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Thursday, September 5, 2013

El paro nacional y la sociedad civil: en búsqueda de alternativas de la economía colombiana

Por: Carolina Herrera Cano* (caroherca@gmail.com )
Estudiante de Negocios Internacionales. Universidad EAFIT, Colombia

La crisis de violencia vivida la semana pasada en el país a causa del paro agrario que permeó el resto de los sectores de la economía nacional es, para muchos, una verdadera reivindicación del papel de la sociedad civil en los sistemas democráticos; debido a las movilizaciones sociales que desató. No obstante, una vez que ha cesado una de las jornadas más violentas que ha vivido Colombia en los últimos años y de que los bloqueos viales y la tensión urbana han disminuido, la discusión sobre el desarrollo de la nación debe ir más allá del descontento generalizado hacia el poder ejecutivo.
Sería un error negar las consecuencias políticas que ha desencadenado esta situación que, combinada con las actuales discusiones de tintes internacionales (de territorio y de procesos de paz) que afronta el gobierno, crean un panorama político incierto; mas esta coyuntura suscita análisis más allá de la gestión presidencial. Para este caso, pone en evidencia la dificultad de afrontar los retos de la globalización y la liberalización de la economía sin la apropiada estructuración de las instituciones estatales. Por lo tanto, definir las estrategias a implementar ante el paro nacional, más que una labor de emergencia por parte del presidente, deberá ser un esfuerzo institucional hacia la apropiada inserción de la economía colombiana en un mundo interconectado.
Mucho se ha discutido sobre las ventajas y desventajas que trae consigo la globalización en términos económicos, pero el inminente aumento de acuerdos comerciales demuestra que son pocas las discusiones sobre pertenecer o no a las cadenas globales, puesto que han sido remplazadas por la identificación de las estrategias más adecuadas para posicionar los productos locales en los mercados internacionales. Es por esto que durante los últimos años, la política comercial colombiana se ha caracterizado por la atracción de inversión extranjera directa (IED) por parte de empresas transnacionales que, sin duda, han modificado la manera en que funcionan la industria, el empleo y el ingreso en el país.
Por supuesto el flujo de capital, la creación de empleo y, en menor medida, el acceso a conocimiento han beneficiado los indicadores macroeconómicos del país. No obstante, la disminución generalizada en los niveles de IED que ha sufrido la economía internacional luego de la crisis económica y financiera que comenzó en 2008 (UNCTAD, 2013), ponen en duda la efectividad de la estrategia de facilitar, mayormente, un rol pasivo (de atracción de capital) en las cadenas globales de valor. Muestra de ello es el descenso de 6,2% en la IED que presentó la Colombia, sobre todo la proveniente del sector de la minería y el petróleo[1] (Portafolio.com, 2013).
El reporte de inversión WIR 2013 (UNCTAD, 2013) se resalta cómo la IED puede representar una vía importante para los países en desarrollo hacia el acceso a las cadenas globales de valor y a su participación; en este sentido, la economía colombiana ha logrado satisfacer muchas de sus expectativas. Sin embargo, ante las deficiencias del mercado y del gobierno, que han aflorado ante el panorama del paro nacional, valdría la pena evaluar si existen medidas alternativas que, de igual manera, busquen favorecer el posicionamiento de la producción colombiana en el exterior, al tiempo que den respuesta a las problemáticas de desigualdad que presenta el camino hacia el desarrollo del país.
La UNCTAD (2010), en su comunicado sobre la inserción de las pequeñas y medianas empresas de los países en vías de desarrollo a las cadenas globales de valor, destaca el caso colombiano de la exportación de producciones audiovisuales hacia exigentes mercados en diferentes continentes. Este ejemplo demuestra las diferentes alternativas que puede tener la producción nacional para diversificar su portafolio y asumir nuevos roles en la economía mundial. A pesar de esto, es importante resaltar que este caso ha surgido gracias al apoyo que ha recibido esta industria por parte del gobierno (ventaja competitiva).
En un país donde las principales exportaciones se ubican en el sector primario, resulta bastante complejo direccionar las actividades económicas de manera repentina. Es por esto que, en escenarios tan complejos como el que deja el paro agrario, vale la pena cuestionar la estrategia pasiva de atracción de IED y evaluar opciones que respondan a las demandas internacionales. Se hace necesaria una visión a largo plazo que esté más allá de las decisiones del jefe de gobierno: urge en Colombia una política de Estado dirigida hacia el aprovechamiento de los recursos en aras de una posición verdaderamente activa, que promueva la creación de valor para los sectores productivos y su adecuada inserción en las cadenas globales.




[1] Sería interesante evaluar una posible causalidad entre este hecho y la desaceleración que ha tenido la industria colombiana en los últimos meses.


Referencias


Portafolio.com. (2013). Inversión extranjera llegó a US$8.750 millones en semestre. Disponible en: http://www.portafolio.co/economia/inversion-extranjera-colombia-primer-semestre [Septiembre 3 de 2013].
UNCTAD. (2013). World Invesment Report 2013.
UNCTAD. (2010). Integrating Developing Countries’ SMEs into Global Value Chains. United Nations: New York and Geneva.



Friday, August 30, 2013

En un contexto de conmoción nacional: El poder de la decisión

Artículo de opinión por: David Ricardo Murcia * (dmurcias@gmail.com)
Estudiante de Ciencias Políticas, Universidad EAFIT

Un barullo grande e inentendible nubla el estudio obligatorio del coyuntural: Paro Nacional Campesino. Pues si nos acercamos a éste, no podremos ver relación directa entre su denominativo: Paro Nacional Campesino y la oleada de reclamos que bajo él se cobijan. Tomando por vía de análisis el purismo terminológico, no podríamos estar más que de acuerdo con las protestas fundamentadas, como lo ha reconocido el Presidente en una de sus últimas elocuciones nacionales[1], en una larga y sistemática desatención al sector agrícola del país. No obstante, no son solo los paperos de Boyacá y sus intereses los que en el día de ayer (29 de agosto de 2013) se sintieron.
Aquellos intereses reales y justificables de los campesinos se ven disturbados por las voces de estudiantes, docentes, jueces e incluso jóvenes fanáticos del reguetón (Vid. El Espectador, 20 agosto de 2013,) que impiden encontrar una posición con la cual negociar. Además de esta multiplicidad de interés cubierto bajo una sola caratula, se disfrazan en las acciones de protesta sucesos vandálicos que desdicen de los lemas y consignas, facilitando una no necesaria relación entre protesta y subversión. Se cae entonces en un mercantilización mediática que infla en problema central: los campesinos (Vid. Villamil, 29 de agosto de 2013).
Pero no nos podemos dejar distraer de por lo coyuntural. Todo el fenómeno está fundado en el problema histórico del agro, en específico: minifundio en Colombia; el cual ser entendido como un problema atinente a la relación entre el Estado y el desarrollo económico de un país. En este blog se tratado versado esta temática y se ha estudiado como la intervención del estado en el desarrollo de su economía resulta vertebral para el progreso de un país[2]. No obstante, esta temática ha sido estudiada con mayor profundidad por Ha Joon Chang, quien sostiene que una injerencia directa y activa de un Estado en la economía de su nación ha beneficiado históricamente su desarrollo (Chang, 2004). Del discurso de Chang se translucida la fuerza de la decisión por fortalecer ciertos sectores del mercado interno para dejar un baluarte ante los mercados internacionales.
Justamente esta fuerza decisoria es la que puede brillar por su ausencia a lo largo de la historia del Estado Colombiano. Lo cual se deja ver en la falta de astucia para aprovechar la inversión extranjera o la ubicación de Colombia en las estancias iniciales de la producción en las cadenas globales de valor como lo muestra la UNCTAC (2013). Ha hecho falta decisión del gobierno por darle norte al mercado interno, apostarle a ciertos productos en los que se ampare el minifundista ante la presión de los grandes productores globales en tiempo de apertura económica.

Referencias


Chang, H. (2004) Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en perspectiva histórica. Madrid: Catarata (Instituto Complutense de Estudios Internacionales ICEI).
"Hay una crisis en el sector agropecuario": Santos. (29 de agosto de 2013). El Espectador. Encontrado en URL: http://www.elespectador.com/noticias/politica/hay-una-crisis-el-sector-agropecuario-santos-articulo-443163 el 30 de agosto de 2013.
Piden festival de 'Reguetón al Parque'. (20 agosto de 2013). El Espectador. Encontrado en URL: http://www.elespectador.com/noticias/bogota/piden-festival-de-regueton-al-parque-articulo-441224 El 30 de agosto de 2013.
UNCTAD. (2013). World Invesment Report 2013. Ginebra y Nueva York: Naciones Unidas.
Villamil, J. (29 de agosto de 2013). El furioso y vacío activismo de la ruana. El Espectador. Encontrado en URL: http://blogs.elespectador.com/elmagazin/2013/08/29/el-furioso-y-vacio-activismo-de-la-ruana/ El 30 de agosto de 2013.




[1] Se puede encontrar el video en la URL: http://www.elespectador.com/noticias/politica/hay-una-crisis-el-sector-agropecuario-santos-articulo-443163 Consultada el 30 de agosto de 2013.
[2] No es conveniente discurrir sobre el término progreso, solo lo uso para dar idea de bienestar económico y su relación con el bienestar social.