Thursday, August 1, 2013

Sobre las políticas que faciliten la sostenibilidad justa y la reciprocidad de los países

Artículo de opinión por: Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co)
*Estudiante de Economía y Negocios Internacionales, Universidad EAFIT, Medellín, Colombia.

¿Cómo generar políticas que permitan la sociabilidad justa, la asignación simétrica de ganancias y el fomento de la reciprocidad en las relaciones comerciales multilaterales de inversión -entre países-, sin caer en el estigma de “proteccionistas”?
Este es el gran reto que enfrentan, hoy en día,  muchas economías emergentes del sudeste asiático, África y  Latino América y el Caribe, que ven la Inversión Extranjera Directa (IED) como una posible solución a su condición de subdesarrollo, escasez de oportunidades y aparente rezago frente a los país del primer mundo. 
Sí bien, es cierto que la IED supone una fuente importante de desarrollo económico, tecnológico y en muchos casos social ―en tanto que contempla el crecimiento integral de la economía, el mejoramiento de las oportunidades de trabajo y las condiciones de vida de los habitantes de estos Estados―, los beneficios que esta genera no se acumulan automática, equitativa y simétricamente en los países, sectores y comunidades involucradas en dicha relación multilateral de inversión. Pues así como lo afirma teoría de la interdependencia compleja; los vínculos establecidos a partir de la IED son de ‘dependencia mutua’, es decir, donde los efectos de transacción en términos de costos son recíprocos, más no simétricos. Es así como los Estados deben alinearse y procurar escenarios multilaterales como espacios de equilibrio de poder y beneficio mutuo, a través de ‘estrategias de vinculación’ -alianzas, diálogos e interlocución entre países- para la construcción de una agenda plural con temas transnacionales y transgubernamentales, cuya incidencia política, económica y social, sea positiva e igualitariamente equitativa para todas las partes involucradas.


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