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Monday, September 30, 2019

El ser humano y la pérdida de biodiversidad

Artículo de opinión por: Laura Usma Marquez (lusmama@eafit.edu.co)
Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo
Universidad EAFIT, Colombia 

Hace aproximadamente un mes el mundo se estremeció al conocer que la selva amazónica llevaba tres semanas consecutivas en llamas, situación que fue agravada principalmente por la estación seca que estaba atravesando Brasil. De acuerdo con el diario británico “The Guardian”, los incendios se iniciaron a causa de quemas de hectáreas de bosque que pretendían ser destinadas a cultivos, ganadería y la explotación forestal. Lo anterior, a raíz del descuido y las malas políticas medioambientales del presidente Jair Bolsonaro. 
La selva amazónica en lo corrido del 2019 ha presentado alrededor de 77154 incendios forestales, representando un aumento del 85% con respecto al mismo periodo del año anterior. Este incremento de incendios ha afectado profundamente la biodiversidad de especies, las cuales según su composición genética están destinadas a “ganar o perder” ante este tipo de circunstancias que amenazan su hábitat.
En ecosistemas específicos de bosques y eucaliptos en Estados Unidos y Australia respectivamente, los incendios han permitido el mantenimiento de ecosistemas sanos y han logrado fortalecer especies como las aves de rapiña y el pájaro carpintero de vientre negro, no obstante, este escenario optimista no aplica para la selva amazónica, ya que gran parte de las especies que alberga no son aptas para resistir las altas temperaturas originadas por el fuego.
Al momento de ocurrir un incendio las especies animales pueden optar principalmente por movilizarse, algunas especies por su composición genética, como lo son el Jaguar y el Leopardo pueden hacerlo de manera ágil con respecto a especies de movilidad baja como lo son el oso perezoso, el oso hormiguero y ciertos anfibios vertebrados cuyo destino ante este tipo de situaciones, sea probablemente, la muerte. 
Si bien estas consecuencias a corto plazo son críticas, las consecuencias a largo plazo pueden ser aún peor. Los incendios afectan en gran medida los ecosistemas acuáticos y terrestres, estos pueden cambiar la química del agua y a su vez pueden disminuir el follaje de la selva, lo cual trae como resultado directo la alteración de los procesos propios del ecosistema y del flujo de energía, haciendo que las especies animales que nunca habían sido expuestas tengan que migrar a entornos más competitivos cambiando completamente la cadena alimenticia.
Esta situación ambiental tan compleja y crucial ha sido uno de los temas principales de la Cumbre de Acción Climática. Allí se llevó a cabo una reunión de alto nivel sobre la crisis de la Amazonía. Los presidentes de Colombia, Chile y Francia, así como los de Bolivia, Alemania y Guyana resaltaron la importancia de unir esfuerzos para frenar la deforestación, proteger la biodiversidad y garantizar medios de vida sostenible paras las comunidades, logrando que de esta forma se pueda alcanzar la conservación de una de las regiones más biodiversas del mundo y otras regiones boscosas a través de una alianza por los bosques tropicales. 

Referencias
  • Fondo Mundial para la Naturaleza. (25 de Septiembre de 2019). La crisis de la Amazonia, un tema central en la agenda climática mundial. Obtenido de Fondo Mundial para la Naturaleza: http://www.wwf.org.co/sala_redaccion/?uNewsID=353459
  • National Geographic. (2019). Amazonía en llamas: ¿cómo afectan los incendios a la vida silvestre? National Geographic. Obtenido de https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/2019/08/amazonia-en-llamas-como-afectan-los-incendios-la-vida-silvestre
  • Revista Semana. (2019). Las graves consecuencias de los incendios en la Amazonia de Brasil. Semana. Obtenido de https://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/incendios-en-el-amazonas-cuales-son-las-consecuencias-de-los-incendios-en-brasil/45472
  • The New York Times. (Agosto de 2019). Fires in Amazon Rain Forest Have Surged This Year. The New York Times. Obtenido de https://www.nytimes.com/2019/08/21/world/americas/amazon-rainforest.html

Monday, December 24, 2018

Responsabilidad de los Estados y el cambio climático

Artículo de opinión por: María del Mar Vargas Cabrera (Semillero Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo, Universidad EAFIT, Colombia). Email: mvarga29@eafit.edu.co 

La humanidad enfrenta actualmente uno de sus mayores desafíos: garantizar su supervivencia ante el problema del calentamiento global producido por el efecto invernadero. Este fenómeno, ocasionado por la emisión de gases, genera mayor retención de calor en la atmósfera, provocando que la temperatura media del planeta aumente y se produzcan cambios en la temperatura del planeta.
El cambio climático es el resultado del descuido de la sociedad, el sector privado y actores estatales frente a la preservación y cuidado del medio ambiente. En un plano más enfocado en el rol de entes públicos, la sociedad delega al Estado el poder suficiente para garantizar el ejercicio de sus derechos de manera plena, entre ellos a un medio ambiente sano. Es trabajo del Estado buscar los medios para que se cumpla, no solamente a nivel nacional sino también internacional. Es desde ahí que todos los Estados asumen compromisos sobre la prevención y control sobre el cambio climático a través de la implementación de convenios como la Convención de Rio, a la que le sigue el Protocolo de Kioto que próximamente dejara de estar en vigor debido a la entrada del Acuerdo de Paris, ratificado en 2017 y que entra en vigencia en el 2020.
Existen compromisos internacionales en los cuales los Estados deben a nivel internacional generar normas o reglamentos que tengan congruencia con la protección al medio ambiente; sin embargo, la nueva preocupación gira en torno a que para muchos Estados es más importante el desarrollo económico que la protección ambiental, ello se resalta en la poca efectividad de las políticas ambientales. A pesar de que el mundo en general se está preocupando por la protección del medio ambiente, por encima de ello, los intereses políticos y económicos tienen aún cierta relevancia. 
Los Estados tienen el deber de velar por el cumplimiento oportuno de las normas creadas para la protección del medio ambiente, además del control y prevención del cambio climático, de tal manera que los Estados deben cumplir con todos los requisitos, permisos, y protocolos establecidos como análisis de impacto ambiental, o mejoramiento de infraestructura. Producto de la tendencia global de desarrollo, los Estados otorgan mayor importancia y esfuerzo por generar medidas de desarrollo económico sin observar el impacto o daños ambientales. Todos aquellos compromisos plasmados en tratados internacionales, en los cuales los Estados hacen parte, carecen de efectividad, pues muchos de ellos no toman en consideración las condiciones económicas, sociales y culturales de cada Estado, tornándose entonces inefectiva la firma de dichos tratados. Por otra parte, la política ambiental que implementa el Estado, se encuentra mal encaminada, pues generalmente propende por la restauración o reparación, en vez de preocuparse por prever o evitar el daño. Lo anterior, se lograría con una política ambiental dirigida tanto a los particulares como a las autoridades en aras de educar con principios ambientales, es decir, generar en la sociedad y el Estado una concientización, que como resultado consolide un trabajo en equipo para la protección del medio ambiente. 
Ahora, además de la concientización, se requiere de normas tanto nacionales como internacionales que sean vinculantes, de tal manera que un medio ambiente sano no solo sea un derecho de todos, sino también una obligación por parte de cada persona en procurar realizar acciones que no violenten el medio ambiente ni vulneren el derecho de los demás a tener un medio ambiente sano. Aunado a lo anterior, la validez de una norma no implica ser la eficacia de la misma, es entonces cuando el Estado debe preocuparse en primera medida por promover el cumplimiento de las leyes ambientales, estableciendo su obligatoriedad y sus sanciones en caso de ser incumplida. Finalmente, el Estado debe de preocuparse por ganar confianza por parte de la ciudadanía, en el sentido de que las autoridades son las que llevaran a cabo la ejecución de las normas, y por ende, son ellas quienes deben de actuar con transparencia y diligencia.

Wednesday, September 23, 2015

Llegó la Hora de Adoptar los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Columna de Opinión por Juan Gonzalo Perez* (jperezg@eafit.edu.co)* 
Analista del Observatorio en Inversión, Comercio y Desarrollo.

Este viernes 25 de septiembre inicia la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, donde los 193 estados miembros se reunirán para adoptaran la nueva Agenda de Desarrollo Post 2015. La nueva agenda se compone 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que serán medidos por 169 indicadores que permitirán evaluar el progreso de la humanidad durante los próximos 15 años.

El título del plan, “Transformando nuestro mundo: agenda para el desarrollo sostenible 2030”, será endorsado por líderes mundiales y comenzara a implementarse a partir del primero de enero del 2016. De acuerdo con las Naciones Unidas, el objetivo principal es “la erradicación de la pobreza, promover la prosperidad y bienestar para todos, proteger el medio ambiente y hacer frente al cambio climático a nivel mundial”.

Convertir la visión que plantea la agenda en acciones es un gran reto para todos, puesto que se requiere una intensificación en la cooperación internacional en muchos frentes y que los estados miembros, tanto pobres, ricos como de ingreso medio, tomen acciones para lograr que el desarrollo sostenible sea una realidad.

Con base en los avances y aprendizajes que dejan los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), la Agenda Post 2015 es la oportunidad de adoptar una nueva visión holística que incorpora las dimensiones sociales y económicas, así como los problemas del medio ambiente con un enfoque de desarrollo sostenible. Según el Secretario de la ONU, Ban Ki-moon, “La transición presenta una oportunidad para facilitar recursos para la inversión en educación, salud, crecimiento equitativo y producción y consumo sostenible”. No obstante, facilitar recursos no es tarea fácil, el financiamiento de los ODS necesita de un trabajo conjunto donde el sector privado tenga una participación más activa por que los gobiernos y las organizaciones multilaterales no pueden resolver los problemas mundiales solos.

En efecto, la asistencia oficial para desarrollo no tuvo mayores logros. Según un informe presentado por del Grupo de Tareas sobre el Desfase en el Logro de ODM, en promedio, los donantes solo alcanzaron 0,29% de la meta de 0,7% de aportes del PIB, lo que representó un déficit de recursos para financiar el desarrollo de $191,000 millones de dólares en 2014. Adicionalmente, implementar la agenda representa un gran costo para las Naciones Unidas, organismo que funciona con un presupuesto bianual de $5,5 billones de dólares y que enfrenta el riesgo de recortes presupuestales debido a las políticas de austeridad de los Estados contribuyentes.

Un gran avance ha sido la creación, en el 2000, del Pacto Global de las Naciones Unidas. Esta iniciativa ha logrado alinear las estrategias de las empresas con la agenda de sostenibilidad global. Actualmente cuenta con más 8,000 empresas y 4,000 organizaciones no empresariales, el Pacto Global es una gran comienzo para seguir involucrando al sector privado en acciones que fortalezcan la nueva visión global.

Asimismo, la introducción de medidas de restricción al comercio durante la crisis financiera y económica mundial representa un retroceso en cuanto al libre acceso a mercados. En mi opinión, es en este punto donde el rol del sector privado juega un rol transcendental, pues las dinámicas del mercado y la economía mundial son generadas por el sector privado. Si las empresas operan como actores de un ecosistema responsable y comprometido con el futuro de la humanidad, los beneficios no solo serían sostenibles sino que se transformarían en oportunidades de crecimiento económico y de acceso a nuevos mercados.

En conclusión, la adopción de la nueva Agenda Post 2015 para los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 traerá enormes retos en cuanto a su financiación. Para lograr trasmitir esta nueva visión, es fundamental que todos los actores del desarrollo, incluyendo, Estados, organismos multilaterales, sociedad civil, sector privado e individuos del común emprendamos acciones que vayan alineadas con el cumplimiento de las nuevas metas.

Como analista del observatorio de comercio, inversión y desarrollo me comprometo a adoptar los objetivos: 4. garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa, y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos, y 17. Fortalecer los medios de ejecución y reavivar la alianza mundial para el desarrollo sostenible.

Para más información sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible, visita http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/mdgs/ ; o www.globalgoalsorg 

Thursday, June 18, 2015

Alcances de la moral: breve reflexión sobre la encíclica verde y el desarrollo sostenible


Por: David Ricardo Murcia Sánchez* (dmurcias@gmail.com)
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo


El día de hoy, 18 de junio de 2015, se ha despertado en varios medios de comunicación y redes sociales, una calurosa discusión sobre la idoneidad de su Santidad el Papa Francisco para conminar sobre el direccionamiento del desarrollo y el ordenamiento económico en la segunda Carta Enciclica que máximo jerarca de la iglesia católica promulga desde su incardinación. En Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común (Francisco, 2015) se expone un rescate del pensamiento ecologista de San Francisco de Asís.

En este documento, el Papa, desde su posición de guía moral y doctrinario de los católicos en el mundo, da una serie de parámetros comportamentales que buscan guiar la relación de los hombres con el medioambiente, con fin de regular el sistema de consumo desenfrenado que ha llevado al planeta fuera del punto de sostenibilidad.

Una de las discusiones se teje alrededor que cuál era la capacidad una figura religiosa y moral, en contraste otra técnica y científica, para dar guías de política y comportamiento sobre un tema que en tiempos contempéranos ha sido ampliamente discutido en la plaza política internacional. Como es el caso calentamiento global y la sostenibilidad.

Ejemplo de la importancia de esta temática puede cerciorarse con el simple hecho que los nuevos lineamientos internacionales de desarrollo promulgados por ONU se titulan Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) (vid. UN.bo, 2008-2015). Este adjetivo: sostenible, refleja como la agenda internacional se centra en el acuerdo común sobre la vertebralita de esta temática para el desarrollo de las políticas, la sociedad y la vida misma.

A este punto, la contraposición entre las conminaciones, prima facie morales, de Su Santidad y los criterios científicos y técnicos de los expertos y hacedores de política, tal vez deje escapar el área de acción en la que se desarrolla este debate: la sociedad. En esto quiero dar claridad: una postura moral intuye afecciones subjetivas en el juicio y, por lo tanto, una incapacidad de dar criterios de validez (con la grandilocuencia metódica del término). Por otro lado los criterios científicos, suponen un acercamiento objetivo en el cual el observador se libra de su postura personal para entender y exponer una realidad. No obstante, al caso de la discusión esta contraposición no se da.

Para poder comprender mejor, el aporte del Papa no contiene pretensiones de verdad sobre si hay o no contaminación, sobre si estamos o no en un punto de desequilibro ambiental que hará a futuro el desarrollo de toda actividad humana inviable. Estas preguntas competen a estudiosos de la ecología y el desarrollo. Los argumentos de S.S. Francisco son de carácter moral y político; esto es, argumentos del tipo: si somos de una comunidad X deberíamos (lo correcto es) comportarnos de un modo Y. En este caso, por estar en el ámbito de la política, es conveniente recordar a Merino (2010), quien aclara que es imposible dar criterios amorales: objetivos, en este ámbito de la existencia humana, que en su tiempo Arendt llamó acción (Arendt, 1993).

Al ubicar la discusión en la sociedad y entender su naturaleza inevitablemente moral y política, la discusión en la que el papa se inserta es por completo de su injerencia. Más aun cuando se constata en el ámbito político internacional se están haciendo grandes esfuerzos por poder cambiar el carácter depredatorio de la economía actual. Recordemos los ODS. Así, el apoyo de los criterios morales de un líder espiritual pueden aunar fuerzas en un propósito, que por lo pronto, parce común en la sociedad. Un apoyo que puede guiar el comportamiento de los humanos desde el fuero interno, cosa que para la política es inalcanzable (sobre esto las ideas de Masilio de Padua pueden dar luz).

En suma, contrario a preocupante, es de mi parecer alentador el trabajo que en Laudate Si’ Su Santidad desarrollo. Más aun, cuando sus predicas no pretenden sobrepasar el límite que la modernidad le ha impuesto a su poder: la moral, sino que desde ésta se aúna a la agenda internacional que se preocupa por la vía de desarrollo en la que el mundo se dinamiza contemporáneamente.

Referencias


  • Arendt, H. (1993). La condición humana (R. Gil, Trad.). Barcelona: Paidós. (Texto original en inglés de 1958)
  • Francisco. (2015). Laudate Si’: sobre el cuidado de la casa común. Disponible en: http://bit.ly/1GSmd9v.
  • Merino, M. (2010). La importancia de la ética en el análisis de las políticas públicas. En: Merino, M. y Cejudo, G. (Comps.) “Problemas, decisiones y soluciones. Enfoques de política pública”. México: FCE, CIDE.
  • Padua, M. (1989). El defensor de la paz (L. Martínez Gómez, Trad.). Madrid: Tecnos. (Texto original en latín de 1324)
  • UN.bo. (2008-2015). Objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Disponible en: http://bit.ly/1HsdCeL.

Tuesday, September 30, 2014

La sostenibilidad ambiental en la Agenda de Desarrollo Post-2015

Andrés Ordoñez 
Artículo de Opinión por: Alejandro Botero Uribe* y Andrés Ordoñez Buitrago*
Estudiantes de Derecho, Universidad EAFIT, Colombia

Alejandro Botero
El Grupo de Alto Nivel de Personas Eminentes sobre la Agenda de Desarrollo Post-2015 en su Informe publicado a principios de 2013, reconocieron que el cambio climático, así como los patrones de consumo y producción sostenibles, son cuestiones transversales a la Agenda de Desarrollo Post-2015, la cual, adicionalmente, ha sido caracterizada como una Agenda de Desarrollo Sostenible. Por lo anterior, algunos aspectos medioambientales se encuentran expresamente consagrados en los Objetivos Ilustrativos 7 (Obtener energía sostenible), 8 (Crear empleos, medios de subsistencia sostenibles y crecimiento equitativo) y 9 (Gestionar los recursos naturales de manera sostenible). De igual forma en el Objetivo 12 (Crear un entorno global propicio y catalizar los recursos financieros a largo plazo), una de las metas planteadas es “contener el aumento en el promedio de temperatura global en menos de 2 ⁰C por encima de los niveles preindustriales, en consonancia con los acuerdos internacionales”. La inclusión de metas medioambientales en un Objetivo dedicado –en términos generales– a la inversión, refuerza el vínculo que hay entre inversión, desarrollo empresarial y medio ambiente, de tal manera que no se puede concebir como deseable la inversión que se realice a costa del deterioro medioambiental.

En este sentido, hay numerosas iniciativas a nivel internacional relativas a la reducción del calentamiento global y de la afectación del medio ambiente. Como instrumento internacional jurídicamente vinculante, el rol protagónico lo ocupa la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático dentro de la cual se han logrado compromisos como el Protocolo de Kyoto (1997), el Plan de Acción de Bali (2007), el Acuerdo de Copenhague (2009), los Acuerdos de Cancún (2010) y la Plataforma de Durban para una acción reforzada (2012). Sin embargo, es evidente hoy en día que sólo los Estados no pueden lograr una acción efectiva contra el cambio climático, y es por esto que cobran importancia iniciativas como la inclusión de la meta de reducción del calentamiento global en el Objetivo 12, pues se reconoce el rol que pueden –y deben jugar– los actores privados en este tema.

Sobre este particular, por ejemplo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desarrolla dos programas (Empleos Verdes y Empresa Sostenible) por medio de los cuales promueve la creación de empleos y el desarrollo empresarial, con la “ecologización” de procesos y actividades empresariales, así como la producción de bienes y servicios ecológicos, reconociendo que estos puestos de trabajo sostenibles y responsables, promueven a la vez un “incremento de la productividad y la mejora de las condiciones de trabajo, las buenas relaciones laborales, y las buenas prácticas medioambientales”[1].

En este sentido, si bien los Estados no son los únicos agentes involucrados en la reducción del cambio climático, su rol dentro de esta problemática es esencial. Se muestra entonces necesario incluir instrumentos de evaluación del impacto climático dentro de la aceptación de inversores extranjeros en territorios nacionales, es decir, traer a un primer plano, por medio de instrumentos jurídicos de rango internacional, el tema ambiental en el derecho internacional de las inversiones. Si bien la protección del medio ambiente ha sido incluida dentro de numerosos instrumentos jurídicos nacionales e internacionales, en esta propuesta se trata de hacer evidente lo que se viene aplicando años atrás (leyes contra la contaminación, responsabilidad de grupos de empresas por accidentes medioambientales, sanciones a los estados por la cantidad de emisiones nocivas para el medio ambiente, entre otras) de manera generalizada. En últimas se pretendería dar un carácter particular a aquellas regulaciones protectoras del medio ambiente, de forma tal que se ponga límite a los inversionistas como grupo de agentes contaminantes, sin que se trate de ponerlos en cintura sino de poner la protección del cambio climático por encima o al mismo nivel de los instrumentos de protección estatal propios de la Organización Mundial del Comercio.




[1] Factsheet “Un entorno propicio para las empresas sostenibles. El enfoque de la OIT para la creación de un entorno propicio - empresas sostenibles”, Julio de 2012

Monday, August 25, 2014

La necesidad de la inversión privada para lograr los ola necesidad de la inversión privada para lograr los objetivos de desarrollo sostenible

Artículo de opinión por: Laura Jaramillo Echeverri*
Estudiante de Derecho, Universidad EAFIT, Colombia


La última edición del World Investment Report, publicado por UNCTAD, es una fuente de información muy valiosa, para generar posibles paneles de discusiones, sobre como acelerar el progreso hacia los Objetivos Del Milenio, conocidos hoy como Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y así moldear una visión a largo plazo, para un futuro sostenible más allá del 2015, encauzando las inversiones extranjeras, en objetivos como la reducción de la pobreza, la inclusión social y la adopción de medidas frente al cambio climático.

El reporte revela una tendencia alentadora, después del declive de la economía en el año 2012, la inversión directa extranjera, para el año 2013, aumentó un 9% con expectativas de seguir aumentando en los años que vienen. Por esto, las empresas trasnacionales cambiaron la tendencia, hacia una orientación de su actividad, para responder al creciente potencial de los mercados emergentes, creando empleos decentes, generando exportaciones, promoviendo derechos, respetando el medio ambiente, pagando impuestos y trasfiriendo capital para motivar el desarrollo.

El informe este año, ofrece un plan de acción para enriquecer el papel de las empresas, para obtener los ODS e incrementar la economía del sector privado, señala el informe: “El rol del sector publico es fundamental y crucial, mientras que las contribuciones del sector privado son indispensables. Esta ultima puede ser de dos formas principales, el buen gobierno en las practicas empresariales y la inversión en el desarrollo sostenible. La coherencia de las políticas es esencial para promover la contribución del sector privado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible” (WIR 2014: x)

Fomentar la inversión privada, en países en vía de desarrollo es el target deseado, UNCTAD propuso un marco estratégico para la inversión privada para los ODS, se refiere a unas políticas claves, como reto: (i) principios rectores y liderazgo global para incentivar la inversión privada, (ii) la movilización de los fondos para inversión en desarrollo sostenible, entre otros.

Aumentar la inversión privada en los ODS requiere de liderazgo global, y a la vez la creación de políticas publicas y de esta manera, asegurar una coherencia de inversión nacional y global, además se debe garantizar la inclusión y el apoyo a países en vía de desarrollo para que no continúen siendo ignorados por los inversionistas de fondos privados.

Por lo anterior, el plan de acción que UNCTAD propone para incentivar la inversión privada en los ODS, esta representado en políticas para movilizar el capital, ayudando a moldear la inversión privada en el desarrollo sostenible, siendo estas:

  1. El establecimiento de agencias que desplieguen proyectos en áreas de desarrollo sostenible y que sean facilitadoras de los mismos, acompañados de asistencia técnica, pero a la vez la producción proactiva de inversión en áreas de los ODS. 
  2. Reestructurar la iniciativa de inversión, para facilitar los proyectos, buscando incrementar la competitividad local y aumentar los proyectos en sectores de ODS.
  3. Desarrollar un currículo para el área de negocios en las universidades, que genere atención en oportunidades de inversión en países pobres, y enseñe a los estudiantes las aptitudes para trabajar en países en vía de desarrollo. 

Este reporte de manera muy completa identifica las brechas en el sistema financiero, particularmente en las economías mas vulnerables, e identifica fuentes primarias de recursos para cerrar estas brechas, proponiendo políticas para el futuro.