Thursday, June 18, 2015

Alcances de la moral: breve reflexión sobre la encíclica verde y el desarrollo sostenible


Por: David Ricardo Murcia Sánchez* (dmurcias@gmail.com)
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo


El día de hoy, 18 de junio de 2015, se ha despertado en varios medios de comunicación y redes sociales, una calurosa discusión sobre la idoneidad de su Santidad el Papa Francisco para conminar sobre el direccionamiento del desarrollo y el ordenamiento económico en la segunda Carta Enciclica que máximo jerarca de la iglesia católica promulga desde su incardinación. En Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común (Francisco, 2015) se expone un rescate del pensamiento ecologista de San Francisco de Asís.

En este documento, el Papa, desde su posición de guía moral y doctrinario de los católicos en el mundo, da una serie de parámetros comportamentales que buscan guiar la relación de los hombres con el medioambiente, con fin de regular el sistema de consumo desenfrenado que ha llevado al planeta fuera del punto de sostenibilidad.

Una de las discusiones se teje alrededor que cuál era la capacidad una figura religiosa y moral, en contraste otra técnica y científica, para dar guías de política y comportamiento sobre un tema que en tiempos contempéranos ha sido ampliamente discutido en la plaza política internacional. Como es el caso calentamiento global y la sostenibilidad.

Ejemplo de la importancia de esta temática puede cerciorarse con el simple hecho que los nuevos lineamientos internacionales de desarrollo promulgados por ONU se titulan Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (vid. UN.bo, 2008-2015). Este adjetivo: sostenible, refleja como la agenda internacional se centra en el acuerdo común sobre la vertebralita de esta temática para el desarrollo de las políticas, la sociedad y la vida misma.

A este punto, la contraposición entre las conminaciones, prima facie morales, de Su Santidad y los criterios científicos y técnicos de los expertos y hacedores de política, tal vez deje escapar el área de acción en la que se desarrolla este debate: la sociedad. En esto quiero dar claridad: una postura moral intuye afecciones subjetivas en el juicio y, por lo tanto, una incapacidad de dar criterios de validez (con la grandilocuencia metódica del término). Por otro lado los criterios científicos, suponen un acercamiento objetivo en el cual el observador se libra de su postura personal para entender y exponer una realidad. No obstante, al caso de la discusión esta contraposición no se da.

Para poder comprender mejor, el aporte del Papa no contiene pretensiones de verdad sobre si hay o no contaminación, sobre si estamos o no en un punto de desequilibro ambiental que hará a futuro el desarrollo de toda actividad humana inviable. Estas preguntas competen a estudiosos de la ecología y el desarrollo. Los argumentos de S.S. Francisco son de carácter moral y político; esto es, argumentos del tipo: si somos de una comunidad X deberíamos (lo correcto es) comportarnos de un modo Y. En este caso, por estar en el ámbito de la política, es conveniente recordar a Merino (2010), quien aclara que es imposible dar criterios amorales: objetivos, en este ámbito de la existencia humana, que en su tiempo Arendt llamó acción (Arendt, 1993).

Al ubicar la discusión en la sociedad y entender su naturaleza inevitablemente moral y política, la discusión en la que el papa se inserta es por completo de su injerencia. Más aun cuando se constata en el ámbito político internacional se están haciendo grandes esfuerzos por poder cambiar el carácter depredatorio de la economía actual. Recordemos los ODS. Así, el apoyo de los criterios morales de un líder espiritual pueden aunar fuerzas en un propósito, que por lo pronto, parce común en la sociedad. Un apoyo que puede guiar el comportamiento de los humanos desde el fuero interno, cosa que para la política es inalcanzable (sobre esto las ideas de Masilio de Padua pueden dar luz).

En suma, contrario a preocupante, es de mi parecer alentador el trabajo que en Laudate Si’ Su Santidad desarrollo. Más aun, cuando sus predicas no pretenden sobrepasar el límite que la modernidad le ha impuesto a su poder: la moral, sino que desde ésta se aúna a la agenda internacional que se preocupa por la vía de desarrollo en la que el mundo se dinamiza contemporáneamente.

Referencias


  • Arendt, H. (1993). La condición humana (R. Gil, Trad.). Barcelona: Paidós. (Texto original en inglés de 1958)
  • Francisco. (2015). Laudate Si’: sobre el cuidado de la casa común. Disponible en: http://bit.ly/1GSmd9v.
  • Merino, M. (2010). La importancia de la ética en el análisis de las políticas públicas. En: Merino, M. y Cejudo, G. (Comps.) “Problemas, decisiones y soluciones. Enfoques de política pública”. México: FCE, CIDE.
  • Padua, M. (1989). El defensor de la paz (L. Martínez Gómez, Trad.). Madrid: Tecnos. (Texto original en latín de 1324)
  • UN.bo. (2008-2015). Objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Disponible en: http://bit.ly/1HsdCeL.