Artículo de opinión por: David Ricardo Murcia* (dmurcias@gmail.com)
Estudiante de Ciencias Políticas, Universidad EAFIT, Colombia
Sin embargo, en esta trasferencia metafórica-analógica de significado (lo primero, en la comparación del desarrollo de una ser viviente con el desarrollo de cualquiera otra cosa y lo segundo, al utilizarlo en muchas ciencia de manera similar a como en su nicho original) el contexto y la especificidad de lo connotado adolece de obscuridad y polémica. Lo primero es explicado por Chaïm Perelman: algunos conceptos (se puede especificar los conceptos sociales o políticos) son útiles en tanto carecen de una textura definitiva, id est: los concepto sociales no poseen un significado eterno desde el momento en que se postulan, sino que continuamente van cambiando según los cambios correlativos de la estructura social a la que son serviles (Cfr. Perelman, 1958). Por otro, lado Galie sostiene que existen ciertos conceptos que en sí mismos no puede llegar a ser definidos inequívocamente, pues en todo momento en que una definición pretensora intenta imponerse se encuentra con muchas otras que se lo impiden, pues todas tiene igual validez ya que cada una defiende una postura social diferente, el caso tal vez más claro del filósofo inglés sea el de la lucha entre las órdenes católicas por la definición de vida cristiana (Galie, 1998).
Se puede entonces decir que desarrollo, en tanto concepto social, cumple con estas dos características, pues como José Medina Echavarría indica (Vid. Medina, 1976) los diferentes pueblos a lo largo del tiempo van definiendo su propio interés o dirección de desarrollo, como ya habíamos mencionado el concepto implica vector, aunque en ocasiones la mayoría de las intenciones de desarrollo local o regional se vean sepultadas por la hegemonía de los proyectos de actores más poderosos. Pero lo anterior no nos puede llevar a descalificar moralmente a las posturas que han conseguido triunfar, se puede pensar que la hegemonía es resultado de diferentes procesos históricos y se debe recordar que la historia nos demuestra que estas son finitas y mutables, en lo cual Medina concordaría (Vid. Medina, 1976).
Lo importante, y a lo que esta columna quiere llegar, es a la importancia de saber que al hablar de desarrollo se tiene que tener la conciencia de sobre qué tipo de desarrollo se versa: en ello se implica el reconocimiento de haber apostado por una concepción que se ve respaldada por un contexto social y humano mucho más complejo que lo que se diga que es el punto de llegada del proceso de desarrollo. Pues de lo contrario podríamos caer en el error de pensar que desarrollo es mera técnica de ingeniería social y no un compromiso con una concepción espiritual del mundo; ya que nos desarrollamos hacia lo que creemos que es deseable.
Perelman, CH y Olbrechts-Tyteca, L. (1989). Tratado de la argumentación. La nueva retórica. (J. Sevilla Muños). Madird, España: Gredos. (El trabajo original fue publicado en 1958).
Gallie, W. B. (1998). Conceptos esencialmente impugnados. (G. Ortiz Milán, Trad.). México D. F., México: Universidad Autónoma de México. (El trabajo original fue publicado en 1965-1966).
Medina, E. (1976). Latin America in the possible scenarios of Détente. CEPAL REVIEW, second half of 1976, 9-92.
Bibliografía
Perelman, CH y Olbrechts-Tyteca, L. (1989). Tratado de la argumentación. La nueva retórica. (J. Sevilla Muños). Madird, España: Gredos. (El trabajo original fue publicado en 1958).
Gallie, W. B. (1998). Conceptos esencialmente impugnados. (G. Ortiz Milán, Trad.). México D. F., México: Universidad Autónoma de México. (El trabajo original fue publicado en 1965-1966).
Medina, E. (1976). Latin America in the possible scenarios of Détente. CEPAL REVIEW, second half of 1976, 9-92.