Estudiante de Negocios Internacionales, Universidad EAFIT
En las últimas décadas se ha percibido un rápido crecimiento en el desarrollo económico, pero este factor deja de ser alentador cuando hablamos de los países menos desarrollados (LDCs –Less Developed Countries-, por sus siglas en inglés), pues en este caso el proceso se ha dado de forma moderada, sin que sea posible percibir grandes cambios en infraestructura, ingresos, tecnología, reducción de pobreza, entre muchos otros factores que han quedado relegados.
Los acontecimientos coyunturales en el panorama global, en especial aquellos vividos por los países con economías menos desarrolladas, desafían los gobiernos a buscar políticas que sean aplicables en diferentes sectores, pero que sean incluyentes entre sí. Por ejemplo, ubicar la población que pasa a ser laboralmente activa, cada año, en labores que sigan las políticas de productividad del país lo cual lo tiene como fin el logro de un crecimiento económico sostenible. Los países en desarrollo podrían tener como meta mejorar la distribución del ingreso dando fuerza al área rural.
Según la UNCTAD (2013), los LDCs, la falta de políticas incluyentes ha sido una de las causas principales para que el crecimiento económico no sea tan próspero como el de los países que cuentan con economías más tecnificadas, lo que les genera mayor dificultad la implementación de estrategias para disminuir los índices de pobreza, la brecha de la desigualdad social, la no adecuada remuneración en los empleos; volviendo así el trabajo desde la crisis económica y financiera del 2008, un punto de tensión político-social y a la vez un factor clave en los programas políticos para buscar el desarrollo.
Frente a este escenario la UNCTAD (2013) propone que un modelo de desarrollo sostenible para los LDCs, adaptable a cada país, debe tener en cuenta tres elementos principales como base, los cuales son incluyentes entre sí; estos elementos serían entonces: el aumento de inversión (en infraestructura, investigación y capacitación de las personas) para que se mejoren las condiciones de los empleos, que serían el segundo factor y se garantice así el crecimiento económico.
Es importante anotar que es el gobierno quien debe liderar el proceso comenzando con la aplicación de políticas que favorezcan el apalancamiento económico empresarial, la formalización de empresas y la cooperación (por medio de trabajo en equipo y clustering) buscando dinamizar la economía, para que el sector privado se vaya incluyendo paulatinamente en la lucha de estos países por conseguir un desarrollo sostenible. La inclusión del sector privado en esta labor se verá reflejada en la necesidad de innovación en los diferentes productos y servicios de las empresas, dada la necesidad de garantizar una rentabilidad y permanencia en el mercado. La educación también juega un papel central en este marco para poder crear un estrecho vínculo entre la academia y los negocios, donde las personas que se formen en las instituciones salgan con las habilidades de participar en el aumento de la capacidad productiva del país.
El reporte del 2013 que presenta la UNCTAD sobre los LDCs, donde se estudian cada uno de los puntos mencionados anteriormente a detalle, no pretende dar una única solución para estas economías, pues se reconoce en ellas grandes diferencias, tanto geográficas como estructurales, lo que hace evidente la necesidad de que cada país concentre sus esfuerzos en estudiar sus propias particularidades con el objetivo de decidir de forma individual la mejor manera de manejar sus políticas, sin que haya sólo una preocupación por la generación de empleo, sino también por una transformación interna que cuente con la debida modernización de los diferentes procesos de las actividades económicas, y genere mayor productividad para el país.
Referencias:
UNCTAD (2013) The Least Developed Economies Report 2013. Naciones Unidas: Ginebra, Suiza. Disponible en linea en: http://unctad.org/en/PublicationsLibrary/ldc2013_en.pdf
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