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Monday, August 3, 2020

Desafíos Post-pandemia: Investigación y desarrollo en riesgo

Columna de opinión por: Andrés Marcelo Romero Soto (Semillero de Investigación del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo)

Aun cuando todo -absolutamente todo- es incertidumbre en estos momentos, hay escenarios donde las situaciones pueden tornarse un poco complicadas. En momentos de incertidumbre, es donde el conocimiento y el trabajo de las mentes, juegan un laberinto tratando de obtener la mejor solución a los afamados problemas. Pero para conseguir un buen club de personas obsesionadas y apasionadas por la curiosidad y las ganas de resolver grandes retos, deben existir puntos calientes del conocimiento de donde emanen estos actores.

Actualmente, varias naciones invierten su atención en varios sectores de la ciencia, con el éxito de que los investigadores traten de -no con exactitud- , dar una solución aproximada a los problemas que vivimos. Es emocionante llegar a pensar cómo las personas que hacen ciencia, se encuentran en una carrera para demostrar con base en sus conocimientos, dar soluciones a esto tan grande que nos aqueja. Y más aún, a otros problemas que se ramifican de esta pandemia.

Desde la creación y/o modificación de aparatos para ayudar a los afectados, hasta modelos donde se puedan proyectar los peores escenarios, o dar solución a la movilidad de las personas para que sean menos los contagiados; son hechos que demuestran que la inversión a largo plazo en investigación y desarrollo es en parte efectiva. Y como todo problema tiene solución, es muy bueno cuando la solución tiene buena pinta de llegar “pronto”.

Ahora, sobrellevando las predicciones del sector económico, y observando el panorama mundial, los países de América Latina y el Caribe son de las regiones que, aunque obtuvieron un leve crecimiento en sus economías, podrían crecer de una manera poco acelerada por el conflicto comercial de China y los Estados Unidos, siendo estos sus principales socios (CEPAL, 2019). En consecuencia, el presente arroja que para varios países del continente americano, no son buenas las proyecciones de crecimiento del PIB, como lo refleja un informe de la CEPAL(2020). El panorama a nivel local tampoco es alentador, obteniendo proyecciones como del Banco Mundial de una baja de hasta 9% del PIB colombiano, entre otras proyecciones pesimistas que se han ido desarrollando.

El tema del país con respecto a la inversión en investigación y desarrollo (I+D), aún no alcanza ni el promedio. En el 2019, según Alicia Bárcena, directora ejecutiva de la Cepal, en un reportaje del periódico La República, menciona que aunque eran buenas las predicciones del crecimiento del PIB en un 3.3%, Colombia no alcanzaba el promedio de inversión del PIB para I+D con respecto a los países de la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), siendo este un 2.5%. Pero, teniendo en cuenta las proyecciones post-pandemia, no sería nada agradable no poder superar este reto.

En medio de estos resultados, Colombia se encaminaba en el mejoramiento del manejo de este sector. Según la Profesora Clara Inés Pardo Martínez (PhD) de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario, en un artículo de economía de la revista Portafolio, el país estaba en desarrollo de superar el reto de incrementar la inversión, como la transición de Colciencias al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, la reapertura de la comisión de sabios entre otros temas dirigidos al fortalecimiento e incremento de las actividades de ciencia, tecnología e innovación. Sin embargo, en el mismo artículo, se destaca que para obtener buenos resultados, la inversión tanto pública como privada debe incrementar, y que los actores desarrollen las estrategias de una manera conjunta.

En un boletín reciente, de análisis de indicadores de ciencia, tecnología e innovación del OCyT (Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología) titulado La Eficiencia de la Innovación en Colombia frente al mundo: Un análisis desde el Global Innovation Index, muestran que el país ocupa posiciones bajas en relación con los demás en la región. Aunque muestra datos alentadores sobre producción de recursos humanos, como graduados en ciencia e ingeniería; en temas como Investigadores (por millón de habitantes), Gasto bruto en I+D (% del PIB), e Inversión en educación, no alcanzaba ni el promedio con respecto a la OECD.

Es complicado el medio en el que se mueve el I+D en Colombia, aun presenciando proyecciones sobre el 50% de deserción de estudiantes en las universidades, se puede perder por un corto tiempo parte del recurso humano vital para el desarrollo del I+D, aunque algunas instituciones promueven medios por los cuales se pueda continuar y reducir un poco la perdida. Las estadísticas antes de este suceso mundial, mostraban una leve disminución de las personas que accedían a instituciones de educación superior privadas, observando como focos del problema la capacidad de endeudamiento de las familias, la relación calidad/costo en instituciones extranjeras, entre otros (Dinero, 2019)

Todo es experiencia. Lo que vivimos actualmente nos demuestra que es muy importante que la investigación y desarrollo, que tiene como base cualquier sector científico, deban ser sólidos. Que para afrontar este tipo de retos, debamos contar con personas capacitadas y con un conocimiento amplio en diferentes áreas. El reto es no dejar debilitar este importante sector, que como podemos ver hoy, si no estamos mejor preparados, más adelante, desde un microorganismo complejo, hasta el cambio del clima, puede apalearnos como comunidad. Son, aparte de tiempos difíciles, interesantes, porque nos llevan a la creación de más conocimiento que de alguna u otra forma nos servirá para reducir la “incertidumbre” lejana.

Referencias


CEPAL(2019) Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe.

CEPAL(2020) América Latina y el Caribe ante la pandemia del COVID-19: efectos económicos y sociales. Informe Especial COVID-19

La Republica. (16 de Abril de 2019) “La inversión en investigación está por debajo de 0,5% del PIB en la región”: Alicia Bárcena. Recuperado de https://www.larepublica.co/globoeconomia/la-inversion-en-investigacion-esta-por-debajo-de-05-del-pib-en-la-region-alicia-barcena-2852018

OCyT (2019) La Eficiencia de la Innovación en Colombia frente al mundo: Un análisis desde el Global Innovation Index 2016-2019. Boletín de análisis de indicadores de Ciencia, Tecnología e Innovación No. 1, septiembre de 2019

Portafolio (18 de Mayo de 2019) .El reto de invertir en ciencia, tecnología e innovación en Colombia. Recuperado de https://www.portafolio.co/economia/el-reto-de-invertir-en-ciencia-tecnologia-e-innovacion-en-colombia-529537

Revista Dinero. (3 de Agosto de 2019) Universidades ahora tienen menos estudiantes matriculados. Recuperado de https://www.dinero.com/edicion-impresa/pais/articulo/baja-el-numero-de-universitarios-matriculados/267888

 

Sunday, May 17, 2020

Wellbeing economies

Opinion by: Catalina Tamayo Posada, Economist and Analyst of the Observatory of Trade, Investment and Development

“A wellbeing economy means allowing humanity to determine economics, rather than the other way around” (WEAll, 2019)
Last week, I came across a TEDTalk by Nicola Sturgeon, Scotland’s Prime Minister in which she challenges the traditional, and narrow, as she calls, measurement of GDP and urges other countries to focus their economic policy on collective wellbeing, meaning how happy and healthy the population is. (TED, 2019). Scotland, Iceland and New Zealand are leading the change in this matter: they created de Well-Being Economy Governments to pursue people’s happiness and therefore drive economic growth (people first). New Zealand, for instance, unveiled the first wellbeing budget with a special focus on mental health as suicide rates grow year on year. Combating family violence, child wellbeing among other issues, also conform the agenda for this country that aims to make New Zealand a place where you can make a great life (WEF, 2019).

In today’s world, there are less people living in extreme poverty, but inequality is raising: “what we are seeing today is the crest of a wave of inequality. The wave of demonstrations sweeping across countries is a clear sign that, for all our progress, something in our globalized society is not working. Different triggers are bringing people onto the streets: the cost of a train ticket, the price of petrol, political demands for independence. A connecting thread, though, is deep and rising frustration with inequalities.” (UNDP, 2019).

These inequalities are what wellbeing economies try to address by standing for better ways to measure countries’ economies, rather than just focusing in the actual GDP. The outcome of this approach would be better life quality,“reducing inequality, generating meaningful jobs and restoring our natural environment” (WEAII, 2019). 

Angel Gurría, Secretary-General of the Organization for Economic Co-operation and Development (OECD), defines the Wellbeing Economy “as the capacity to create a virtuous circle in which citizens’ well-being drives economic prosperity, stability and resilience, and vice-versa, that those good macroeconomic outcomes allow to sustain well-being investments over time” (OECD, 2019).

Although, this is no new idea. Back in 1781, Jeremy Bentham intended to create a calculus of happiness that could account for how much utility an action generates in an individual. Later on, while some economists where trying to actually find a way of measuring economic welfare, the national accounting system was about to be created. In the 40’s, the Gross National Product (GNP) was adopted as the main economic indicator and since then, it has shown the “success” of nations. But, as Kennedy stated in 1968, “the gross national product does not allow for the health of our children, the quality of their education, or the joy of their play.” (HBR, 2012

For many years, it has been believed that pursuing economic growth brings development for all. The world we have today show as that we are far from that point and the approach needs to be revaluated (WEAII, 2019). Eva Illouz, an Israeli sociologist and writer, said in an interview few days ago that crisis as the one we are living today reflect the weakness of societies; she makes special emphasis on what is happening in the US, the country with the highest GDP in the world but with an insufficient health system. Moreover, “the sanitary crisis in many countries has demonstrated how much the health systems have been eroded by neoliberal policies” (El Tiempo, 2020).

Furthermore, the actual pandemic of COVID-19, has put in evidence tremendous lack of consciousness about the importance of improving health systems and its funding. For instance, in 2018 the Trump Administration shut down a federal agency dedicated to fight pandemics and epidemics, because there was not a fast return over such investment (El Tiempo, 2020), although the cost of pandemics are quite above accounting for “thousands of lives, billions of dollars and years of economic recovery for countries already torn by decades of war” (TWP, 2020). “Health was ignored, but the irony is that we now realize that it should had been the ground to build the economy”. (El Tiempo, 2020).

In addition, there is a growing push for this approach given the huge challenge we have with the Sustainable Development Goals (SDGs), which aim to reduce poverty, improve health and education systems, reduce inequality among other issues, while driving economic growth. These goals should be addressed by 2030 and urge countries to take actions in order to accomplish them. However, as the focus has been for years GDP, countries are not yet ready to measure improvements in SDGs, “it is shocking that we can’t measure about 40% of the 169 SDG targets for OECD countries – meaning we can’t tell whether we are on track to meet them by 2030 or not” (OECD, 2019). Making a shift in the agenda in order to address people’s issues first rather than just economic growth, is what will help us all achieve the SDGs and really improve the lives of our people and our planet.

Whether wellbeing economies are the way or not, it is clear that the actual system that only pursues economic growth is outdated. Countries’ need to reevaluate how they measure progress so that people’s needs can be met. It is time to put people and the planet in the center of the economic policy so that the progress that the world has achieved so far can be protected and shared (WEAII, 2019).

“We need to build a more intelligent economic system, a new economy focused on human health and happiness” (OECD, 2019).

References