hacia un desarrollo económico equitativo, inclusivo y sostenido

Artículo de opinión por: Marcela Marin Mira*
Estudiante de Negocios Internacionales, Universidad EAFIT



En su interés por la erradicación de la pobreza y la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), los cuales fueron adoptados en el 2000 como marco de acción y cooperación global, la Organización de las Naciones Unidas y diferentes entes internacionales han unido sus esfuerzos para recorrer un trayecto que asegure un desarrollo sostenible después de 2015.

En la promoción de esta lucha, el Secretario General de las Naciones Unidas ha adoptado iniciativas tales como el establecimiento del equipo de tareas del sistema de las Naciones Unidas sobre la agenda de las Naciones Unidas para el desarrollo después de 2015 (desde enero de 2012), que reúne más de 60 entidades y agencias de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales y atiende a las necesidades de los gobiernos, la sociedad civil, la academia y el sector privado; la creación de un equipo Grupo de Alto Nivel de Personas Eminentes (que está en funciones desde julio de 2012) y el nombramiento de su propio Asesor Especial sobre la Planificación del Desarrollo después de 2015.

Teniendo en cuenta que el foco principal de las Naciones Unidas en su Agenda Post 2015 (UN System Task Team on the Post-2015 UN Development Agenda, 2012) es asegurar que la globalización se convierta una factor netamente positivo para todos los seres humanos de generaciones presentes y futuras, el equipo de tareas del sistema de las Naciones Unidas sobre la agenda de las Naciones Unidas para el desarrollo después de 2015, en su informe “El futuro que queremos para todos” presentado ante el Secretario General, expuso recomendaciones que han servido de referencia para otras consultas y han trazado una guía para el trabajo Grupo de Alto Nivel sobre desarrollo después de 2015. Entre estas recomendaciones podemos destacar:

  • Una mirada hacia el futuro sin abandonar los valores fundamentales apoyados en los derechos humanos, la igualdad y la sostenibilidad.
  • Con la intención de no desviar los intereses globales que persigue un desarrollo sostenible, es importante observar los ODM desde una perspectiva más holística y reorganizarlos en cuatro nuevas dimensiones: (i) desarrollo social inclusivo; (ii) desarrollo económico inclusivo; (iii) sostenibilidad ambiental: y (iv) paz y seguridad.
  • La necesidad de un alto grado de coherencia de políticas a nivel global, regional, nacional y local, sin dejar de lado el reconocimiento de las particularidades de cada situación, pues la Agenda debe dejar un amplio espacio de autonomía para el diseño de políticas nacionales y su respectiva adaptación a su visión y principios.
  • Las responsabilidades de la Agenda Post 2015 deben ser compartidas por todos los países, por lo que se deben hacer reformas a los mecanismos de gobernanza global, donde la aproximación al desarrollo se haga desde un cambio basado en procesos de derecho, equidad y sostenibilidad.
  • Coordinar el proceso de valoración de la agenda para el desarrollo después de 2015 con el documento final de Río+20, que recopila un conjunto de objetivos de desarrollo sostenible (ODS). 

Con la interdependencia que experimentamos a nivel global, es claro que para lograr un desarrollo humano sostenible, la transformación es la respuesta. Los negocios deben parar de ver el mundo como un bien “libre e ilimitado”, pues la búsqueda de sus propios intereses (generalmente lucrativos) está generando implicaciones negativas en el resto del mundo, afectando lo que realmente es un bien común. Un cambio radical hacia patrones sostenibles de producción y consumo es necesario.

Referencias


Organización de las Naciones Unidas () Agenda para el desarrollo después de 2015. Obtenido de Naciones Unidas: http://www.un.org

UN System Task Team on the Post-2015 UN Development Agenda. (2012). Realizig the Future We Want for All. New York.