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Sunday, September 19, 2021

El futuro de la gestión de riesgos

Por: Maria Camila Vargas de la Hoz*
(mvargas24@eafit.edu.co )
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo 


Vivimos en una era de cambio, rapidez e interconexión. La globalización ha hecho al mundo “plano” (Friedman, 2005) y las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial le apuestan a eliminar las fronteras físicas y virtuales unificando e integrando personas y procesos (Schwab, 2011). A pesar de estos avances y de las lecciones aprendidas de las últimas crisis económicas, la crisis sanitaria por el COVID-19 demostró la falta de preparación de empresas, gobiernos y personas para sobrellevar un acontecimiento como este, además de demostrar que tener abundancia de información y acceso a esta no fue suficiente para evitar la catástrofe (Gomez-Valencia, 2022). 

    Esta volatilidad está lejos de irse, con la crisis climática inminente, tensiones políticas lejanas y domésticas, y otras amenazas emergentes (Forbes, 2021), los académicos y expertos hablan de que esta era de riesgos está aquí para quedarse. Es común encontrarse con la idea de que la modernidad ha creado una “sociedad del riesgo” (Beck, 1992; Giddens, 1990) pero, no es que no existiera riesgo en la antigüedad, lo que ocurre, es que nuestras herramientas para identificarlo, comprenderlo y manejarlo eran mucho menos sofisticadas, dejando al azar (o a la voluntad de los dioses) muchos resultados en diversos ámbitos de la vida (Bernstein, 1996 como se cita en Wiener, 2020).

    De acuerdo con ISO 31000, los principios de la gestión del riesgo implican que esta debe ser, entre otros, dinámica, contar con la mejor información posible y permanecer en mejora continua. Esto como respuesta a la antigua (pero sostenida) postura de que la gestión de riesgos se enfocase en un riesgo a la vez, pero a fuerza estamos comprendiendo que vivimos en un mundo “multiriesgo” (Wiener, 2020).

    Las antiguas metodologías han sido ya ampliamente criticadas por los académicos por su condición rígida, por el desaprovechamiento de oportunidades y el golpe de riesgos que nos han tomado por sorpresa (Wiener, 2020).

    Teniendo como contexto este mundo plano, interconectado, rápido y multi-riesgo, ¿cómo pueden las empresas superar el reto de que su gestión se mantenga actualizada y relevante de manera oportuna?

Cambiar el paradigma de la gestión de riesgos

A pesar de que la gestión de riesgos desde hace más de 40 años implica el uso de econometría y estadística avanzada y ha progresado considerablemente desde entonces (Wiener, 2020), estas operaciones dentro de los procesos organizacionales son actualizadas de manera manual en muchos casos. En el 2020, con la crisis del COVID-19 las compañías en todas las industrias y geografías advirtieron que sus procesos para manejar riesgos disruptivos estaban en desactualizados (Vashistha, 2020). Procesos como los análisis de riesgo de proveedores existen desde hace décadas, sin embargo, se llevan a cabo anualmente en el mejor de los casos, después de la materialización de un riesgo o de que una amenaza importante se haga inminente (Vashistha, 2020). Esa naturaleza estática de los procesos deja a las empresas con puntos ciegos significativos, autores como Graham y Wiener (1995) proponen desde hace más de 25 años una evolución hacia la percepción de los riesgos de una forma holística, ya que, en la época, la gestión del riesgo estaba muy limitada al entorno de los seguros. 

Esta evolución, proponen los autores, permitiría que se mejoraran las habilidades de los administradores para gestionar los riesgos, evaluando óptimamente los trade-offs e innovando, para construir conocimiento que permitiera la adaptación, resiliencia u homeostasis empresarial (Wiener, 2020). Los autores proponen que para superar esa limitación de la perspectiva “mono-riesgo” se deben incluir en el ethos de la empresa los principios de (1) la confrontación, para ver el mundo ampliamente, utilizando la prospectiva y la retrospectiva, jugar con la metodología de escenarios futuros; (2) comparar los tradeoffs entre las múltiples variables para reducir el riesgo “en general”, los autores usan la analogía médica de “tratar todo el paciente” para tratar los riesgos de una empresa o proceso como un todo. Finalmente, los autores proponen innovar buscando soluciones a varios riesgos en simultáneo, presentes y futuros (Wiener, 2020). 

Actualmente los tomadores de decisiones cuentan con múltiples herramientas para cumplir y sacar provecho de los principios de ISO y los de Wiener y Graham. 

Primero, se necesita un cambio de paradigma de gestión de riesgos, para esto Wetekamp (2020) propone (1) romper la percepción del riesgo en silos, ya que hay amenazas que no respetan geografías ni etapas en el proceso productivo y lo que pase en el departamento de tecnología puede caer en cascada sobre el departamento de ventas o el de contabilidad y (2) romper los viejos sistemas incapaces de procesar grandes cantidades de información: si tenemos acceso a ella, no utilizarla correctamente puede ser un error. 

Para lograr esa mirada holística y siempre actualizada, las tecnologías 4.0 ofrecen muchas oportunidades. La automatización, la inteligencia artificial y el machine learning, actualmente aplicados para la gestión de riesgos en campos diversos como el de la gestión del cambio climático, la productividad industrial y la eficiencia de actividades de mercadotecnia, ofrecen la posibilidad de programar, seleccionar y refinar el petróleo de nuestra época: la información (The Economist, 2017; Nateghi & Aven, 2021). 

Administrar el enorme volumen de datos de riesgo de manera rentable, eficiente y continua en el tiempo, y en usar dichos datos para aumentar la eficacia, la resiliencia empresarial y evitar la materialización de riesgos es el reto al que se enfrentan actualmente las empresas, sin embargo, los beneficios pueden ser muchos. La analítica de datos avanzada es capaz no solo de documentar históricos, diagnosticar problemas presentes o trazar tendencias, sino que también permite producir escenarios futuros posibles y generar predicciones que posibilita a los tomadores de decisiones “tratar completamente al enfermo” y “recetar la medicina” que cure o prevenga varios males al tiempo, presentes y posibles.

Cabe anotar que, por su complejidad y costo las nuevas tecnologías no siempre son una opción, especialmente para las empresas pequeñas. La precisión adicional obtenida mediante el uso de un conjunto de datos muy grande dentro de un modelo estadístico clásico puede ser estadísticamente insignificante, en cuyo caso el costo adicional el procesamiento de datos no está justificado (Nateghi & Aven, 2021). Esta limitación constituye un reto para la gestión de PYMES que merece una investigación más profunda. 

Se puede concluir que, aunque el futuro de la gestión del riesgo es la automatización (Vashistha, 2021), este avance no aplica de forma universal a todas las empresas. Lo que sí aplica, es el primer paso que deben dar todas para lograr ese futuro automatizado: el cambio de mentalidad hacia una gestión de riesgos dinámica e integradora.

Referencias 

  • Graham, J.D., & Wiener J.B. (Eds.) (1995). Risk vs risk: Tradeoffs in protecting health and the environment. Cambridge, MA: Harvard University Press. 
  • Nateghi, R., Aven, T. (2021). Risk Analysis in the Age of Big Data: The Promises and Pitfalls. Risk Analysis. (Online version of article, before it is included in an issue) https://doi.org/10.1111/risa.13682 
  • Vashistha, A. (2021). The Future Of Risk Management Is Automated. Forbes. Consultado de https://www.forbes.com/sites/forbestechcouncil/2021/02/25/the-future-of-risk-management-is-automated/?sh=3c3b21c34ed0 
  • Wetekamp, J. (2021). Risk Management For Tomorrow: What Must Break To Be Rebuilt Into Something Better. Forbes. Consultado de https://www.forbes.com/sites/forbestechcouncil/2021/03/29/risk-management-for-tomorrow-what-must-break-to-be-rebuilt-into-something-better/?sh=4fe20822359e 
  • Wiener, J.B. (2020). Learning to Manage the Multirisk World. Risk Analysis, 40(S1), 2137-2143. https://doi.org/10.1111/risa.13629

Tuesday, May 26, 2020

Seguridad alimentaria: corto y mediano plazo de una crisis expuesta por el COVID-19


Por: Maria Camila Vargas de la Hoz (Negociadora Internacional, y Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo)


Las consecuencias obvias de una pandemia como la que vivimos actualmente son las cifras crecientes de enfermos y fallecidos pero, adentrándonos ya en casi el sexto mes desde la aparición de los primeros casos, son evidentes y preocupantes los impactos secundarios de la crisis, que golpean con especial fuerza a economías que ya estaban en desventaja antes de la llegada del virus.

El Director Ejecutivo del Grupo Consultivo para la Investigación Internacional en Agrigultura CGIAR, Elwyn Grainger-Jones, afirmó en una entrevista que “la pandemia del coronavirus ha dejado expuesta una crisis de hambruna global a la par de la emergencia sanitaria”. La sostenibilidad del Sistema Alimentario es uno de los puntos que, sin duda, reclama respuestas de corto plazo para contener los efectos negativos que la pandemia ha profundizado y acelerado, como también acciones de largo plazo que logren un efecto conjunto sobre la economía, la seguridad alimentaria, el cambio climático y la salud de las poblaciones.

De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el hambre afecta a casi un billón de personas en en mundo, matando alrededor de 25.000 personas diariamente.

La pandemia por COVID-19 amenaza con dejar a millones de personas en la pobreza extrema, además de afectar las cadenas de suministro de alimentos poniendo en una situación de extrema vulnerabilidad a los pequeños agricultores y de manera especial, a las personas en situación de pobreza urbana, donde los más afectados son las mujeres y los niños.

La emergencia sanitaria ha hecho de Suramérica su nuevo foco y, en un continente donde sin excepción, todos los países están afectados con asuntos políticos no resueltos, altas tasas de desempleo, inseguridad y pobreza, los tomadores de decisiones se preguntan ¿cómo construir un nuevo normal?, ¿en qué invertir?, ¿a qué asignarle los recursos escasos?

Trabajar por una seguridad alimentaria es vital en el sentido más puro de la palabra, y elegir hacerla una prioridad el la agenda de reconstrucción es un acierto que demuestra la comprensión de que comenzar garantizando la satisfacción incluyente, justa y sostenible de las necesidades básicas sienta las bases sobre las que el verdadero desarrollo se yergue.

El caso Colombiano tiene muchas aristas. La disputa de tierras, el campo abandonado, los grandes latifundios, los inmigrantes venezolanos que trabajan en las cosechas y sus derechos, las cadenas de transporte y suministro y los créditos y garantías para los agricultores son solo algunos de los puntos de atención que deben ser atendidos al trabajar por un Sistema Alimentario Sostenible en el marco de la pandemia y el nuevo mundo post-COVID.

Alemania es un ejemplo de acciones para el corto plazo en lo referente al Sistema Alimentario. Si bien su caso y sus recursos no son equiparables con los Colombianos, considerar sus prioridades puede ser útil en la toma de decisiones.

De cara a la estrategia para sobrellevar la contingencia, la industria alimenticia y la agricultura se declararon en Alemania como un sector de importancia sistémica. Sus medidas de contingencia se pueden categorizar en dos grupos (1) Asegurar la liquidez y (2) Asegurar la mano de obra. En resumen, estas medidas consisten en asistencia económica en la forma de subsidios, préstamos, garantías y prórrogas a pagos a los productores y comercializadores de alimentos, al igual que permisos para la entrada de inmigrantes, que son clave en el trabajo del campo en el territorio Alemán.

La traducción para Colombia de estas medidas consiste básicamente en la protección del suministro de alimentos y de sus diferentes actores, dando prioridad a los más vulnerables, los pequeños agricultores, transformadores y comercializadores, con una campana transparente y justa.

De cara al futuro, Herrero, Thornton et al. investigadores del CGIAR y el CSIRO (Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth) compilan en su útimo trabajo “Innovation can accelerate the transition towards a sustainable food system” una serie de ideas prácticas aplicables a la recuperación y reestructuración de los sistemas alimentarios latinoamericanos.

Algunas de las propuestas de largo plazo de los expertos son:

1. En materia de consumo:

  • Promover una alimentación basada en plantas y la sustitución de los alimentos de origen pecuario y pesquero 
  • Masificar el consumo de insectos, algas y cianobacterias como alternativa a la proteína proveniente de mamíferos/aves/peces, cuya explotación tiene un impacto negativo importante en el cambio climático y es además poco eficiente en su relación gramos de proteína/toneladas de CO2 emitidas en comparación con las alternativas propuestas.

2. En materia de empaques:

  • Eficiencia en materiales y compromiso con la circularidad, separación en la Fuente y sistemas de logística inversa efectivos

3. Digitalización de la agricultura:

  • Se propone recortar las cadenas de suministro: “del campo al plato en un click”
  • Mejoría en la exactitud de los pronósticos climáticos
  • Un sistema digital integrado de alerta de enfermedades agrícolas
Para pensar en estrategias útiles para el caso Colombiano, se debe recordar que:
  1. El marco de acción/decisión respecto a los sistemas alimentarios es amplio e interconectado, abarca entre otros, la protección de la biodiversidad y la soberanía genética de las semillas, los procesos de producción, los empaques, los canales de distribución y las preferencias de consumo por parte de los individuos
  2. Como siempre, la responsabilidad no recae únicamente en un actor, sino que incluye a organizaciones multilaterales, Estados, empresas e individuos.
  3. Como es repetitivo también en temas de sostenibilidad, muchas de las recomendaciones requieren un cambio cultural y un trabajo de evangelización a Estados, Privados e Individuos.



Tuesday, April 2, 2019

Ayudas gubernamentales para el auto-empleo y la microempresa como la forma para emerger de la pobreza: ejemplos internacionales, cómo Medellín lo está haciendo bien y cómo podría mejorar

Artículo de opinion por: Maria Camila Vargas de la Hoz (email: mvarga24@eafit.edu.co)

El auto-empleo y la microempresa constituyen en Medellín alrededor del 33% del empleo de la ciudad. En el país, las cifras oscilan entre el 30-50% de la población empleada. Este tipo de iniciativas contribuyen a la dinamización de la economía, disminuyen la tasa de desempleo (aunque los empleos generados sean en su mayoría informales), y son motores de oportunidades para las generaciones dependientes de estos autoempleados, que se benefician de los ingresos generados por sus negocios ampliando sus posibilidades de éxito y de ascenso en la escalera social.
Los efectos positivos sobre las tasas de desempleo y la economía sumados a las presiones internacionales han motivado a los gobiernos a tomar iniciativas apoyando el auto-empleo y el emprendimiento, con miras hacia la formalización y la generación de valor.

Las iniciativas más populares para fortalecer el auto-empleo y el emprendimiento son:
  • Inversión de capital en fases de incubación y fortalecimiento
  • Programas gubernamentales de asesoría y consultoría a pequeños empresarios
  • Educación técnica y vocacional gratuita

Ejemplos internacionales:
Sudáfrica, la tercera economía del continente africano, a través de su sistema NFET (siglas en inglés para Educación y Capacitación No Formales), ha logrado fortalecer su fuerza productiva capacitada, promoviendo la formación de pequeñas empresas y auto-empleados.

Los programas de educación del sistema NFET integran habilidades técnicas con una base fuerte en administración; duran entre seis meses y un año, y se continúa el acompañamiento a los egresados con asesorías y talleres trimestrales para actualizar sus conocimientos y apoyar en la incubación de sus emprendimientos. Las instituciones que ofrecen programas NFET buscan también promover la colaboración entre los estudiantes: que si hay 100 personas estudiando para ser peluqueros, no se creen 100 peluquerías pequeñas y débiles, sino que se generen alianzas para la creación de empresas fuertes, sostenibles y diferenciadas.

Los cursos que se brindan con mayor frecuencia son tecnología para agricultura, cuidados para el adulto mayor, administración de empresas, computación y tecnologías de la información, diseño de modas y sastrería, peluquería y avicultura.

Celestine Mayombe, académica de la Universidad de Pretoria, afirma en su estudio del 2017 que los efectos positivos del acceso ampliado a la educación se ahogan en la incapacidad de los egresados para hacer la inversión inicial para sus emprendimientos, incluso cuando pueden invertir en un mínimo producto viable, esta inversión no es suficiente para garantizar el éxito, sostenibilidad y diferenciación del proyecto. Acceso a productos financieros adecuados, y estrategias de apoyo económico públicas y privadas son recomendables para no dañar el impulso que la educación otorga a las personas.

En Suecia, los Subsidios para el Desarrollo Empresarial Regional, entregados en el marco del Programa Sueco de Desarrollo Empresarial Regional, constituyen una ayuda gubernamental en la forma de bonos que permiten al tenedor elegir al proveedor de servicios de consultoría empresarialque requiera.

Los servicios de asesoría profesional por parte de una empresa privadatienden a ser de calidad superior y más personalizados que los servicios de asesoría personalizada brindados por entes gubernamentales, esto se debe a que las empresas privadas consiguen atraer con sus salarios a profesionales de mayor categoría, y a que siendo la consultoría la razón de ser de su negocio tienen la experiencia, herramientas, tiempo y disposición para brindar a sus clientes una atención integral y efectiva. Además, la consultoría provista por el estado no compite con ninguna otra empresa, por lo que no se ve motivada a brindar un servicio especializado, mientras que las consultorías privadas compiten por medio del éxito de sus clientes.

La doctora en economía Barbro Widersted de la Universidad de Umea, concluyó en su estudio del 2015 que las empresas que obtuvieron los bonos para consultoría y los usaron, tuvieron en promedio un crecimiento mayor que el de las empresas que no recibieron estas ayudas. Este crecimiento se debió a un mejor uso de sus factores de producción y a los efectos positivos de la consultoría en su eficiencia técnica.

Lecciones para Colombia


El 25 de septiembre del 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció la educación adulta y la capacitación como un factor determinante en el logro de la Agenda de los Objetivos del Desarrollo Sostenible; recordemos el objetivo 4: “Garantizar una educación incluyente, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vidapara todos”.

Mayombe, la académica de Sud-África afirma que la educación no formal y los programas de capacitación y entrenamiento para adultos desempleadospueden ser efectivos en la creación de auto-empleos y el fortalecimiento de los mismos al convertirlos en micro-empresas que continúen su crecimiento.

Así, brindar oportunidades gratuitas a los adultos para educarse con calidad es especialmente importante en países donde la pobreza obliga a los niños y jóvenes a desertar de la educación primaria y secundaria.

El SENA y demás instituciones que ofrecen programas de educación incluyentes, así como los programas de la Alcaldía de Medellín como Formación para el Trabajo, pueden aprender del enfoque que la iniciativa Sudafricana hace hacia la cooperación, así como su formación en administración que es transversal a todos los programas educativos.

La integración de estas instituciones con otras que brinden apoyo en la financiación y el fortalecimiento de los emprendimientos (especialmente aquellos de alto impacto, innovadores, diferenciados, generadores de empleo y de valor agregado) es clave para disminución de la pobreza y para lograr un efecto integral en la comunidad.

Sin dejar de resaltar la labor de los entes gubernamentales y mixtos en Medellín, cabe invitar a estos programas a considerar el ejemplo sueco por lo menos de forma tangencial. Las asesorías brindadas por el estado y por organizaciones público-privadas, tienden a cometer errores de estandarización e implementan rígidos programas que obligan a potenciales empresas disruptivas a pasar por el mismo proceso de emprendimientos poco innovadores.

Lew Perren, profesor en la Escuela de Negocios Brighton (Inglaterra), identifica cuatro factores clave para el crecimiento de las micro-empresas:
  1. Motivación del dueño para crecer
  2. Experiencia en la gerencia del crecimiento, clave para ejecutar las estrategias necesarias para el crecimiento
  3. Acceso a factores productivos (capital, tecnología, talento humano)
  4. Demanda por los productos o servicios ofrecidos por el microempresario
Perren concluye en su artículo de 1999, que las micro-empresas necesitan iniciativas personalizadasque satisfagan sus necesidades reales, en lugar de iniciativas estandarizadas y burocráticas que resulten en pérdida de tiempo y de oportunidades.

Perren hace énfasis, en que las ayudas no deben ser demasiado prescriptivas, con el empresario siendo instruido en cómo el negocio debería ser llevado, ya que esto conlleva al riesgo de alienación del micro-empresario y a que el abordaje demasiado formal y estandarizado resulte en una falta de adaptación al contexto específico de la micro-empresa. Aún más importante, señala Perren, estas las ayudas paternalistas y prescriptivas no empoderan al dueño, sino que simplemente abordan los problemas puntuales, negando al micro-empresario oportunidades de aprendizaje y dejándolo dependiente de la ayuda de un externo.

Se hace evidente entonces la necesidad por entender mejor el contexto y las dinámicas del micro-empresario y auto-empleado colombiano, región a región, ciudad a ciudad, y empresario a empresario, para generar estrategias integrales y coherentes que ayuden a potenciar el crecimiento económico del país y el bienestar de sus ciudadanos.

 ¿Qué está haciendo Medellín? iniciativas de la última administración


La Alcaldía de Medellín a través de la Secretaría de Desarrollo Económico (SDE), ha desarrollado en los últimos años programas dirigidos a fortalecer las pequeñas empresas y a formar a los ciudadanos en habilidades relevantes para el mercado laboral. Algunos de estos programas son:
  • Los Centros de Desarrollo Económico Zonal, que acompañan con asesorías personalizadas, cursos, charlas y talleres a los emprendedores y empresarios en fases de incubación y pre-incubación. 
  • En alianza con la Cámara de Comercio, el programa “Medellín Ciudad Clúster”, que busca la colaboración entre diferentes empresas para la mejoría en la productividad y competitividad de sectores estratégicos de la ciudad (moda, salud, turismo de negocios, construcción, energías sostenibles y desarrollo digital)
  • El concurso Capital Semilla, que otorga financiación en fases tempranas del emprendimiento.
  • La Tienda Medellín: establecimiento móvil donde se comercian productos de emprendedores de la ciudad, ubicada en grandes eventos de la ciudad, eventos empresariales, internacionales y edificios de administración pública. 
  • Formación para el trabajo: programa que otorga becas para estudiar técnicas y tecnologías y que promueve el bilingüismo por medio de cursos gratuitos. 

Referencias

  • Departamento Administrativo Nacional de Estadística. (2018). Gran Encuesta Integrada de Hogares. 2018 [Database] 
  • Mayombe, C.  (2017) "Success stories on non-formal adult education and training for self-employment in micro-enterprises in South Africa", Education + Training, Vol. 59 Issue: 7/8, pp.871-887, https://doi-org.ezproxy.eafit.edu.co/10.1108/ET-08-2016-0130
  • Perren, L. (1999) "Factors in the growth of micro‐enterprises (Part 1): developing a framework", Journal of Small Business and Enterprise Development, Vol. 6 Issue: 4, pp.366-385, https://doi.org/10.1108/EUM0000000006691
  • Rona-Tas, A. & Sagi, M.  (2005), Entrepreneurship and Self-Employment in Transition Economies, in Lisa A. Keister (ed.) Entrepreneurship (Research in the Sociology of Work, Volume 15) Emerald Group Publishing Limited, pp.279 – 310
  • Widerstedt, B. & Månsson, J. (2015) "Can business counselling help SMEs grow? Evidence from the Swedish business development grant programme", Journal of Small Business and Enterprise Development, Vol. 22 Issue: 4, pp.652-665, https://doi-org.ezproxy.eafit.edu.co/10.1108/JSBED-06-2012-0073