Reporte de videoconferencia por: Nathalia Rios Ballesteros* (nriosba@eafit.edu.co)
*Estudiante de Economia y Negocios Internacionales, Universidad EAFIT, Colombia
*Estudiante de Economia y Negocios Internacionales, Universidad EAFIT, Colombia
- Conferencistas: Nahuel Oddone , y Ramón Padilla Pérez
- CEPAL, Sede subregional de México
- Fecha: Lunes, 12 de Mayo 2014
Cadenas globales de valor: una estrategia de eficiencia y productividad
En las últimas dos décadas, América Latina ha sido víctima de lo que se puede catalogar como una “revolución productiva”, la cual ha liderado amplias reformas económicas encaminadas a expandir las fronteras comerciales, absorber inversión extranjera y posicionar a los países de esta región en el panorama internacional. Sin embargo, dichas reformas no han brindado resultados según lo esperado; las exportaciones, por ejemplo, no han resultado ser un motor de crecimiento económico sostenido ni de generación de empleos lo cual podría estar fuertemente asociado al bajo valor agregado de la oferta exportable nacional (Odonne y Padilla, 2014). Por lo anterior, y a raíz de la crisis de 2008, los gobiernos latinoamericanos han aumentado su presencia e intervención en el marco de políticas industriales con el fin de fundamentar planes eficientes e integrales de participación productiva y mejoramiento en la inserción e implementación de cadenas de valor, nacionales e internacionales, que permitan generar mayor valor agregado y obtener mayores beneficios económicos a partir de la participación activa en estas últimas. Estos planes, según Oddone y Padilla, permiten estudiar el papel de los servicios profesionales y de soporte en el aumento del valor agregado nacional y el fomento de la modernización tecnológica en las cadenas de valor agroindustriales, lo cual se evidenció a través del estudio de dichas cadenas en la evaluación de la producción agregada de camarón de cultivo y vegetales no tradicionales en el Salvador y la producción de maderas finas en Guatemala.
Para fundamentar la relación estructural entre valor agregado y producción nacional mencionada anteriormente, Nahuel Oddone y Ramón Padilla, desarrollaron una metodología compuesta por 6 pilares, la cual se sigue de siguiente manera; (1) Definición de metas y objetivos. Este pilar, en principio, busca determinar las restricciones y barreras críticas para aumentar el valor agregado y fortalecer las capacidades tecnológicas de cada país, con el fin de identificar las posibles mejoras a implementar, teniendo en cuenta la capacidad productiva de cada economía. (2) Selección de cadenas de valor. En segundo lugar, una vez determinadas las restricciones internas, es preciso determinar la cadena que más contribuye con el desarrollo y cumplimiento de lo establecido en la primera etapa. Esto implica, una estrecha relación entre metas, objetivos y cadenas de valor para que, dentro de una perspectiva microeconómica, se logren resultados positivos en cuanto a los niveles de empleo, exportación, participación de PYMES en los procesos productivos, entre otras cosas. (3) Realización del diagnóstico. Esta etapa resulta crítica a la hora de determinar los rasgos y características representativas de la cadena elegida en la etapa inmediatamente anterior. Esto se logra a través del desarrollo de un exhaustivo cuestionario, diseñado por los autores, basado en la información disponible o suministrada por fuentes oficiales con el fin de determinar la información existente sobre esta cadena. La información que resultada desconocida a posteriori, se determina en el país de selección a través de la presencia y el apoyo de los diferentes actores locales vinculados al proceso. Los resultados obtenidos en esta etapa, al igual que la evidencia empírica y el análisis que lo sustenta, es validado y evaluado por medio de la realización de mesas de diálogo llevadas a cabo el país de estudio. (4) Desarrollo e implementación de mejores prácticas. Este pilar permite superar las restricciones encontradas en la primera etapa, a través de la implementación de mejores prácticas internacionales que provean a los procesos productivos existentes de productividad y eficiencia para aminorar y, si se puede, eliminar las restricciones presentes en la economía. (5) Elaboración de estrategias. Este pilar concibe el desarrollo y la implementación de acciones microfundamentadas bajo un enfoque sistemático, es decir, en donde exista interconexión de los diferentes eslabones y etapas dentro de la cadena de valor. Una vez establecidas estas estrategias, se procede a la segunda mesa de diálogo, a partir de la cual, se definen las acciones conjuntas, público-privadas, con el fin de discutir y finalmente escoger las estrategias que resultan adecuadas para proceder con su implementación. (6) Lanzamiento. Como última instancia, se concibe la publicación oficial del proyecto por parte del gobierno en cuestión, a través de un evento mediático, en el cuál se informe a los ciudadanos sobre los compromisos y estrategias adquiridas para mejorar las condiciones internas asociadas a las mejores prácticas productivas. Dicho lanzamiento, viene acompañado de proyectos de supervisión y monitoreo constante acerca de la dinámica asociada al proceso de la buena inserción de estas cadenas en la economía.
Consecuente a lo anterior, se puede afirmar que el gobierno juega un papel importante en el fomento
tanto de la oferta como de la demanda de servicios profesionales y de soporte que buscan generar valor agregado en el proceso productivo nacional a través de la inclusión y participación activa de cadenas de valor nacionales e internacionales por parte de los países caso de estudio. Es así como; las organizaciones públicas y su buena gestión en incentivar y apoyar a las pequeñas y medianas empresas en la inclusión productiva; la prestación de asistencia técnica a productores nacionales y a otros eslabones de la cadena de valor por parte de los centros públicos de investigación y organismos públicos sectoriales; la generación y el desarrollo de iniciativas públicas dirigidas a financiar el acceso a servicios profesionales y de soporte para todos los actores de la cadena de valor; al igual que el desarrollo de sistemas públicos que resulten eficientes y productivos para la implementación de mejores prácticas internacionales a fin de favorecer la producción nacional disminuyendo las restricciones de “éxito productivo” existentes, resultan ser funciones claves para el buen desempeño de este tipo de proyectos en los países latinoamericanos.
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