Artículo de opinión por: Marcela Marín Mira*
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo, Universidad EAFIT
En la década de los noventa, en el ámbito de la cooperación internacional, donde los paradigmas han evolucionado desde la “ayuda a los países pobres” en la segunda posguerra, la cual no prestaba atención a las condiciones de vida ni a la equidad social, hacia la “cooperación al desarrollo”, que tiene como eje central el desarrollo humano, surgen nuevos actores (actores no estatales), entes locales y sociedad civil en espacios de toma de decisiones políticas y ejecución de la ayuda, en el marco de un nuevo concepto que se conoce con el nombre cooperación descentralizada.
Pero, antes de adentrarnos en el impacto que este nuevo tipo de cooperación tiene en los territorios en ámbitos de actuación alineados con las políticas públicas, es importante acercar al lector a la definición de lo que conocemos como cooperación descentralizada.
Carla Cors en su artículo para el Observatorio de la Cooperación Descentralizada Local UE-AL (2015) resalta el término “city-to-city cooperation”, que es utilizado en el programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT) (2001), como sinónimo de la cooperación descentralizada, estableciendo que la “City-to-City Cooperation” cubre todas las posibles formas de relación entre autoridades locales de cualquier nivel en dos o más países en donde se colabora conjuntamente sobre cuestiones de interés mutuo, con o sin apoyo externo. Aun así, se debe hacer la salvedad de que la cooperación descentralizada abarca un mayor espectro de acciones llevadas a cabo por actores no estatales.
Por lo que cabe retomar lo que dice Fanny Carvajal (2012) en su texto de Cooperación Descentralizada para el Curso en desarrollo humano local con énfasis en metodología de trabajo y temáticas propias de sus programas Marco ART del PNUD, y ampliar el concepto de cooperación descentralizada, donde ésta se concibe, más allá de que el actor que gestiona los recursos sea una institución o un organismo no gubernamental, en la manera cómo se gestionan estos recursos y, por tanto, en cómo se llevan a la práctica las acciones de cooperación sobre el terreno. Así pues, la cooperación descentralizada se fundamenta por su voluntad de participar en proyectos de desarrollo humano y sostenible de los pueblos, en los que la participación popular sea un elemento central; esto es, en la defensa y promoción de los derechos y las necesidades básicas de las poblaciones en el ámbito social, económico y cultural, a través de una gestión conjunta, nacida de las propias iniciativas del tejido social, y al máximo de respetuosa con el medioambiente.
Pero, ¿cómo garantizar la sostenibilidad y relevancia de los proyectos de cooperación descentralizada en el desarrollo de los territorios?
Beatriz Lantero (2015) en su documento de Gestión de Proyectos de Cooperación Descentralizada, determina que tener conocimiento de lo que es una política pública y una visión estratégica para vincular la política y el proyecto es fundamental para obtener como resultado intervenciones alineadas con las necesidades de los territorios, generando así, un mayor impacto y posibilidades de sostenibilidad. Los gobiernos e instituciones locales deben formular proyectos basados en la agenda local o las prioridades establecidas por los programas, planes o políticas de sus territorios.
Es importante diseñar proyectos que tengan en cuenta no sólo las políticas públicas locales, sino aquellas de ámbito nacional o regional, que puedan vincularse al proyecto. Por esta razón, también resulta importante trabajar con las herramientas de análisis de actores que permitirán identificar instituciones que podrían convertirse en aliadas o en obstaculizadoras.
En segundo lugar, Lantero invita a revisar el tema de la estrategia de los donantes versus las estrategias locales. Las estrategias de los donantes en ningún caso deben imponerse a aquellas establecidas por los gobiernos locales, pues el diseño de proyectos que se conviertan en intervenciones alineadas a las necesidades y de fácil apropiación por los territorios o que coincidan con las estrategias locales, es de alta relevancia. La negociación e incidencia es fundamental ante esto, ya que es importante que los gobiernos locales puedan participar en la discusión sobre las prioridades estratégicas de posibles donantes.
En último lugar, la autora también recomienda evitar la formación de equipos de gestión ad hoc. La formación de un equipo de gestión ad hoc puede dar la sensación de que se trata de una intervención aislada, alejada de las intervenciones que lleva a cabo un gobierno local. Pese a que es difícil no crear un equipo de gestión ad hoc, es importante que este se inserte dentro de la estructura institucional y esté formado por personal interno y externo.
Igualmente, y con base en lo referido en el curso del PNUD por Lantero, es posible afirmar que la cooperación descentralizada local parte de dos premisas fundamentales: El hecho de que los poderes locales son sujetos activos de la cooperación internacional, un escenario en el que se ha venido consolidando el papel de las ciudades en el contexto internacional; y el convencimiento de que el fortalecimiento de los poderes locales y el desarrollo local son objetivos prioritarios de la cooperación internacional.
Lo que nos lleva a concluir que la cooperación para el desarrollo, con sus recursos limitados, no puede, por sí sola, realizar los cambios necesarios. Ésta, debe constituir un instrumento de políticas públicas locales, que genere participación de la opinión pública y de las comunidades locales para intercambiar soluciones técnicas y tecnológicas, modelos organizativos y gerenciales, prácticas innovadoras entre diferentes países y contextos políticos y culturales y, a la vez, un laboratorio para aplicarlas, acompañando los procesos nacionales y locales de desarrollo humano y las acciones concretas de reducción de la pobreza y demás ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) priorizados en la Agenda Internacional.
ACI. (2012). Manual de Cooperación. Recuperado el 1 de Mayo de 2016, de ACI: ACI http://www.acimedellin.org/Portals/0/Manual_de_cooperacion_2012.pdf
Carvajal, F. (2012). Escuela virtual. Recuperado el 1 de Mayo de 2016, de PNUD: http://escuelapnud.org/biblioteca/pmb/opac_css/doc_num.php?explnum_id=985
Cors, C. (2015). La cooperación descentralizada pública. Online: Observatorio de la Cooperación Descentralizada Local UE-AL.
Lantero, B. (2015). Gestión de Proyectos de Cooperación Descentralizada. Online: Observatorio de la Cooperación Descentralizada Local UE-AL.
Analista del Observatorio en Comercio, Inversión y Desarrollo, Universidad EAFIT
En la década de los noventa, en el ámbito de la cooperación internacional, donde los paradigmas han evolucionado desde la “ayuda a los países pobres” en la segunda posguerra, la cual no prestaba atención a las condiciones de vida ni a la equidad social, hacia la “cooperación al desarrollo”, que tiene como eje central el desarrollo humano, surgen nuevos actores (actores no estatales), entes locales y sociedad civil en espacios de toma de decisiones políticas y ejecución de la ayuda, en el marco de un nuevo concepto que se conoce con el nombre cooperación descentralizada.
Pero, antes de adentrarnos en el impacto que este nuevo tipo de cooperación tiene en los territorios en ámbitos de actuación alineados con las políticas públicas, es importante acercar al lector a la definición de lo que conocemos como cooperación descentralizada.
Carla Cors en su artículo para el Observatorio de la Cooperación Descentralizada Local UE-AL (2015) resalta el término “city-to-city cooperation”, que es utilizado en el programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-HABITAT) (2001), como sinónimo de la cooperación descentralizada, estableciendo que la “City-to-City Cooperation” cubre todas las posibles formas de relación entre autoridades locales de cualquier nivel en dos o más países en donde se colabora conjuntamente sobre cuestiones de interés mutuo, con o sin apoyo externo. Aun así, se debe hacer la salvedad de que la cooperación descentralizada abarca un mayor espectro de acciones llevadas a cabo por actores no estatales.
Por lo que cabe retomar lo que dice Fanny Carvajal (2012) en su texto de Cooperación Descentralizada para el Curso en desarrollo humano local con énfasis en metodología de trabajo y temáticas propias de sus programas Marco ART del PNUD, y ampliar el concepto de cooperación descentralizada, donde ésta se concibe, más allá de que el actor que gestiona los recursos sea una institución o un organismo no gubernamental, en la manera cómo se gestionan estos recursos y, por tanto, en cómo se llevan a la práctica las acciones de cooperación sobre el terreno. Así pues, la cooperación descentralizada se fundamenta por su voluntad de participar en proyectos de desarrollo humano y sostenible de los pueblos, en los que la participación popular sea un elemento central; esto es, en la defensa y promoción de los derechos y las necesidades básicas de las poblaciones en el ámbito social, económico y cultural, a través de una gestión conjunta, nacida de las propias iniciativas del tejido social, y al máximo de respetuosa con el medioambiente.
Pero, ¿cómo garantizar la sostenibilidad y relevancia de los proyectos de cooperación descentralizada en el desarrollo de los territorios?
Beatriz Lantero (2015) en su documento de Gestión de Proyectos de Cooperación Descentralizada, determina que tener conocimiento de lo que es una política pública y una visión estratégica para vincular la política y el proyecto es fundamental para obtener como resultado intervenciones alineadas con las necesidades de los territorios, generando así, un mayor impacto y posibilidades de sostenibilidad. Los gobiernos e instituciones locales deben formular proyectos basados en la agenda local o las prioridades establecidas por los programas, planes o políticas de sus territorios.
Es importante diseñar proyectos que tengan en cuenta no sólo las políticas públicas locales, sino aquellas de ámbito nacional o regional, que puedan vincularse al proyecto. Por esta razón, también resulta importante trabajar con las herramientas de análisis de actores que permitirán identificar instituciones que podrían convertirse en aliadas o en obstaculizadoras.
En segundo lugar, Lantero invita a revisar el tema de la estrategia de los donantes versus las estrategias locales. Las estrategias de los donantes en ningún caso deben imponerse a aquellas establecidas por los gobiernos locales, pues el diseño de proyectos que se conviertan en intervenciones alineadas a las necesidades y de fácil apropiación por los territorios o que coincidan con las estrategias locales, es de alta relevancia. La negociación e incidencia es fundamental ante esto, ya que es importante que los gobiernos locales puedan participar en la discusión sobre las prioridades estratégicas de posibles donantes.
En último lugar, la autora también recomienda evitar la formación de equipos de gestión ad hoc. La formación de un equipo de gestión ad hoc puede dar la sensación de que se trata de una intervención aislada, alejada de las intervenciones que lleva a cabo un gobierno local. Pese a que es difícil no crear un equipo de gestión ad hoc, es importante que este se inserte dentro de la estructura institucional y esté formado por personal interno y externo.
Igualmente, y con base en lo referido en el curso del PNUD por Lantero, es posible afirmar que la cooperación descentralizada local parte de dos premisas fundamentales: El hecho de que los poderes locales son sujetos activos de la cooperación internacional, un escenario en el que se ha venido consolidando el papel de las ciudades en el contexto internacional; y el convencimiento de que el fortalecimiento de los poderes locales y el desarrollo local son objetivos prioritarios de la cooperación internacional.
Lo que nos lleva a concluir que la cooperación para el desarrollo, con sus recursos limitados, no puede, por sí sola, realizar los cambios necesarios. Ésta, debe constituir un instrumento de políticas públicas locales, que genere participación de la opinión pública y de las comunidades locales para intercambiar soluciones técnicas y tecnológicas, modelos organizativos y gerenciales, prácticas innovadoras entre diferentes países y contextos políticos y culturales y, a la vez, un laboratorio para aplicarlas, acompañando los procesos nacionales y locales de desarrollo humano y las acciones concretas de reducción de la pobreza y demás ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) priorizados en la Agenda Internacional.
Referencias
ACI. (2012). Manual de Cooperación. Recuperado el 1 de Mayo de 2016, de ACI: ACI http://www.acimedellin.org/Portals/0/Manual_de_cooperacion_2012.pdf
Carvajal, F. (2012). Escuela virtual. Recuperado el 1 de Mayo de 2016, de PNUD: http://escuelapnud.org/biblioteca/pmb/opac_css/doc_num.php?explnum_id=985
Cors, C. (2015). La cooperación descentralizada pública. Online: Observatorio de la Cooperación Descentralizada Local UE-AL.
Lantero, B. (2015). Gestión de Proyectos de Cooperación Descentralizada. Online: Observatorio de la Cooperación Descentralizada Local UE-AL.