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Tuesday, December 13, 2016

Conferencia: Hip Hop en Medellín, Colombia y sus elementos transformadores


Video de la conferencia "Hip Hop en Medellín, Colombia y sus elementos transformadores" por Verónica Henao. Esta conferencia tuvo lugar en la Universidad EAFIT en Medellín (Colombia) el 6 de Diciembre 2016.


El trabajo de investigación completo puede ser leído en linea en: http://repository.usfca.edu/thes/76 









Grabación a cargo de: Esteban Jaramillo (Coordinador del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo,2016).

Friday, October 11, 2013

International Institutions in a structural crisis

Opinion article by: Carolina Herrera Cano* (caroherca@gmail.com)
International Business student at Universidad EAFIT

The development concept is one that has drastically changed through the years, different social movements and regulations have shaped its meaning and the way in which governments act in its favor. Raúl Prebisch, founder Secretary General to the UNCTAD defined a structural crisis the global economy was facing in 1981 as a result from the accelerated growth in production that created inequality, poverty, and pollution (Prebisch, 1981). The political and economic scenario has changed since the Cold War period, as the bipolar balance of power was reconsidered, but even if some of the development dynamics remain: the disadvantaged conditions of developing countries (what he calls periphery), and its contrast with the levels of consumption in developed nations suggests the existence of a structural crisis, the emergence of some international actors that are modifying how the global system functions is undeniable.

The context of the 2008 Great Recession is an evidence of this structural problem, the market imperfections that created the financial and economic crisis were described by Prebisch about twenty years before the depression: “Two centuries of belief in the regulatory virtues of the forces of the market have caused us to lose sight of the ethics of development...” (Prebisch, 1981, 568). But as it was mentioned before, there are some actors that have become more important no matter the system stagnation. This is the case of the international institutions that respond to the need of collective decision construction at the national and international levels, also proposed by Raúl Prebisch (Prebisch, 1981).

The emergence of international organisms has created an institutional framework legitimated by different countries because of its capacity for action. The role of the WTO (founded in 1995) is an evidence of this trend, in its Report of the Panel on Defining the Future of Trade convened by Pascal Lamy, Director-General, it is highlighted “the role of trade in contributing to sustainable development, growth, jobs and poverty alleviation”(WTO, 2013). And it also agrees with Prebisch’s proposal: “the challenge is to construct coherent national and international policy frameworks that deliver inclusive growth” (Prebisch, 1981).

At a national level, Colombian government has lately organized its development agenda in an international basis. Last month the OECD Council accepted the roadmap for the accession of Colombia to the OECD Convention; this organism promotes good practices towards a better society, and has evaluated Colombia in areas of health, education, environment, trade, investment and fight against corruption (Correa C, 2013). This is a great possibility for Colombia to be part of those international actors that seek a better global system. Despite the criticism about the actual effectiveness of these organisms, it is important to highlight the increasing power they are gaining in the global context, the gap between developed and developing countries is truly a structural problem, but a joint development agenda is an effort to increase possibilities for the least developed nations.

References

Correa C, J. (2013). En un mes comienza la adhesión de Colombia a Ocde. Available in: http://www.portafolio.co/economia/adhesion-colombia-la-ocde. [October 10th, 2013].

Presbisch, R. (1981). Raúl Presbisch on Latin American development. On Population and Development Review, 7, 3, 563-568.

World Trade Organization. (2013). The future of trade: The Challenges of Convergence, Report of the Panel on Defining the Future of Trade. Geneva: OMC.

Monday, September 30, 2013

Políticas de desarrollo ante las demandas de la opinión pública

Artículo de opinión por: Carolina Herrera Cano (caroherca@gmail.com) y David Ricardo Murcia Sanchez (dmurcias@gmail.com)
Undergraduate students at Universidad EAFIT, Colombia


El conflicto armado que vive Colombia ha ganado especial protagonismo en la prensa durante los últimos meses, en gran parte debido a las discusiones que suscitan las alternativas pacíficas de la nueva política de gobierno. Las mesas de negociación de La Habana pretenden tener en cuenta los intereses de cada uno de los actores del conflicto, sin embargo no es posible pretender una plena convergencia entre las demandas de cada una de las partes.
Los principios democráticos de las sociedades de hoy han modificado fuertemente la manera en la que funcionan los Estados, es este el caso de la importancia que han ganado los medios de comunicación por la capacidad que éstos tienen de promover movilizaciones sociales. Es por esto que la opinión pública en Colombia se debate entre la crítica y el incentivo de las promesas de reparación y amnistías en el marco de los diálogos de paz. Sin embargo, ante esta indudable divergencia de propuestas por parte de los diferentes actores de la sociedad civil, hay un deseo en común al parecer innegable: el fin del conflicto armado.
El peligro que nace ante este panorama no es la confrontación de ideas como tal, sino la manera como ésta puede influir las decisiones del gobierno: en un territorio marcado por prácticas populistas, una verdadera política de Estado dirigida hacia el objetivo común se ve amenazada por sus intentos de atender las demandas meramente coyunturales de la nación. Un contraejemplo válido en este punto es la gestión realizada por el presidente Juan Manuel Santos en la Asamblea General de las Naciones Unidas, donde buscó legitimar internacionalmente su política de gobierno a pesar de las fuertes críticas que ha recibido por parte de la opinión pública nacional.
El anterior argumento es el respaldo necesario para la hipótesis de esta columna: antes de prestar atención a la opinión pública y tratar de complacerla, en su pluralidad de presentaciones, un Estado debe tomar una perspectiva tecnocrática para la construcción de una política de desarrollo verdaderamente efectiva -para este caso el logro del fin del conflicto-. Lo anterior puede ser entendido como una de las interpretaciones pesimistas de Schumpeter, donde el pueblo en general se ve dominado por la dictadura de los que saben gobernar, debido a la incapacidad del pueblo, como multitud, de decidir (Bovero, 2002) cuál es la mejor opción para el desarrollo de su sociedad. Sin importar si esta es una interpretación correcta de Schumpeter, el panorama sombrío que presenta, hace preciso matizar: ignorar la opinión pública no significa relegar el bienestar del pueblo, sino no dejarse llevar por la volubilidad y efervescencia de los deseos de sus habitantes a la hora de tomar decisiones para la consecución de lo que todos quieren, pero que no se ponen de acuerdo en cómo. De ahí, que se plantee la conveniencia de manejar el desarrollo de los países desde un la técnica, pero no sólo con base en análisis econométricos, como podría pensarse, este grupo de técnicos requiere nutrirse, además, de la sabiduría de las ciencias sociales para lograr un acercamiento, lo más preciso posible, a las necesidades de la nación.
Otra consideración pertinente para refrendar esta hipótesis es que, sumado a la separación y tecnificación de los gestores de política, no puede dejarse de lado la conciencia del orden social. Ninguna política pública, si quiere ser exitosa, puede alterar de manera súbita el orden social que le precede. Es por esto que se planteó con anterioridad que la separación entre el gobierno y el pueblo debe ser prudente, pues si el pueblo perdiese identificación con la parte propiamente política de un Estado, éste perdería legitimidad y no podría gobernar (Vid. Schmitt, 2004), ni implementar sus políticas por muy técnicamente formuladas que estén. En este sentido, es vital no sólo la conciencia de la estructura social de un pueblo desde un institucionalismo economicista, sino también sus relaciones políticas en un sentido antropológico y sociológico .
El difícil contexto social que el Estado colombiano tiene que sortear le dificulta la implementación de políticas para estimular el desarrollo, pues en su formulación no sólo tiene que asegurarse de cumplir con su objetivo principal: facilitar el desarrollo, sino que debe, además, afrontar problemas como la fragmentación de la población, la presencia de cárteles de droga y la pronunciada debilidad de las instituciones gubernamentales, al tiempo que se ocupa de satisfacer a la opinión pública. En este sentido, los esfuerzos del Estado deberían estar centrados en brindar un contexto económico y político estable, que promueva actividades económicas, alternativas a la extracción de materia prima, que generen desarrollo sostenible e incluyente (UNCTAD, 2013), en lugar de tratar de complacer a la mayoría de los segmentos de la población (posiblemente con fines electorales) en sus demandas inmediatistas. La combinación de técnica y espíritu político puede brindar el mayor rédito a la hora de pensar en el desarrollo de un pueblo.


Referencias

UNCTAD. (2013). World Invesment Report 2013.
Michelangelo Bovero (2002) Una gramática de la democracia. Contra el gobierno de los peores. Madrid, Trotta.
Schmitt, C. (2004). El concepto de lo político (E. Molina y Vedia y R. Crisafio, Trads.). En H. Orestes Aguilar (Comp.) Carl Schmitt, Teólogo de la política (pp.167-223). (El trabajo original fue publicado en 1939)





Thursday, September 5, 2013

El paro nacional y la sociedad civil: en búsqueda de alternativas de la economía colombiana

Por: Carolina Herrera Cano* (caroherca@gmail.com )
Estudiante de Negocios Internacionales. Universidad EAFIT, Colombia

La crisis de violencia vivida la semana pasada en el país a causa del paro agrario que permeó el resto de los sectores de la economía nacional es, para muchos, una verdadera reivindicación del papel de la sociedad civil en los sistemas democráticos; debido a las movilizaciones sociales que desató. No obstante, una vez que ha cesado una de las jornadas más violentas que ha vivido Colombia en los últimos años y de que los bloqueos viales y la tensión urbana han disminuido, la discusión sobre el desarrollo de la nación debe ir más allá del descontento generalizado hacia el poder ejecutivo.
Sería un error negar las consecuencias políticas que ha desencadenado esta situación que, combinada con las actuales discusiones de tintes internacionales (de territorio y de procesos de paz) que afronta el gobierno, crean un panorama político incierto; mas esta coyuntura suscita análisis más allá de la gestión presidencial. Para este caso, pone en evidencia la dificultad de afrontar los retos de la globalización y la liberalización de la economía sin la apropiada estructuración de las instituciones estatales. Por lo tanto, definir las estrategias a implementar ante el paro nacional, más que una labor de emergencia por parte del presidente, deberá ser un esfuerzo institucional hacia la apropiada inserción de la economía colombiana en un mundo interconectado.
Mucho se ha discutido sobre las ventajas y desventajas que trae consigo la globalización en términos económicos, pero el inminente aumento de acuerdos comerciales demuestra que son pocas las discusiones sobre pertenecer o no a las cadenas globales, puesto que han sido remplazadas por la identificación de las estrategias más adecuadas para posicionar los productos locales en los mercados internacionales. Es por esto que durante los últimos años, la política comercial colombiana se ha caracterizado por la atracción de inversión extranjera directa (IED) por parte de empresas transnacionales que, sin duda, han modificado la manera en que funcionan la industria, el empleo y el ingreso en el país.
Por supuesto el flujo de capital, la creación de empleo y, en menor medida, el acceso a conocimiento han beneficiado los indicadores macroeconómicos del país. No obstante, la disminución generalizada en los niveles de IED que ha sufrido la economía internacional luego de la crisis económica y financiera que comenzó en 2008 (UNCTAD, 2013), ponen en duda la efectividad de la estrategia de facilitar, mayormente, un rol pasivo (de atracción de capital) en las cadenas globales de valor. Muestra de ello es el descenso de 6,2% en la IED que presentó la Colombia, sobre todo la proveniente del sector de la minería y el petróleo[1] (Portafolio.com, 2013).
El reporte de inversión WIR 2013 (UNCTAD, 2013) se resalta cómo la IED puede representar una vía importante para los países en desarrollo hacia el acceso a las cadenas globales de valor y a su participación; en este sentido, la economía colombiana ha logrado satisfacer muchas de sus expectativas. Sin embargo, ante las deficiencias del mercado y del gobierno, que han aflorado ante el panorama del paro nacional, valdría la pena evaluar si existen medidas alternativas que, de igual manera, busquen favorecer el posicionamiento de la producción colombiana en el exterior, al tiempo que den respuesta a las problemáticas de desigualdad que presenta el camino hacia el desarrollo del país.
La UNCTAD (2010), en su comunicado sobre la inserción de las pequeñas y medianas empresas de los países en vías de desarrollo a las cadenas globales de valor, destaca el caso colombiano de la exportación de producciones audiovisuales hacia exigentes mercados en diferentes continentes. Este ejemplo demuestra las diferentes alternativas que puede tener la producción nacional para diversificar su portafolio y asumir nuevos roles en la economía mundial. A pesar de esto, es importante resaltar que este caso ha surgido gracias al apoyo que ha recibido esta industria por parte del gobierno (ventaja competitiva).
En un país donde las principales exportaciones se ubican en el sector primario, resulta bastante complejo direccionar las actividades económicas de manera repentina. Es por esto que, en escenarios tan complejos como el que deja el paro agrario, vale la pena cuestionar la estrategia pasiva de atracción de IED y evaluar opciones que respondan a las demandas internacionales. Se hace necesaria una visión a largo plazo que esté más allá de las decisiones del jefe de gobierno: urge en Colombia una política de Estado dirigida hacia el aprovechamiento de los recursos en aras de una posición verdaderamente activa, que promueva la creación de valor para los sectores productivos y su adecuada inserción en las cadenas globales.




[1] Sería interesante evaluar una posible causalidad entre este hecho y la desaceleración que ha tenido la industria colombiana en los últimos meses.


Referencias


Portafolio.com. (2013). Inversión extranjera llegó a US$8.750 millones en semestre. Disponible en: http://www.portafolio.co/economia/inversion-extranjera-colombia-primer-semestre [Septiembre 3 de 2013].
UNCTAD. (2013). World Invesment Report 2013.
UNCTAD. (2010). Integrating Developing Countries’ SMEs into Global Value Chains. United Nations: New York and Geneva.